CRÓNICA | ✍ Y VAN 9: REAL MADRID 3-0 PACHUCA

Una crónica de: @OlgaUnMundo

En una llamada “mala” temporada del Real Madrid, en sólo un período de 5 meses, ya hemos levantado el segundo título de la temporada. Dos títulos menores, sí. Pero títulos, al fin y al cabo, que otros clubes estarían cacareando cual cotorras si los hubieran conseguido. Precisamente esos clubes son los primeros que le dieron importancia una vez que los ganaron. Otros llevaban tiempo haciéndolo, pero de calladito. En fin, cosas. Además, sólo puedes jugarlos y tener opción a ganarlos si eres campeón de tu continente.

Y si miramos el año natural, éste sería el 5º trofeo después de ganar la Super Copa de Arabia (sí, lo he escrito bien porque no se juega en España y es un esperpento en sí), la Liga, la Champions, la Super Copa de Europa y, hace pocas horas, la Intercontinental.

Los más puristas dirán que no es verdad, que no tenemos 9 intercontinentales, sino que tenemos 4. A partir de 2005 se empezó a jugar el Mundialito de Clubes y se dejó de celebrar la Intercontinental. No importa. Tenemos 5 de éstas.

En 2025 se celebrará el famoso Mundial de Clubes con un formato diferente, pues ya no sólo lo jugarán los ganadores continentales, sino que habrá más equipos.

Se han debido poner nostálgicos y han decidido rescatar la Copa Intercontinental.

El Madrid podría ser el ganador de este primer campeonato histórico e, incluso, podría ser el primero en ganar la Intercontinental y el Mundial de Clubes en la misma temporada.

Soy el Real Madrid, ¿a qué quieres que te gane? Alguien podría ponerse muy socarrón y decirme que, en el femenino nada. Pero tranquilos, eso no tardará en cambiar.

Imagen: realmadrid.com 

Bueno, al lío que me desvío del tema. Que estamos de celebración.

El Real Madrid saltaba al césped del Lusail Stadium con la alineación esperada formada por Courtois en la portería, Lucas Vázquez y Fran García en los laterales, Rüdiger y Tchouaméni de centrales. El centro del campo capitaneado por Valverde, Camavinga y Bellingham y, arriba a Mbappé, Vinicius y Rodrygo.

El actual campeón de Europa no empezó el partido con demasiadas ganas. Muy imprecisos, sin control del balón y con muchas pérdidas. Un juego aburridísimo, con el que el Pachuca se encontró cómodo impartiendo un cierto dominio.

Los bostezos se sucedían y el ambiente gélido del estadio no ayudaba a entrar en el partido. Pero esto no es nuevo: en este tipo de partidos, siempre ocurre que el equipo europeo reserva un poco las energías para ser contundente más tarde. Aunque los equipos que llegan a esta final son buenos y han tenido que pasar varias eliminatorias en algunos casos, en general son claramente inferiores al rival europeo.

Eso no significa que no te puedan amargar la noche. No sería la primera vez que un equipo, a priori de menor calidad, nos ganan un título. Los que ya tenemos una edad, todavía nos acordamos de aquel aciago día en Tokio cuando el Boca Juniors nos venció con un doblete de Martín Palermo.

A partir del minuto 18, el Real Madrid fue poco a poco (muy poco a poco) subiendo el ritmo y empezando a tener más control sobre el juego. Al menos tenía más el balón, pero seguía la imprecisión, parecía que había un poco de apatía, de no querer esforzarse mucho. Mucho regateo, mucho sobar la pelota, pero poco rock & roll. En ese momento llegó un disparo de Lucas Vázquez con intención, pero sin fuerza, que atrapó el portero del Pachuca sin esfuerzo.

La parte buena es poder disfrutar del pedazo de jugador que es Jude Bellingham. Un partido así en el que la velocidad brilla por su ausencia, te brinda la oportunidad de fijar los ojos en él y ver cómo se desenvuelve por todo el campo. Su elegancia, su brillantez, cómo recupera, cómo crea… Es una maravilla. Y eso, que yo hasta ahora sólo he podido disfrutarlo en televisión. Los afortunados que habéis podido verlo en directo tiene que ser orgásmico.

Imagen: realmadrid.com 

Mbappé también estaba fino. Y Vinicius. El reciente ganador de el The Best, pues eso, estando a la altura: el mejor jugador del mundo. Haciendo sus cosas. Pero qué cosas, madre mía. El que todavía no quiera aceptar que no hay nada como él actualmente y que el siguiente, le queda muy lejos, es absolutamente ciego.

Y aún hay gente que dice que es que no le gusta porque se queja mucho. Yo lo tengo muy claro: Vinicius siempre en mi equipo.

Por fin, en el minuto 37 se inauguró el marcador con un buen gol de Kylian Mbappé. Una jugada de Bellingham, que ve el desmarque de Vinicius y éste da asistencia. Está recuperando sensaciones el francés. Venía de lesión (al parecer bastante leve afortunadamente, quizá sólo un susto) pero hizo muy buenos minutos. Se le ve más confiado, menos ansioso y eso hace que juegue con comodidad, lo que da resultado. En los tres últimos partidos ha sido así y parece que hay una evolución positiva. Esperemos que siga así. Aún le falta, pero estoy convencida de que llegará pronto a ser ese jugador que esperamos.

