CRÓNICA | ✍ UNA VICTORIA NECESARIA COMO AGUA DE MAYO EN UN NIDO DE VÍBORAS: REAL MADRID 2 – 0 REAL BETIS BALOMPIÉ

Una crónica de: @OlgaUnMundo

Estábamos los madridistas expectantes con el partido contra el Betis. El Bernabéu no perdona y los ánimos después del pésimo partido en Canarias habían puesto el ambiente bien calentito. La victoria en El Templo era tan necesaria como el riego y cuidado para el delicado  hipogeo. De lo contrario, el apocalipsis. El Armagedón.

La alineación ya nos hizo torcer el gesto. Todos esperábamos el once de gala habitual, después de la revolución ante el partido ante Las Palmas. Sabíamos que el sistema iba a seguir siendo el 4-3-3, que Mendy y Carvajal iban a volver a ser titulares y que el ataque iba a estar formado por Vincius, Mbappé y Rodrygo. Fantaseábamos con el turco, aunque sabíamos que el croata podía tener números también. Lo que no esperábamos era a Ceballos.

A la afición nos resultaba incomprensible. Necesitamos velocidad, profundidad, control y conexión del centro del campo con el ataque. La alineación presentada por Carlo no nos generaba ninguna confianza. El clamor para que Güller estuviera en el 11 titular era unánime. En la calle, las redes, … Ibas a comprar el pan y, antes de nada, el panadero exclamaba: “¡Pero por qué no ha puesto a Güller!”.

En los primeros minutos hubo alguna llegada del Betis que Courtois pudo atajar sin demasiado problema. Sabemos que el equipo verdiblanco no suele ser de los que se concentran atrás con la idea de que pase el partido lo antes posible, convirtiendo el terreno de juego en una pista de frontón.  Suele llegar fácilmente a la portería rival y plantear un juego bastante dinámico.

Imagen: realmadrid.com 

El Real Madrid era lento y el equipo andaluz cortaba fácilmente los ataques. Pero, aun así, todos veíamos “algo”. Empezó a haber algunos destellos de Mbappé, Vinicius y el imprescindible Valverde.

Gracias a la mala relación del brasileño y el francés, que no saben asociarse ni pasarse el balón, empezaron a llegar las primeras ocasiones.

Se probaron varios tiros de lejos, como el de Valverde, alrededor del minuto 22. Cuando el uruguayo hace gala de su carácter y da un necesario golpe en la mesa, muchas veces acaba con final feliz. No fue el caso. Parecía que la cosa se animaba, pero de nuevo bajó el ritmo de juego. No salía el balón, el equipo parecía estar sin ideas, no llegaban los balones al área y apenas había disparos a puerta.

Los minutos pasaban y los madridistas mirábamos impacientes el reloj y el marcador. En el césped la ansiedad crecía. Los jugadores tomaban decisiones precipitadas que no servían de nada mientras que el técnico italiano se desesperaba en la banda.  Una desesperación que se iba adueñando poco a poco de todos los espectadores.

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Llegó el descanso y, con él, la esperanza de un cambio significativo. La apatía planeaba por el techo cerrado del Bernabéu.

Tchouaméni y Valverde, los dos mejores jugadores de la primera parte, fueron encontrando la fórmula para hacerse con el control del partido. El doble pivote con la potencia del Halcón, hacen que el juego sea más compacto y que, por tanto, los rivales creen menos ocasiones.

Hay que destacar el juego del fracés. No suele tener muchos adeptos Tchouaméni. Muchos aficionados le culpan de la ralentización del juego merengue y que no sepa encontrar los espacios para la salida de balón y la creación. Pero lo cierto es que es un gran pivote. Con Valverde de apoyo, su juego mejora notablemente. Tchouaméni necesita un compañero bien fijado. Ceballos le posibilitó hacer su función de manera excelente: robando, dando pases, ganando 3 duelos de 3 en el área y 7 de 8 en el resto del campo. Se movió por todo el terreno generando juego y también cortando el del Betis.

Ya en la segunda parte empezamos a ver un juego más vertical con mejores asociaciones. Rodrygo entendió bien que su misión debía ser la incursión por la derecha y desarrolló el juego por ese lado.

