El OjO Al Blanco del Real Madrid 96 – 92 Morabanc Andorra: El equipo de las dos caras

Una crónica de: @Javirodespi planetacb

Con el subidón que traíamos del partido del viernes, afrontar el partido contra Morabanc Andorra podía pasarnos un poco de factura, y lo cierto es que fue así, pero no solo por el conjunto blanco que sudó tinta china para llevarse la victoria, prórroga mediante, sino porque delante tuvo un conjunto que venía a llevarse en el bolsillo su clasificación para la Copa del Rey y le faltó muy poco para conseguirlo. Éste nuestro OjO Al Blanco, donde vimos al Madrid de las dos caras.

Ambiente tranquilo con descansos incluidos

El ambiente que se respiraba en el Palacio estaba muy lejos de la atmósfera del viernes, no solo porque hubiera menos gente, con 8.295 almas que poblaban las gradas, sino porque algunos desconocían que este Morabanc Andorra venía con ganas de llevarse un billete para la Copa y más de uno soltaba comentarios de «por fin toca partido fácil hoy» con un Taylor más Thompkins fuera de convocatoria. Sin embargo, el destino guardaba un encuentro muy incierto.

Lo que parecía que iba a pasar

Andorra cuenta casi todas sus salidas como derrotas, además con resultados adversos importantes, pues así parecía que iba a pasar hoy en los primeros compases del encuentro, un Burjanadze que se cargaba con dos faltas, Llull que ponía un ritmo más rápido que el rival y un marcador que empezaba a coger distancias con 18-10, hacía presagiar un partido tan tranquilo que veíamos a mucha gente recostada en asientos en que, ni siquiera, los tres triples consecutivos de Andorra que arreglaron el primer cuarto con 26-21 invitaba al pesimismo.

Malo, horrible, nefasto

El Real Madrid se tomó el segundo cuarto como una especie de «reposo activo», los jugadores que estuvieron en cancha no defendieron, no atacaron, no eran conscientes de que enfrente tenían un rival y simplemente se dejaron llevar por el ritmo de juego que puso un Morabanc Andorra fiel a su estilo, que jugó de tú a tú a los blancos con salidas rápidas de contraataque, defendiendo con garra cada posesión y logrando ventajas que superaron los 14 puntos y que dejó a los blancos con unos paupérrimos 7 puntos conseguidos y un -3 de valoración sumando a todos los que jugaron. Casi podemos decir que los once puntos de desventaja al descanso eran gloria bendita para los de Laso viendo méritos de unos y otros.

Salida en tromba, pero…

Si hubo lasina o no en el descanso, pues nunca lo sabremos, lo que sí pasó fue que el Madrid planteó otra cara en la reanudación con una consigna clara, defender todo lo que no se había defendido, aumentando mucho la presión en las líneas de pase y mostrando más confianza en ataque, con dos hombres básicos: Maciulis y Carroll se encargaron en estos primeros compases de poner las piedras de la remontada ante un Andorra que seguía confiando ciegamente en Shermandini y que nos recordaba a ese de las grandes actuaciones en CAI. El problema fundamental es que Andorra no se asustó y siguió jugando igual que cuando iba ganando por 14, es decir, de tú a tú a los blancos y sin muestra de amilanamiento, con lo que la remontada no existía, sencillamente, porque el Real Madrid no se había puesto por delante en ningún momento.

¿Qué te pasa Randolph?

Quizás la mejor valoración de cómo fue el encuentro de los blancos estuvo personalizado en Randolph, que sigue bajando enteros a cada partido que pasa y no sabemos el motivo, Laso sigue confiando en él a pesar de la tremenda competencia que hay en su puesto y debe pensar que se puede recuperar para la causa, pero se le encuentra timorato en el tiro, prefiere pasar a lanzar en posiciones francas y demuestra mucha falta de confianza, esperamos que todo vuelva a su cauce pronto porque vino como jugador de grandes noches y, por ahora, nos lo ha demostrado a cuentagotas.

La vieja guardia pretoriana, a escena

Con el partido convertido en una moneda a cara o cruz, tuvo que salir la vieja guardia pretoriana a salvar los muebles, representados en tres hombres que se echaron el equipo a la espalda, empecemos con Rudy Fernández, clave para la remontada gracias, por fin, a puntos decisivos y pases medidos a los jugadores interiores, terminando con 15 puntos en su haber. Seguimos con Sergio Llull, figura clave en la prórroga a la que se vio abocada el encuentro  y donde anotó 12 puntos de sus 23 totales, pero sobre todo con esa sensación de que nadie le podía parar (amén de conseguir ser el mayor triplista en la historia del Real Madrid) y finalmente, Felipe Reyes, rebote decisivo cuando el partido iba dos arriba para los blancos y que fue capaz de sacar oro de una situación de ataque que podía haber significado una nueva prórroga que cargara el ya por sí terrorífico calendario.

Así terminamos hoy, con un Real Madrid que ha conseguido ser cabeza de serie en la Copa y con un Morabanc Andorra que, jugando como lo ha hecho hoy, no tendrá ningún problema en dar buena cuenta de Real Betis el próximo domingo y convertirse en el octavo equipo del KO. Nosotros descansamos un poco hasta el viernes que nos espera Maccabi pero, hasta entonces, por favor, mantengan la sonrisa aunque estén un poco cansados.