OPINIÓN | ✍ PROVOCADOR

Un articulo de: @rlopezg80

Este fin de semana, ha aparecido en los noticieros un caso de intento de asesinato a una persona por parte de un grupo de energúmenos en un centro de ocio del extrarradio de Madrid.

La persona en cuestión, un trabajador de una empresa externa que iban a hacer un trabajo de desinfección de plagas, desde que entró al local tuvo que soportar insultos y humillaciones por parte de esa gentuza, mientras nadie responsable del local decía ni hacía nada para controlar la situación. Al parecer, no era la primera vez que ese grupo hacía lo mismo con más gente, incluso han llegado al asesinato en más de una ocasión. Pero ahí siguen entrando como si nada cada fin de semana, con el beneplácito de la dirección del local, que no sólo no les niega la entrada al local y no les denuncia ante la policía, sino que es que son ellos quienes les facilitan entradas y hasta se les deja un cuarto para guardar sus cosas.

A los restantes asistentes asiduos a ese local no sólo no les importa su presencia, sino que se les aplaude y ríe sus gracias, pese a sus criminales antecedentes y sus comportamientos racistas y xenófobos.

El trabajador en cuestión, después de más de una hora aguantando, se le ocurrió contestarles, y éstos amenazaron con rajarle la garganta con una de las navajas que llevaban encima. Ante la escalada de tensión, se paró la música y la actuación durante un buen rato. No llegó la sangre al río, como ha pasado otras veces con ese grupo de indeseables, pero el altercado ha sido replicado en todos los canales de información.

Lo llamativo ha sido que la dirección del local, con su mánager al frente, lejos de echar de una vez por todas a ese grupo, están tratando de buscar al de la navaja (como si por intentar utilizarla fuese el único que llevara encima una), y tratando de echar la culpa al trabajador por contestar en una sola ocasión a los insultos y humillaciones que durante más de una hora tuvo que soportar, y ha emitido un comunicado en el que rechaza la violencia en el que ni menciona al grupo, sólo a individuos sueltos. El chiste se cuenta solo.

El responsable de ocio nocturno de la ciudad, presente en el local, dos días después aún no ha dicho nada, y la verdad es que ni está ni se le espera, pues está muy ocupado con cosas realmente importantes como por el ruido que, según los vecinos, hacen otros locales, y los diarios y radios están abriendo un debate sobre si habría que multar o no al trabajador por no estar suficientemente centrado en su trabajo y entrar a las provocaciones del grupo criminal.

Después de dos días, ya casi nadie habla de esa repugnante banda de asesinos, de sus insultos, de sus antecedentes y de por qué se les permite seguir entrando al local y compadreando con la directiva y resto de integrantes del personal del local.

Han conseguido, como siempre, desviar el foco y que la noticia sea un debate que se centra en si un trabajador debe o no debe ser multado por entrar a contestar a unos energúmenos en lugar de seguir haciendo tranquilamente su trabajo como si nada, y no en que tuvo que soportar más de una hora insultos y humillaciones por parte de unos malnacidos con antecedentes que siguen accediendo a su feudo como si nada cada fin de semana.

En la próxima visita para tratar de desinfectar ese local de cucarachas, se volverá a poner el foco en la “provocación” de la anterior visita, y no en que ese grupo volverá a estar para hacer lo mismo. Con ese, o con otro trabajador. Quizás con un negro, que son a los que más les gusta “provocarles”.

Y así es como se presume aquí de tener el mejor ocio nocturno del mundo. Con dos cojones oye.