Tras el gol, los ánimos se vinieron arriba y se crearon varias oportunidades que tuvieron poco alcance.

La segunda parte empezó como la primera. Con el 1-0 y viendo que el Pachuca no mostraba demasiada mordida, el Real Madrid podía permitirse sestear de nuevo. Lo comprendemos, el calendario está plagado de partidos y las piernas llevan muchos kilómetros. Hay que gestionarse bien porque aún quedan muchos meses de temporada. Pero para el aficionado es un suplicio inmerecido.

Mientras el equipo merengue sesteaba, el mexicano empezó a jugar con algo más de intensidad, atacando por la derecha (nuestro punto más débil actualmente).

En el minuto 55 llegó el segundo, un golazo nacido de la bota de Rodrygo. Una jugada preciosa desde medio campo con un pase preciso, elegante, inteligente de Fede Valverde hacia Mbappé, que taconea y prepara para que el brasileño cañonee. 2-0.

Imagen: realmadrid.com 

En este momento se produjo una situación a la que, lamentablemente, estamos muy acostumbrados todos los madridistas en la liga truchera en la que tenemos que jugar.

El árbitro venezolano, Jesús Valenzuela, fue llamado por el VAR por un posible fuera de juego posicional. La sombra de la duda, un nubarrón oscuro como la noche, se instaló en nuestras mentes: “lo va anular. Lo anula”. Lo cierto es que Jude Bellingham estaba adelantado, pero ni toca balón ni interviene en la jugada de ninguna de las maneras. Incluso cuando ve que el balón vuela, se agacha dándose cuenta de que está en una mala posición.

Tras la correspondiente revisión, el colegiado dio gol. Estaba viendo el partido con mi madre y la mujer alucinaba con el arbitraje. “Ah, pero que lo va a dar como bueno”. “¿No podemos traer más como él?”. “Qué bien pita este árbitro y no como los nuestros”.

Y no, antis, no. No nos regalaron ABSOLUTAMENTE NADA. Es que no es eso lo que queremos. Lo que queremos es que nos piten justamente. Que no nos den nada, pero que tampoco nos quiten. DE UNA PUTA VEZ. Perdón por la palabrota, boss, pero tenía que decirlo.

Otra cosa que me hizo creer que estaba soñando fueron los cambios por parte de Ancelotti en el minuto 61. No en 857 como nos tiene acostumbrados. Bien por el italiano en este sentido. Salieron Mbappé y Camavinga (con algunos minutos tétricos) por Ceballos y Brahim que le dieron profundidad y frescura tanto al juego como al centro del campo.

El andaluz está haciendo muy buenos partidos y se ha vuelto a ganar la confianza del entrenador y de la afición. Al menos, de momento.

Hubiera estado genial cambiar también a Rüdiger, Valverde y Bellingham, con demasiados minutos en su tren inferior y que claman descanso. De hecho, veremos el inglés porque parece que está tocado. Pero en el minuto 69 salió Modric por Rodrygo, que también daba signos de fatiga.

Imagen: realmadrid.com 

Hubo alguna ocasión bastante clara del Pachuca, que entre la defensa y Thibaut Courtois pudieron atajar, a veces con alguna dificultad. Una de ellas por poco entra en la portería.

Otro jugador que también me gustó mucho ayer fue Fran García, otro gran señalado de la afición junto con Tchouaméni.

Con el 84 cumplido vino el tercer gol, esta vez de penalti. Idrissi, un viejo conocido para el equipo español, pues jugó en las filas sevillistas, derribó a Vinicius Junior en un claro penalti.

De nuevo, las dudas. Después del mangazo contra el Rayo Vallecano y los numerosos penaltis que por una cosa u otra no se pitan en la gran mayoría de los partidos que juega el Real Madrid en su liga doméstica, hace que tengas poca esperanza.

Pero el juez venezolano aplicó el reglamento libre de cargas negreiras y pitó la máxima pena. Vinicius fue el encargado de convertirla, aunque poco faltó para que lo fallara.

Y, como no podía ser de otra manera, los típicos cambios en el minuto 80 y largos. Esta vez le tocó el turno a Güller y Raúl Asencio, después de estar incomprensiblemente en el banquillo los tres últimos partidos. Buenos minutos de ambos, incluso probó un poco a Asencio de lateral derecho. Esperemos que lo pruebe más veces, porque al pobre Lucas Vázquez, al que queremos mucho, no le da.

Final del partido y otra copa más que va a parar a las vitrinas del Real Madrid, siendo de nuevo el máximo campeón con diferencia del siguiente.

Imagen: realmadrid.com 

De nuevo agrandando su historia.

Historia que tu hiciste, Historia por hacer. Y de ésta, aún nos queda mucha. De momento dos títulos de dos posibles. Veremos lo que nos depararán los próximos meses.

¡FELICIDADES, CAMPEONES! ¡HALA MADRID Y NADA MÁS!

 

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