Una crónica de: @OlgaUnMundo

Noche de Champions. El Santiago Bernabéu se viste de gala para su competición fetiche y los espectadores, tanto los afortunados de dentro como los de fuera, ponemos atención en el teatro de los sueños donde todo es posible.

La goleada era necesaria. Los malos resultados del Real Madrid en Europa con las derrotas ante Liverpool, Milán y Lille nos habían puesto en una situación comprometida. Era vital ganar este partido, así como lo es también contra el Brest, pero no sólo eso, sino que además hacerlo por goleada para escalar puestos en la posición.

El sistema elegido por Carlo Ancelotti fue el 4-3-3. Un sistema que a mí no me gusta particularmente porque solemos perder presencia en el centro del campo. Lo cierto es que es falso, porque finalmente se acaba convirtiendo en un 4-4-2, ya que Rodrygo Goes suele bajar bastante al centro.

La falta de Lucas Vázquez por sanción situaba a Valverde en el lateral derecho, Asencio y Rüdiger de centrales y Mendy a la izquierda. El centro del campo lo ocupaban Modric, Ceballos y Bellingham y arriba el tridente letal: Vinicius, Mbappé y Rodrygo.

Los primeros minutos del actual campeón de Europa no fueron buenos. Salieron con la caraja habitual, tan incrustada en nuestro ADN (igual que las remontadas) y que nos podría haber costado algún susto si hubiera habido más definición por parte del Salzburgo.

Había dominio por parte del equipo austriaco pero el Madrid defendía bien. A pesar de Mendy, que definitivamente no puede seguir jugando como lateral izquierdo. Otro partido malo del francés.

Imagen: realmadrid.com

Poca presión por parte del equipo local y muy buena recuperación del visitante que además presiona alto.

Pasados los 15 primeros minutos, el Real Madrid empezó a carburar. Empezó a llegar forzando córners pero sin profundidad. El centro del campo no estaba muy cohesionado y eso permitía que el Salzburgo se sintiera cómodo para llegar al área de Courtois.

En el minuto 22 comienza la fiesta. Una contra de manual del Madrid en la que interviene Vinicius, Bellingham se adelanta y la pasa a Mbappé, que le asiste. El inglés no puede controlarla bien, pero la desvía a Rodrygo, que marca con el balón entrando cruzado en la portería.

Aún así, el equipo merengue no acababa de despuntar. Sí tenía el control, pero seguía estando impreciso y concediendo espacios al Salzburgo.

Lo que sí es descomunal es Bellingham. Qué pedazo de jugador. Es magistral.

En el minuto 34 llega el segundo por asistencia de Bellingham. Ceballos se asocia con él, que mete un precioso taconazo para que Rodrygo marque un golazo con una definición preciosa. Una belleza de gol.

Imagen: realmadrid.com

Esto demuestra que no hace falta hacer mucho cuando hay tanto talento junto. Y el brasileño, que suele ser muy criticado, está en un gran momento desde hace ya varios partidos.

Un poco antes del descanso hacen una falta a Vinicius por la que protesta y se lleva una amarilla que le lleva a perderse el partido contra el Brest. Hay gente que dice que es un piscinazo (principal motivo por el que se gana la amonestación) y otra que por lo mismo pitaron ayer penalti al Barça contra el Benfica. Pero os lo analizará mucho mejor nuestro experto Nilo en su crónica arbitral.

Primera parte buena del Madrid, que fue mejorando considerablemente con el paso de los minutos. Bellingham el mejor y un gran Rodrygo, pero también muy bien Ceballos, Modric y Mbappé.

La segunda parte no dejó tregua y pronto llegó el tercer gol. La jugada la inicia Thibaut Courtois pasándola con la mano a los pies de Valverde, que saca el balón y se asocia con Rodrygo. Éste la pasa a Mbappé. El portero consigue interceptarla con los pies, pero comete un grave error. La bestia parisina, que está en un momento excelente, lo regatea, haciéndose con la redondita y marca a placer en la portería vacía. Una genialidad de Kylian que enamora al respetable.

A partir de aquí, ya con un 3-0, el partido se convierte en un monólogo del Real Madrid.

Minuto 54 y un pase de escándalo de Luka Modric, de una calidad de la que sólo él es capaz, cae en los pies de Vinicius. Regatea delante de la portería y marca el cuarto gol para el equipo madrileño. Un Vinicius que, para mucha gente, “no estaba haciendo nada”. Es cierto que no está en su mejor momento y ha fallado hoy alguna ocasión clara, pero siempre es importante. Nadie concibe no invitarle a la fiesta.

Imagen: realmadrid.com

Se gusta el Madrid. Interesa una goleada para subir puestos en la clasificación. Así que seguimos.

Ancelotti escucha nuestras plegarias y en el minuto 63 hace los primeros cambios. Güller y Alaba por Jude y Rodrygo. Gran ovación para los cuatro. Con la entrada de David Alaba, Raúl Asencio pasa al lateral para que Valverde pueda ir al centro del campo.

En el minuto 70 se produce la otra ventana de cambio. Saca a Goes y Mbappé, a los que hay que preservar, para que se luzcan Arda Güller y Endrick.

Y los 20 y pocos minutos de turcomío han sido un despliegue de calidad, como ya nos tiene acostumbrados. Lástima que tanto él como el brasiniño no se hayan llevado sus tantos como regalo.

En el minuto 76 llega el último gol para el Rey de Europa. Una jugada muy bonita en la que cabalga Valverde ascendiendo del medio campo al ataque para asistir a Vinicius, participada por Asencio, Güller y Modric.

Ancelotti decide agotar la ventana de cambios en el minuto 77 para que Jacobo Ramón, una de las joyas de la cantera, pueda saber lo que es jugar un partido de Champions en el Bernabéu para que Antonio Rüdiger pueda descansar un poco.

Imagen: realmadrid.com

El Madrid se sabe ganador absoluto y se permite un despiste que acaba con un golazo de Mads Bidstrup para el equipo austriaco. Un fallo general de toda la defensa que está ya de vacaciones.

Con un 5-0 es normal, pero demuestra que en Champions no te puedes permitir el lujo de dormirte.

Arda Güller posee un gran talento. Es preciso y sabe leer muy bien los partidos, viendo con facilidad el último pase. Sabe dónde tiene que colocarla y hacer que el Madrid siga creando peligro, aunque ya con menos intensidad. El Salzburgo también coge algo de carrerilla, pero no es suficiente para disminuir la abultada ventaja.

En éstas estamos cuando llega el pitido final. Fin de una noche de ensueño para los madridistas y de una pesadilla para los del Salzburgo.

Ahora, a la espera de conocer el resto de resultados para ver cuántos puestos ascendemos. Colarnos entre los 8 primeros va a ser casi imposible, pero el objetivo es quedar lo más arriba posible. Si goleamos al Brest, conseguiremos quedarnos cerca.

¡A POR TODAS! ¡HASTA EL FINAL, REAL!