Una previa de: @luismanper

Uno de los mantras que ha repetido Ancelotti una y otra vez durante toda la temporada es que había que llegar vivos a primavera en todas las competiciones sea como sea, y su propósito se ha cumplido porque estamos a finales de febrero y el Real Madrid está colíder en Liga tras sumar 2 puntos de los últimos 9, en octavos de final de la Champions donde nos enfrentaremos en marzo al Atlético de Madrid y en semifinales de Copa del Rey donde jugamos la semana que viene la ida contra la Real Sociedad y la vuelta la disputaremos la primera semana de abril contra el equipo donostiarra.

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Así que el objetivo mínimo de la temporada para ganar títulos que es llegar a primavera con opciones de luchar por todo está conseguido (no sería la primera vez que a estas alturas de temporada ya estamos fuera de la pelea), sin embargo ahora falta lo más difícil que es materializar esas opciones en la realidad y en Liga eso pasa por ganar mañana al Girona por lo civil o por lo criminal, que diría Luis Aragonés.

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Para romper esa mala racha que nos ha tenido sin ganar en Liga durante todo el mes de febrero, Ancelotti pierde a Bellingham por la sanción derivada del partido contra Osasuna pero recupera para la Liga a los centrales Alaba y Rudiger, aunque ya reaparecieron en la goleada al Manchester City del partido de Champions del pasado miércoles. Ancelotti ha dejado la puerta abierta a las rotaciones tan necesarias para algunos futbolistas como Valverde que jugó contra el Manchester City infiltrado ante la ausencia de laterales derechos, quizá la recuperación de la lesión muscular que sufrió Lucas Vázquez en el derbi liguero contra el Atleti permita al charrúa descansar por una vez, también puede rotar Ceballos que esta mañana tuvo un leve problema de tobillo en el entrenamiento, por lo que se presume un once formado por Courtois en portería, Lucas Vázquez y Fran García en los laterales con Asencio y Rudiger como centrales, Tchoaumeni y Camavinga en el mediocampo, con Brahim y Rodrygo en los extremos y Vinicius y Mbappé en la delantera.

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Tras una semana de enorme polémica arbitral alrededor de los negocios del árbitro que expulsó a Bellingham en Pamplona, el encuentro de mañana será arbitrado por Cuadra Fernández, cuya simpatía por los colores rojiblanco es vox populi, mientras que en el VAR estará Melero López, que fue el árbitro que en el Barça-Rayo del pasado lunes pitó un penalti por agarrón a Iñigo Martínez tan claro como otros agarrones que hubo en el área culé que no sancionó, así que desde luego los antecedentes arbitrales no son los mejores, pero como el ámbito arbitral es cosa de Nilo Campo, y como últimamente viene entretenido llegándose a hablar hasta de amenazas de huelga, a mí solo me queda desear que el Real Madrid rompa de una vez por todas su mala racha liguera, vuelva a la senda de la victoria y sea capaz de disputar la competición doméstica hasta el último partido, cumpliendo la predicción que hacía Carletto en la rueda de prensa previa al partido de mañana, buena noticia sería que el Real Madrid volviera a cumplir la profecía de su entrenador, porque ya sabemos por experiencia de otras temporadas que en las últimas jornadas puede pasar de todo. Y de todo es de todo en el más amplio sentido de la palabra.