Una crónica de: @JAgilminguez
Saltó el Real Madrid la tarde del domingo al césped del Santiago Bernabéu para enfrentarse al Rayo Vallecano, conociendo el resultado del Atlético. El equipo ubicado en San Blas, no había podido con el Getafe de Papá Bordalás, pese a contar con uno de sus mejores efectivos durante la presente campaña (el colegiado Cuadra Fernández), quien junto a Figueroa Vázquez en el VAR les regaló un penalti inexistente a pocos minutos de la finalización del encuentro. Ni aun así fueron capaces los colchoneros de imponerse al equipo del sur de la Comunidad.
Carlo Ancelotti decidió dar descanso a dos de sus puntales en el equipo: Rüdiger y Valverde. En su lugar entraron Alaba y Lucas Vázquez. Una decisión lógica a la vista de los problemas físicos de ambos y el decisivo encuentro del próximo miércoles en el estadio Metropolitano. También decidió dar la titularidad a Lunin en la portería y Fran García en banda izquierda. El ya indiscutible Asencio, también fue parte del once inicial. Tchouameni, Modric y Bellingham ocupaban el centro del campo y los tres mosqueteros formaban en ataque, si bien la ubicación de Rodrygo durante el partido se correspondió más con un esquema de 4-4-2 que del 4-3-3 habitual del principio de temporada.
Con carácter previo, se guardó un riguroso minuto de silencio en recuerdo del médico del FC Barcelona, fallecido en el día de ayer y que impidió que se disputase el partido del líder.
Comenzó el encuentro con unos Vinicius y Mbappé completamente enchufados. Nada que ver su actitud con la de los dos últimos partidos, donde tuvieron unas actuaciones más bien grises. Y nada más comenzar, primera acción polémica. Penalti de los que ahora llaman “residuales” sobre Vinicius, pero que esta vez (a diferencia del de Tchouameni sobre Lino o del de Camavinga sobre Budimir), no se pitó. Tampoco vimos las numerosas repeticiones que nos ofrecen en otros casos, con lupa incluída.
Fruto del buen inicio blanco, llegaría la primera gran oportunidad del Real Madrid en el minuto 14. Un pase en profundidad de Tchouameni (gran partido del francés, algo que ya viene siendo habitual) a Rodrygo, acaba con un centro que remata Vinicius y que acaba en la base del poste derecho de la portería del Rayo, tras desviar su portero Batalla el balón con la yema de los dedos.
Imagen: realmadrid.com
El equipo vallecano planteó un partido serio, con una buena defensa, ayudada por un árbitro (Hernández Maeso) bastante benevolente en el aspecto disciplinario y no renunció al ataque en ningún momento. Sin embargo, su acción más peligrosa vino de una mala cesión de Asencio a Lunin, que a punto estuvo a de costar un gol al equipo merengue. Poco después, Lunin tuvo que emplearse a fondo a disparo de Ratiu, evitando el gol visitante. El equipo de Iñigo Pérez había llegado al Bernabéu a competir y en ningún momento quería ser una mera comparsa.
En el minuto 30 de partido, una arrancada de Mbappé por banda izquierda tras pase de Vinicius, provoca que el francés quede en posición de disparo en la esquina del área. El galo no desaprovecha la ocasión y abre el marcador con un buen gol.
Respondió Embarba dos minutos después para el Rayo, pero Lunin detuvo su disparo y acto seguido llegó la jugada del partido, la obra maestra que firmó Vinicius Jr. en el minuto 34, donde encara a varios defensores rayistas, gira sobre sí mismo, gambetea y logra batir al guardameta visitante. Ese tipo de jugada que justifica el pago de una entrada.
Eran los momentos más vertiginosos del equipo local, con el Rayo aguantando las embestidas como buenamente podía y a punto estuvo Mbappé de finiquitar el encuentro en un disparo que desvió batalla.
Imagen: realmadrid.com
Cuando todo parecía decidido en esta primera mitad, el Rayo, que nunca bajó los brazos, logró recortar distancias merced a un gran disparo de Pedro Díaz, que tras dar en el travesaño, se introducía en la portería del meta ucraniano del Real Madrid, metiéndose nuevamente en el partido. Hubo que recurrir al VAR antes de dar validez al gol. Con el uso de la tecnología del “ojo de halcón” no hubiese existido ninguna duda, pero la LFP prefiere gastar el dinero en otro tipo de conceptos, antes que en una tecnología que se ha demostrado tremendamente útil allá donde se ha puesto en marcha.
La segunda parte comenzó con el Rayo intentando inquietar la meta madridista. Mientras tanto, en el equipo blanco daba la sensación de que los tres atacantes hacían la guerra por su cuenta. Con Bellingham muy apagado, era Modric quien se encargaba de crear todo el fútbol en el centro del campo. Mientras, en defensa, con un Asencio bastante más nervioso de lo habitual, es de destacar la labor de Alaba, uno de los jugadores más inteligentes que pueden pisar hoy en día el césped de un terreno de juego. Si bien el físico y el estado de forma no le acompañan de momento, su experiencia y colocación en el campo, suplen esas carencias.
Mbappé, que fue de más a menos durante el partido, erró una oportunidad clarísima en el minuto 54. Poco después, una gran acción de Tchouameni (colosal también en la segunda mitad), robando un balón en el centro del campo, permitió a Vinicius plantarse en solitario en el área rival. Fue derribado, pero el árbitro decidió señalar un más que dudoso fuera de juego en el inicio de la jugada. Aún seguimos esperando una repetición fiable de la misma.
Con el equipo pensando en el partido de Copa de Europa, Ancelotti optó por unos cambios conservadores. Dio entrada a Valverde por Rodrygo y a Camavinga por Mbappé para aportar solidez al centro del campo, ya que durante muchos minutos se veía más cercano el empate del Rayo Vallecano que la sentencia del equipo local. Álvaro García estuvo a punto de lograrlo con un gran disparo que logró atajar Lunin. En la jugada siguiente, un gran centro de Modric, sería desaprovechado por Vinicius. El delantero brasileño, si bien realizó un gran partido, estuvo fallón de cara a puerta, en líneas generales, con la excepción de su gran gol.
El arbitraje en esta segunda parte fue un reflejo de lo que es en general el arbitraje en España: horrible. Como viene siendo habitual, y para sorpresa de nadie, el Real Madrid, que realizó muchas menos faltas que su rival, acabó con más tarjetas amarillas. Pero dicho arbitraje no puede enmascarar una segunda parte muy floja del Real Madrid. Un partido que apuntaba a goleada en su primera media hora, finalizó con el equipo encerrado en su propio campo después de entregar el balón al Rayo Vallecano durante el tramo final del encuentro y que solamente hizo lo justo y necesario para sumar tres puntos más, que le colocan nuevamente (a falta del partido aplazado del FC Barcelona), en lo más alto de la tabla clasificatoria.