Un articulo de: @resurreccion_93
La barrera idiomática cuando vives en un país extranjero te dificulta a la hora de expresar una idea concreta. Tienes una idea clara en la cabeza pero no consigues encontrar la palabra en el otro idioma con la cual definir el concepto en su exacta acepción en el contexto específico. Me ha pasado recientemente que en una conversación coloquial con un ucraniano no conseguía hacerle entender que era tener poca vergüenza, aunque su español es bueno no llegaba a captar el término. Empecé a ponerle ejemplos:
Poca vergüenza sería ver a Otegi dando clases en la facultad de ética sobre el respeto a la vida de los otros, oírlo denunciar el asesinato como algo vil y abyecto, pero este hombre no sabía quién era Otegi. Puse otro ejemplo, poca vergüenza sería oír a Jordi Pujol hablar sobre honestidad, oírlo denunciar el hecho de quedarte con el dinero que no es tuyo y llevarlo a paraísos fiscales, este ucraniano tampoco conocía a Pujol. Busqué y encontré un tercer ejemplo, poca vergüenza sería oír al presidente Rajoy criticar a Trump por su ley de fronteras mientras mantienes alambradas con cuchillas en las fronteras de Ceuta y Melilla, pero este hombre no conocía Ceuta y Melilla.
Mi cabeza se quedaba en blanco, no encontraba ejemplos claros que el pudiese entender y de repente ¡Click! Se me encendió la bombilla.
Poca vergüenza es llevar ¡65 jornadas! de campeonato liguero con tan sólo un penalti en contra y quejarte de los árbitros, poca vergüenza es tener el record de penaltis a favor ¡19! y clamar contra los árbitros. Poca vergüenza es haberte llevado un punto en Anoeta porque al equipo de casa no le conceden un gol fantasma que era legal a todas luces y montar el 2 de Mayo porque una acción similar en tu contra en el Villamarín no te permite llevarte los 3 puntos. Poca vergüenza es reclamar expulsión por agresión de un contrario por un codazo en la disputa de un balón en San Mamés en la Copa, cuando tu delantero centro es el salvaje caníbal más violento que existe y que no debería terminar la mitad de los partidos que juega. Poca vergüenza es señalar al presidente de la LFP, desautorizándolo por su condición de madridista, cuando has sido tú con tu voto el que lo ha refrendado en su puesto, mientras el Madrid votaba a otro candidato y más poca vergüenza aún acusarlo de ser el culpable de una paranoica persecución arbitral cuando la LFP no tiene ninguna responsabilidad en ese apartado, obviando que esa responsabilidad recae en la RFEF donde es vicepresidente un personaje como Gaspart que se ha declarado abierta y furibundamente antimadridista y capaz de hacer lo que sea necesario para perjudicar al Real Madrid.
Poca vergüenza es coaccionar a los árbitros con los cuales en la anterior temporada jugaste en superioridad numérica más de ¡300 minutos! Y que a eso sumaron el record de penaltis a favor ya mencionado y los mismos que solamente te han pitado un penalti en contra en los últimos ¡5850 minutos! Y que a pesar de todo eso ganaron el campeonato por un solo punto después de que tu rival tuviese que jugar contra 10 durante ½ hora en el último enfrentamiento directo de esa temporada. Poca vergüenza es denunciar favoritismo al Madrid, o liga adulterada antes de que termine cuando en el único enfrentamiento directo entre ambos esta temporada al Madrid con 0-0 se le escamotean 2 penaltis flagrantes y se les concede a ellos un gol en fuera de juego que supone el 1-0 y aun así eres incapaz de ganar. Poca vergüenza es denunciar que te privaron de 2 puntos contra el Málaga cuando el colegiado extiende el partido en la 2ª parte ¡8 minutos! hito de prolongación en partido de liga en el futbol reciente. Poca vergüenza es reclamar manos en un partido de liga en Villarreal cuando en el mismo partido tú cometes la misma infracción y cuando el más bocazas de tus centrales utiliza esa parte del cuerpo más que los jugadores de tu sección de baloncesto, y por ejemplo en Londres aún recuerdan como sólo por esta infracción se privó al Chelsea de 2 penaltis que hubiesen impendido el sextete del que tan orgullosos están.
Podría seguir con los fueras de juego y los penaltis no señalados en campos de equipos estúpidamente antimadridistas que sólo lloran como meretrices cuando se enfrentan al Madrid (pero que se jodan en su pecado llevan la penitencia estos losers), pero creo que si sigo haciendo inventario de poca vergüenza tendría que llegar hasta el año 92 principio de esta desvergüenza, de este sonrojante contubernio entre la Farsa, Villar y Sánchez Arminio y que se inició con el atraco en Tenerife que costó al Madrid, allí sí, una liga que tenía ganada hasta el minuto 45 de la 1ª parte del último partido del campeonato. Desde entonces hasta hoy, envuelto en mentiras sobre “Dream Teams” y “tikitakas” hemos padecido el mayor latrocinio que se recuerda en la historia del fútbol mundial. Pero han llegado a tal punto de desquiciamiento, que en su demencia, en su merma intelectual cargan contra el mismo estamento arbitral que ha sido su principal valedor en la consecución de 6 de los últimos 8 campeonatos ligueros. El colmo de la estulticia.
Cuando iba por el cuarto ejemplo, este ucraniano muy aficionado al futbol me dijo. “Ya entiendo, ya entiendo, no sigas. Haber empezado por ahí ¡poca vergüenza es Barça!” Asentí aliviado, al fin pude hacerle entender a que me refería y es que a veces los idiomas no son tan necesarios para entenderse con personas de otros países, existen palabras comunes en todos los lugares.
¡HALA MADRID… Y NADA MÁS!
P.D: Dejadme que me tome la libertada de invitaros a leerme sobre temas mucho menos importantes que el futbol en mi nuevo blog A contracorriente un punto de vista de la actualidad bastante transgresor.