Una crónica de: @JAgilminguez
Día grande en Vitoria. El equipo local, con una urgente necesidad de puntuar para eludir el descenso de categoría, recibía al Real Madrid. Un Real Madrid que también necesitaba sumar los tres puntos si quería alargar la vida de la competición hasta las últimas jornadas.
Una mañana lluviosa dio paso a una agradable tarde que apuntaba a perfecta para la práctica del fútbol. La previa del partido nos dejó una gran convivencia entre ambas aficiones, que sólo se vio empañada por la aparición de una serie de (anónimos) carteles en el Casco Viejo de la ciudad contra Raúl Asencio. El joven canterano también tuvo que sufrir algún pitido desde el fondo donde se encontraban los seguidores locales más radicales. Unos pitidos que lejos de achantarle, parecen hacerle cada día más fuerte.
La afición blanca se había desplazado en gran número hasta la capital alavesa y en las gradas de Mendizorroza se pudieron ver mezcladas camisetas y bufandas de ambos equipos sin incidente alguno. Algo de lo que deberían aprender muchas aficiones y que debería ser lo normal en todos los campos de España.
El equipo blanco, hoy dirigido por Davide Ancelotti, saltó al césped con Courtois en portería, Lucas Vázquez y Fran en los laterales, Asencio y Rudiger en el centro de la defensa y con Tchouameni de pivote defensivo. Camavinga y Valverde hacían función de interiores y Rodrygo y Güller un poco más adelantados escoltando a Mbappé, que ejercía labores de delantero centro. Con la vista puesta en el decisivo encuentro del miércoles, descansaban Vini y Bellingham.
El partido comenzó con un Deportivo Alavés que desarrolló más intensidad que buen juego, en parte permitido por un (calamitoso) arbitraje de Soto Grado. El riojano les permitió una dureza excesiva. Sin embargo, esa intensidad no se tradujo en acciones de peligro. Lo intentó el equipo local principalmente por la banda defendida por Fran García, quien estuvo bastante errático en la primera parte, pero sus ataques solían chocar con Asencio y Rüdiger, quienes se mostraron infranqueables para los atacantes alaveses. Tchouameni dominó perfectamente su zona del campo y cuajó uno de sus mejores encuentros de la temporada.
Imagen: realmadrid.com
El pobre juego de ataque de ambos equipos se rompió con un balón largo a Güller, quien tras quedarse solo ante Owono, fue trabado por el guardameta. Una jugada que en otras ocasiones ha sido considerada penalti pero que, como suele ser habitual cuando se arbitra al Real Madrid, vuelve a cambiar el criterio arbitral.
Poco después, en un córner sacado por el Real Madrid, Asencio cabeceó a la red, pero vio como anulaban su gol ya que el árbitro interpretó que Rüdiger había obstaculizado al portero en su salida.
Güller, si bien no intervino demasiado en el juego de su equipo, sí que mejoraba cada jugada en la que intervenía. De este modo, de sus pies surgió el gol del Real Madrid. Un pase entre líneas a Valverde, que cede a Camavinga y dispara ajustado al palo consiguiendo batir por fin a Owono. Era el minuto 34.
Pero poco después, una absurda acción de Mbappé, pudo haber cambiado el devenir del encuentro. Realizó una peligrosa entrada sobre Antonio Blanco en el centro del campo, que fue sancionada con tarjeta amarilla. El VAR, en esta ocasión a cargo de Gil Manzano, llamó inmediatamente al árbitro, quien corrigió su decisión y expulsó al francés.
Si bien en otras ocasiones el equipo se había descosido al quedarse con un jugador menos, en esta ocasión se juntaron líneas y se vio a unos jugadores muy solidarios entre ellos, destacando especialmente Tchouameni y Camavinga. El dúo francés se hizo dueño y señor del centro del campo.
Imagen: realmadrid.com
Tras el descanso, el Real Madrid siguió en la misma línea mientras esperaba los ataques locales. Unos ataques que eran más producto de la voluntad que del buen juego. Intentó colgar balones a la portería de Courtois, pero la envergadura del belga y la solidez defensiva se encargaron de desbaratar las acciones.
Davide decidió refrescar al equipo. Dio entrada a Bellingham y Vini Jr. en lugar de Arda y Rodrygo. Una decisión acertada a la vista de lo sucedido después. Son dos jugadores mucho más adaptados a salir a la contra y en una acción de contragolpe, el brasileño cabalgaba en solitario hacia el área local, cuando Manu Sánchez entró con la plancha a la pierna del brasileño. Falta clara y roja de manual que Soto Grado volvió a obviar y tuvo que ser llamado nuevamente por el VAR para corregir su trabajo.
Con los dos equipos con diez jugadores, el encuentro entró en una fase de claro control blanco. Las posesiones de balón fueron mucho más largas por parte del equipo visitante y sin mayores incidencias se llegó a las postrimerías del partido cuando, en otro contragolpe entre Vinicius y Bellingham, el inglés, en lugar de ceder la pelota, decidió disparar desaprovechando una ocasión clarísima.
Pitido final y tres puntos que se lleva el equipo a Madrid, con la vista puesta en el miércoles, el día en el que todos esperamos que se abran las puertas del manicomio. Posiblemente el Real Madrid, no sea capaz en esta ocasión de levantar la eliminatoria, pero… ¿y si sí? No lo olvidemos, como dijo en su día Juanito: noventa minuti en el Bernabéu, son molto longo.