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Entonces empieza el show. Sonrojante, como el apellido del árbitro. Minuto 51 y una mano de Llorente que muestra un penalti claro, queda sin pitar. ¿Por qué? Porque al señor Alberola Rojas y a la sala VAR no le dio la gana. Los de DAZN, a excepción de Guti, se inventaron mil y una razones para argumentar que no era mano. Qué podemos esperar de Tele Roures. Sigan, sigan.

Y seguimos. El Madrid fue creando cada vez un juego mejor, más llegadas al área, más peligro y una puntería más afinada. Pero no era suficiente. Los goles no llegaban y todos estábamos que nos tirábamos de los pelos. Hoy tenemos que ganar. No podemos permitirnos más pérdida de puntos. Esto era lo que se repetía en nuestras mentes sin cesar.

Pocos minutos después otro penalti. Esta vez a Ceballos. Muy claro. Tampoco consideraron pitarlo. Se ha tirado. No hay contacto. A penas le roza. Acaba de llegar un comunicado del Madrid con la lesión de Ceballos: esguince de tobillo de grado III con afectación de ligamentos en el tobillo derecho. Quizá no fue en el penalti, pero seguramente fue fruto de alguno de los palos que recibió, que no fueron pocos.

De nuevo, las tarjetas inexistentes. Se las dejaría el árbitro en el Bar. O incluso en el VAR. Porque total…

Imagen: X

La impotencia empezaba a hacer mella en los jugadores y lo aprovechó bien el Betis mordiendo el área varias veces con peligro. Carlo vio que era momento de cambio. Minuto 65. Fran García y Brahim por el lesionado Ceballos y Mendy iba a proporcionar más velocidad para que llegaran los goles, como así fue. Buen partido de ambos.

Rodrygo inicia una jugada interminable en la que cede el balón a Valverde. Éste de tacón hace un pase de película para Mbappé, que esta vez sí, define a la perfección marcando su primer gol en el Bernabéu y enloqueciendo a los madridistas. Gritos de rabia y alivio.

Pasado el minuto 70, una bonita jugada de Brahim en combinación con Vinicius, provoca el derribo del brasileño por parte de Rui Silva dentro del área bética.

Y aquí viene la situación más esperpéntica y surrealista del partido. Una vez más la corrupción y la prevaricación se hacen latentes. Aunque las manipuladas cámaras españolas no lo retransmitieron, las redes sociales son implacables. Una toma muy clara nos demuestra cómo el árbitro pide al juez de línea que invalide la jugada por fuera de juego. Todo por no pitar el penalti. Se inventan lo que haga falta.

Imagen: realmadrid.com 

Esta vez el VAR, decidió intervenir. La conversación tuvo que ser algo como “ya les hemos tangado dos penaltis. Pita éste porque si no se nos va a echar todo el mundo encima. Estamos a 1 de septiembre y toda la liga por delante. Ya habrá tiempo”. El infame revisa y lo pita.

Una rápida conversación entre Vincius y Mbappé, que dicen que no se soportan, pero yo los veo en plena sintonía, decide que la pena máxima será lanzada por el francés. Chute con potencia, imparable para el portero. Primer doblete en el templo blanco.

Con el ánimo ya por las nubes, el equipo recuperó su instinto ganador y se sucedieron varias claras ocasiones de gol.

En el minuto 84, ya con el resultado prácticamente decidido, Carlo Ancelotti decidió cambiar a Mbappé por Modric para que la afición le felicitara con una gran ovación, que también recibió nuestro querido Lukita, como siempre.

Imagen: realmadrid.com 

En los últimos minutos antes del descuento, salió Endrick. El potencial de este chico es indiscutible. Se sacó de la manga una jugada que a punto estuvo de subir al marcador.

Pitido final y respiramos. Se han conseguido 3 puntos sumamente importantes. Ahora tenemos otro aciago parón de selecciones en el que habrá que reflexionar y tomar algunas decisiones, aunque parece que estamos en el buen camino.

Ancelotti y su equipo tienen un arduo trabajo por delante para conseguir que el equipo tenga la fluidez y la consistencia en el juego necesaria, pero ya tenemos un buen punto de partida. La infamia de la corrupción arbitral nos va a seguir persiguiendo, por eso debemos centrarnos en ganar. Si sólo pensamos en eso, no podrán con nosotros.

Ahora, a conquistar San Sebastián.