Una crónica de: @OlgaUnMundo
Los martes y los miércoles noche están llenos de magia. Son noches de Champions. La competición reina y con la que el Real Madrid tiene una historia de amor perfecta, larga y duradera.
Qué diferencia es jugar en Europa. Sientes paz. Tranquilidad. Puedes disfrutar realmente del juego sin preocuparte de que te vayan a robar hasta los pelos de la nariz.
Sí, lo sé. Hay muchos partidos que los sufrimos porque están muy competidos y se resuelven muchas veces en los últimos minutos de manera épica aumentando los ingresos de los cardiólogos. Pero ya me entendéis.
Además, hoy el Real Madrid ha hecho un excelente partido. Desde que empezó el año, el equipo va en clara progresión, pero en los últimos partidos está jugando muy bien, superándose en cada uno de ellos. Y el de hoy ha sido excelente.
Y es que, después de 3 atracos consecutivos, el último de ellos absolutamente salvaje, con una serie de situaciones totalmente esperpénticas que te quitan las ganas de vivir, pues encontrar un remanso de paz así te da una felicidad infinita.
Situaciones locas como que es el entramado arbitral el que quiere hacer una huelga. Porque se sienten atacados. ELLOS. A ti te joden 7 puntos por la cara y encima la cupa es tuya. Te pegan un tiro y el que va a la cárcel eres tú. España. Qué país.
La cosa es que jugar en Europa te devuelve las ganas de creer, la ilusión…Y es que nada se compara a un partido grande de eliminatoria de Copa de Europa. Llegan las 19:30 y tu cuerpo lo sabe. Sientes cosas. Mariposas en el estómago. Sensaciones inguinales. Enciendes la televisión y ves las calles de Madrid a rebosar mientras ven pasar al autobús con los jugadores del Real Madrid. Y la llegada a la Plaza de los Sagrados Corazones. La busiana. Pfffff. No voy a decir lo que me produce porque es un lenguaje totalmente inapropiado que ahora mismo no procede.
Me pregunto qué debe sentir la gente que está ahora mismo ahí. Me lo imagino. Traspasa la pantalla y me llega a mí. Se forma una comunión completa. Y también pienso en lo que deben sentir los jugadores. Especialmente Mbappé, que era su primera busiana.
Imagen: realmadrid.com
El enemigo se hace pequeño. Pánico escénico. No es para menos. Yo no querría verme en su lugar. Imaginad Haaland. Ha visto que jugaba Rüdiger y ha decidido bajarse del barco. Otra vez no. Pep dirá que estaba tocado, se inventará mil excusas para decir que es que querían tener más el balón y por eso no lo ha puesto…Memeces. El vikingo podía jugar perfectamente, aunque hubiera sido unos minutos, necesitados de gol como estaban.
Salió intenso el Madrid, siempre muy bien posicionado. Aún no habíamos encendido el televisor y ya se vino el primero de la noche.
Minuto 4 y una genialidad de pase de Raúl Asencio le da una asistencia de oro al 9 francés, que remata con un golazo. Qué jugador el canario. Titular indiscutible en la defensa. Jerarca. Con personalidad. Todo lo hace bien. Defiende, cubre, lee muy bien el juego, sabe adelantarse a él, incluso organiza. Y qué pases da, papito.
Kylian Mbappé se reivindica. Pero esto sólo era el principio de una noche de disfrute absoluto. La noche de San Valentín verdadera. Nada del 14 de febrero. Era hoy. Y nuestro gran amor nos tenía preparada una velada inolvidable. No sólo para nosotros. Guardiola y los suyos tendrán una noche complicada hoy. Por no hablar de los antis.
Y Zidane viéndolo todo desde la grada. ¿Podía mejorar? Pues sí.
El Real Madrid jugaba con mucha confianza. Se gustaba, pero no era como esas veces que se recrea en el disfrute innecesariamente. No. Esta vez, el Madrid dominaba a placer con un juego serio, vertical, con profundidad y siempre con intención de hacer más y más sangre.
Minuto 20 y el Rey de Europa tiene sometido al Manchester City. Con este panorama, el segundo gol seguramente no tardará en llegar.
Hoy todos muestran un nivelazo gigantesco. ¿Qué tendrá esta competición? ¿Qué pasa cuando se acerca la primavera? ¿Es el polen? ¿A la gente le causa alergia y al Madrid lo convierte en una bestia?
