CRÓNICA | ✍️ EL DEBUT POR LA PUERTA GRANDE MÁS INESPERADO: REAL MADRID 3 – 0 VALLADOLID

Una crónica de: @luismanper

Cundía el pánico entre las huestes madridistas twitteras que creen que una temporada de 70 y pico partidos, el Real Madrid debe ganar todos los partidos 5-0 mínimo, y en el que el más mínimo empate es una ocasión perfecta para disolver el club y refundar hasta los cimientos del Bernabéu, que todo hay que decirlo, hoy ha puesto a prueba su techo retráctil y no precisamente para resguardar de la lluvia a los aficionados, sino para bajar los treinta y tantos grados que hace en Madrid a las cinco de la tarde de un domingo de agosto, en el que la Liga de Tebas cree que es el mejor horario para que el Real Madrid debute en su casa esta temporada, hasta que a algún jugador o aficionado no sufra un golpe de calor, nadie reaccionará porque ya sabemos que en este país, actuamos a golpe de desgracias.

Una vez expuestas todas esas pequeñas cosas que hacen de nuestra Liga la mejor del mundo, hay que recordar que el empate de la jornada pasada en Mallorca ha traído un ambiente raro durante toda la semana (olvidando que es un campo que en los últimos años se nos ha dado regular tirando a mal y que el desgaste físico de haber jugado una final europea 4 días antes se notó demasiado), pero a pesar de todo eso cuando nos dimos cuenta Rodrygo estaba pidiendo sitio en el trío de la delantera (como si Ancelotti se la hubiera arrebatado en algún momento) al mismo tiempo que muchos madridistas desentrañaban diversas teorías para abrir esas defensas cerradas que pinta que todos los equipos nos plantearán en lo que queda de temporada, y eso que acaba de empezar.

Imagen: realmadrid.com

Menos mal que Ancelotti y su cuerpo técnico tiene más perspectiva que todos nosotros, y siendo conscientes de los errores cometidos en la segunda parte de Mallorca, repitieron el mismo once salvo las bajas de Mendy y Bellingham, con Courtois en portería, Carvajal y Fran García en los laterales con Militao y Rudiger como centrales, Tchoaumeni en el eje del equipo flanqueado por Valverde y Arda Guler, quien sustituyó al crack inglés cuando todos esperábamos a Modric, quedando el ataque para Rodrygo y Vinicius en los extremos y Mbappé en punta.

El partido empezó como nos temíamos, con un Valladolid metido en su área esperando a ver si a Marcos André le caía algún melón que le permitiera plantarse ante Courtois, por lo que la única opción que le quedaba al Real Madrid era buscar balones a la espalda de la defensa pucelana o bien tirar desde fuera del área, pero salvo un pase largo de Militao que Mbappé remató sin dejarla caer en un balón que rechazó el portero estonio del Valladolid y un disparo a las nubes de Tchoaumeni, poco más peligro se vio en una primera parte que nos recordó demasiado a la segunda mitad contra el Mallorca en la que el embotellamiento en la banda izquierda y la escasa rapidez en la circulación del balón ante un equipo entero metido en su área hacía saltar todas las alarmas.

Imagen: realmadrid.com 

Sin embargo, la segunda mitad comenzó con un guion que nadie esperábamos en el que una falta en una esquina de la frontal del área, Valverde la colocó en la cepa del poste previo roce de un jugador del Valladolid que descolocó a su portero, abriendo un cerrojo que parecía inexpugnable y que obligó al Valladolid a echarse arriba obligando a Courtois a emplearse a fondo en un mano a mano en la que el portero belga sacó una mano fantástica para cerrar el hueco al delantero y a continuación en otro contraataque vallisoletano que Raúl Moro mandó al segundo anfiteatro.

Viendo que el equipo corría el riesgo de partirse por la mitad igual que en Mallorca, Ancelotti sustituyó a Rodrygo y Arda Guler despidiéndose cada uno con una ocasión de gol, el turco con un peligroso disparo desde la frontal del área que el portero se quitó de encima con los pies como buenamente pudo y el brasileño pecando de generoso tras un magnífico que le dejó totalmente solo frente al portero visitante que quiso ceder a Vinicius para que marcara a puerta vacía quedándose su asistencia demasiado corta por lo que fue interceptada por un defensor, tanto Modric como Brahim tuvieron que esperar más de 5 minutos a que se parara el juego para entrar al campo en una circunstancia curiosa que ya vimos en Mallorca y que va camino de convertirse en maldición, pero afortunadamente se cumplió ese refrán que dice que lo bueno se hace esperar, pues el control de juego que siempre aporta el croata fue acompañado por un gol de nueve puro del malagueño que tiró un gran desmarque a un pase fantástico de Militao de 40 metros, metió el cuerpo para ganar la posición al defensa y superó al portero estonio del Valladolid con un suave toque que significó el 2-0.

Imagen: realmadrid.com 

El partido parecía cerrado, por lo que Ancelotti decidió dar minutos a 2 jugadores que hasta ahora no habían jugado en Liga como Ceballos y Endrick en lugar de Vinicius y Mbappé, que se fue de vacío de su debut en el Santiago Bernabéu como jugador local y no será porque no lo intentará el astro francés con desmarques continuos, pero la gloria estaba reservada para Endrick, quien en el primer balón que tocó en la frontal del área recortó hacia fuera y colocó un zapatazo tremendo al palo corto que significó el 3-0 final y que nos recordó a todos que estamos en agosto, que los jugadores se tienen que acoplar unos a otros, que a bajas tan sensibles como la de Kroos o Nacho se ha sumado un verano de locos en el que los jugadores apenas han entrenado juntos para ir conociendo a los nuevos fichajes, y sobre todo que las Ligas se ganan en primavera y que de momento hay que sumar lo máximo posible hasta que lleguen las cagadas de unos y de otros, que en una temporada tan larga a nadie le quepa duda que, como las meigas, haberlas haylas.