Una crónica de: @luismanper
Tras la victoria en el campo del Atalanta del pasado martes que permitió al Real Madrid coger aire y reengancharse al play-in de la Champions, el partido de ayer en Vallecas parecía propicio para volver a ser líderes de la Liga, aunque sea solo por unas horas, pero el Real Madrid nos volvió a recordar que igual que somos capaces de sobreponernos a todo cuando lo tenemos todo en contra, somos especialistas en desperdiciar oportunidades cuando todo parece a favor, y es que solo desde el exceso de confianza unido a la enorme carga de minutos que nos ha llevado a jugar 4 partidos de máxima exigencia en 10 días, se puede explicar la caraja intolerable con la que el Real Madrid arrancó el partido.
Y eso que Ancelotti solo reservó a Vinicius para la Intercontinental que nos espera en Qatar el próximo miércoles, debido a que la importancia del partido contra el Atalanta obligó al brasileño a jugar los 90 minutos recién salido de una lesión, el italiano prefirió dejarlo en el banquillo en Vallecas para tenerlo fresco de cara al partido contra el Pachuca mexicano, por lo que el resto del once fue el de gala con Courtois en portería, Lucas Vázquez y Fran García en los laterales con Rudiger y Tchoaumeni como centrales, Valverde en el eje del equipo acompañado por Modric, Bellingham en la mediapunta quedando los extremos para Guler y Brahim y la delantera para Rodrygo.
Imagen: realmadrid.com
Sin embargo, salvo un destello de Arda Guler en el primer minuto nada más se vio del Real Madrid hasta que a la media hora iba perdiendo 2-0 encajando dos goles casi calcados, en el primero el segoviano Jorge de Frutos desbordó a placer a Fran García para acabar poniendo un medido centro al segundo palo que remató Unai López sin ninguna oposición colocándola lejos del alcance de Courtois y en el segundo tanto rayista un córner botado desde la misma zona, acabó con otro balón colgado al segundo palo y con otro remate a bocajarro del central Mumin, que la colocó mansamente al palo contrario sin que nada pudiera hacer de nuevo Courtois.
Mientras tanto, el Real Madrid solo se había acercado en una jugada en la que Rodrygo desbordó a su par, puso un pase raso al área pequeña que nadie remató, el balón llegó a Lucas Vázquez que la devolvió al área pequeña para que Bellingham fusilara, pero Arda Guler lo evitó metiendo la puntera para rematar él y enviándola fuera. Tras el segundo gol rayista, nuestro equipo se vio tan superado que solo pudo ser reanimado por un misil de Valverde a la cepa del poste que colocó el 2-1 en el marcador encontrando un hueco en la pobladísima defensa vallecano que solo vio él, y como si de un electroshock se tratara el Real Madrid empezó a combinar como no lo había hecho en el resto de primera mitad y cuando nos dimos cuenta, Bellingham había empatado el partido rematando de cabeza una fantástica asistencia de Rodrygo al punto de penalti, mandando al partido al descanso con un 2-2 que nos invitaba a pensar que ya llovía menos.
Imagen: realmadrid.com
Presagios que creímos confirmados, cuando a la vuelta de los vestuarios un trallazo de Rodrygo desde fuera del área rozó en un defensor lo justo para superar a Batalla y colocar el 2-3 en el marcador, que hacía pensar que lo más difícil estaba hecho, pero por si acaso Ancelotti sacó por fin a Vinicius en lugar de Brahim, y pocos imaginamos que el brasileño iba a ser más necesario que nunca para volver a desnivelar un empate que el Real Madrid concedió pocos minutos después cuando un disparo lejano de Lejeune fue despejado con apuros por Courtois hacia un costado, y en ese rechace el Rayo devolvió el balón a su central que se sacó de la manga un centro-chut que fue remachado por, el más listo de la clase, un Isi Palazón que solo tuvo que rozarla con la planta del pie para descolocar a Courtois y dejar el marcador en ese 3-3 que, a la postre, sería el resultado definitivo.
Y no sería porque el Real Madrid no intentara evitarlo, pues Ancelotti quemó toda sus naves haciendo reaparecer a Camavinga tras su lesión muscular en lugar de Modric, y después sustituyendo a Arda Guler y a Lucas Vázquez para dar entrada a Endrick y Ceballos, pero los ataques blancos (ayer grises) llegaban con más corazón que cabeza pues solamente Vinicius creaba peligro real, primero sufriendo un penalti catedralicio que el árbitro no vio y que el VAR prevaricó negándose a llamar al colegiado para que revise el tremendo patadón que Mumin propinó sin querer a Vinicius, y después con una clara ocasión en la que desbordó al defensa hacia fuera y fusiló sin contemplaciones un disparo que pudo rozar Batalla para marcar a córner, más tarde sería Endrick quien intentó marcar con un cabezazo de espaldas que atrapó sin problemas el cancerbero rayista y por último, fue el propio Vinicius quien tuvo la ocasión más clara del partido en pleno descuento, cuando en vez de rematar otra asistencia perfecta de Rodrygo al área pequeña, quiso dejarla mansa a Rudiger para que la empujara a puerta vacía, adelantándose un defensa para evitar el 3-4 y… menos mal, porque en la última jugada otro disparo desde su casa de Lejeune (esta vez de falta directa) tuvo que ser repelido por Courtois como buenamente pudo y afortunadamente Rudiger llegó antes que los delanteros para mandar ese balón a la conchichina cerrando un partido que se atragantó desde los primeros minutos, recordándonos a todos lo poco que necesita el Real Madrid para complicarse la vida.
Imagen: realmadrid.com
De momento se queda en la clasificación liguera a un punto del Barça y dos por delante del Atleti, que si ganan sus partidos de hoy le cogerá distancia uno y le adelantará el otro, quedando tercero a la espera del duelo directo de nuestros dos rivales del próximo fin de semana y con nuestros partidos pendientes ante el Sevilla el próximo domingo y ante el Valencia, en el partido aplazado por la terrible DANA que se jugará el 3 de enero para inaugurar el año 2025, para dilucidar como termina esa primera vuelta, en la cuál lo mejor que se puede decir del equipo es que a pesar de todas las adversidades sufridas, estamos vivos en la pelea por todas las competiciones… Que no es poco.