Imagen: realmadrid.com
Tchouaméni, tan señalado en tantos y tantos momentos de la temporada, muchas veces justificadamente, pero otras no tanto, en su posición natural, ha hecho un partidazo. Rodrygo en modo Dios. Vinicius, siendo Vinicius. Que estaba mal, que había que venderlo decían. Mbappé empapándose de lo que es una noche grande de Champions en el Bernabéu. Un saludo para aquellos que decían que no valía y que sus mejores partidos ya los habíamos visto. Ceballos desplegando un juego magnífico, siendo dueño y señor del medio campo, ordenando y filtrando pases muy inteligentes. Bellingham. Qué decir del gentleman inglés. Hasta Mendy ha hecho un buen partido, aunque es cierto que el gol de City es culpa suya, pero da igual.
Como era de esperar, el segundo gol no tardó en llegar. Minuto 33. Pase excepcional de Rodrygo y Kiki de nuevo enviando el balón al fondo de la red para disfrute del Bernabéu y del madridismo universal. Del sociológico no tanto. Por lo que sea.
La segunda parte fue un espejo de la primera. Sorprendentemente. Muchos esperábamos un Madrid más relajado. Con un marcador tan abultado en conjunto (con el 2-3 de la ida más el 2-0 de hoy, la eliminatoria quedaba en 2-5 o 5-2. Como queráis verlo), pensamos que el equipo blanco bajaría las revoluciones. Pero ni hablar.
En algún momento el City apretó. Pero no llegó ni a enseñar los dientes. No dio sensación de peligro apenas. Estando tan necesitados de gol, parecía que el que tenía que ir a por el partido era el actual campeón de Europa.
El tiburón huele la sangre y no deja de atacar y asestar dentelladas. Qué disfrute. Qué espectáculo. Qué maravilla. Así sí. El mejor partido de toda la temporada sin duda. Y sin Negreiras. Qué descanso, tú. Qué placer. Y es que ver a un otrora gigante tan herido, tan ninguneado, sometido y, por qué no decirlo, sodomizado, es orgásmico. Eso y ver el sufrimiento palpable de Guardiola.
En el minuto 60 se consuma la grandeza. El 3 a 0. Primer hattrick de Mbappé en Europa con la camiseta blanca. El Madrid se pasea por el césped desnudo. Ilegal lo del equipo hoy. Obsceno incluso. Haciendo las delicias del Bernabéu y de todo madridista que esté viendo el partido. De todo amante de este deporte tan bonito como es el fútbol.
Con el partido tan controlado, es momento de cambios. Pero Ancelotti aún quiere esperar un poco más, llevando al límite a jugadores que ya llevan un tiempo avisando que les falta poco para romperse.
No será hasta el minuto 77 que hará un doble cambio para dar descanso a Kiki y a un excelente Ceballos por Brahim y Camavinga. ¿Y por qué no Endrick y Güller? Ay, este italiano…
Imagen: realmadrid.com
Cuatro minutos más tarde un nuevo cambio: Entra Modric para sustituir a un excelente Aurelién Tchouaméni. El Bernabéu en pie para rendir una apoteósica ovación y muy merecida al francés, al que otras veces le han caído algunas pitadas. Sabe reconocer bien el trabajo y la entrega el templo blanco. Ovación enorme también para la leyenda que es y siempre será Luka Modric.
Minuto 82 y el Real Madrid no se cansa de generar peligro y de desplegar un buen juego. No se conforman con el resultado. Quieren más. Esto es lo que le pedimos. No quieres cerrar los ojos porque te da la sensación de que, si parpadeas, te pierdes cosas.
Pero cuando eres tan superior es fácil cometer un error y el City también juega. Un despiste ha servido para que el equipo celeste (hoy de color grana) meta su gol del honor. No podría ser otro jugador que Nico, el exjugador blaugrana. Pero sin más.
Últimos minutos para agotar la ventana de cambios y darle un tiempo muy escaso a Alaba y Endrick que han salido por Vinicius y Valverde.
Cuatro más de añadido y final.
Una gran noche, sí señor. Pero esto son sólo dieciseisavos. Tenemos que esperar al sorteo para ver si tenemos que enfrentarnos al hermano pequeño del Corruptos FCB (El Atlético de Madrid) o bien, al Bayer Leverkusen, un equipo que juega muy bien y que tiene el aliciente de tener en su banquillo al que, con toda probabilidad, será el próximo entrenador del Real Madrid.
Lo bueno de verdad empieza ahora.
¡HALA MADRID Y NADA MÁS!