Una crónica de: @luismanper
El Real Madrid se proclamó ayer campeón de una Liga que todos recordaremos por este refrán acuñado por el mayor artífice de la trigesimosexta Liga (que se dice pronto) como es Carlo Ancelotti, que el italiano se sacó de la manga para cuestionar a esos periogolfos y apostóles del mal que se empeñan en hablar en nombre del madridismo sin ninguna legitimidad, solo quedó empañada la celebración por un alirón en diferido, ya que tras una victoria cómoda ante un Cádiz que salvo milagro, es carne de segunda división, hubo que esperar a que el Girona repitiera la goleada de la primera vuelta al Barça en el derbi catalán para que el campeonato fuese matemático y se pudieran descorchar el champán, se ve que le costaba mucho a Tebas y su séquito corrupto poner los partidos en horario inverso para que el Real Madrid pudiera cantar el alirón en su estadio y con su gente en cuanto finalizase su partido y no esperar 2 horas más en un restaurante del estadio, desluciendo la celebración del título que según confirmaron el entrenador y el capitán del equipo queda aplazada hasta el fin de semana que viene para no enturbiar la preparación de la vuelta de semifinales de Champions contra el Bayern del próximo miércoles.
El partido también estuvo marcado por esa semifinal contra el Bayern que planea en el horizonte hasta el punto que Ancelotti hizo 10 cambios con respecto al partido del pasado martes en Múnich, en un once encabezado por el regreso a la portería de San Thibaut Courtois, con Carvajal y Fran García en los laterales con Militao y Nacho como centrales, Camavinga en el eje del equipo flanqueado por Ceballos y Modric en los interiores con Brahim y Arda Guler en los extremos y Joselu como nueve.
Imagen: realmadrid.com
La primera mitad también se contagió por un partido en el que nadie parecía estar pensando, porque fue bastante anodina sin apenas ocasiones de peligro, solo Arda Guler en una falta directa que dirigió al palo del portero sin sorprender a Ledesma y Militao por partida doble pusieron algo de picante al partido, el brasileño notó la falta de ritmo propia de una lesión tan complicada como la que ha padecido esta temporada y acabó creando peligro en las dos áreas, primero con un trallazo desde fuera del área que despejó Ledesma con una palomita y luego perdiendo un balón en el mediocampo que acabó en un contragolpe del Cádiz que abortó Nacho cuando Chris Ramos se disponía a fusilar a Courtois, precisamente el portero belga fue el más aclamado durante la primera mitad cuando tocaba el balón ya que no hubo mucho más que celebrar en los primeros 45 minutos.
Pero todo el ritmo que no tuvo la primera parte, lo tuvo la segunda pues empezó con otro susto derivado de una pérdida de balón de Militao que concluyó en un mano a mano que permitió a Courtois reencontrarse con sus mejores sensaciones, ya que el delantero del Cádiz estrelló el balón contra el cuerpo del renacido portero belga, en ese momento muchos nos dimos cuenta que la victoria era solo cuestión de tiempo tras esas dos ocasiones claras desperdiciadas por el Cádiz, y no tardaría Brahim en confirmar nuestras sospechas cuando regateó a un rival en una esquina de la frontal del área para sacarse un impresionante trallazo a la escuadra que abrió el marcador y volcó el partido a la goleada que estaba por venir, y que Ancelotti también vislumbró cuando decidió sacar a Bellingham en lugar de Arda Guler.
Imagen: realmadrid.com
Y es que si algo ha demostrado Bellingham esta temporada es que es especialista en entrar por la puerta grande, como ratificó en este partido que abrochaba el título, pues el primer balón que tocó el inglés lo descargó a Modric quien en la frontal del área, cedió a Brahim para que el malagueño diera el pase de la muerte al propio Bellingham que solo tuvo que empujarla para convertir el 2-0 en el marcador. Tras su golazo en el primer gol y la asistencia en el segundo, Ancelotti creyó que ya era suficiente y sustituyó al malagueño para dar entrada a Vinicius y, por último, cambió a Camavinga para dar entrada a Fede Valverde, y no romper su racha de haber jugado todos los partidos que lleva el equipo en lo que va de temporada.
En esos minutos finales con el partido decidido, el partido se desató y se sucedieron las ocasiones en ambas áreas pues tanto Carvajal como Escalante pudieron marcar en sendas jugadas a balón parado, mientras que Vinicius se encargó de recordarnos que no sabe entrar a un partido sin ser protagonista poniendo un centro perfecto a la cabeza de Militao con una impresionante rabona que el central brasileño cabeceó con poderío y que solo Ledesma evitó con una mano salvadora un gol cantado, pero el tanto que cerraría la Liga 36 tenía que llegar por medio de dos canteranos tan distintos como complementarios, pues ver a un jugador que lleva toda la vida en el Real Madrid como Nacho subiendo al ataque en el descuento como si no hubiera mañana para acabar dando el pase de la muerte a otro canterano como Joselu, que tuvo que salir a buscarse la vida fuera y que tras pasar por tres países y partirse la cara en el fútbol modesto, ha vuelto al Real Madrid en la etapa final de su carrera, es el broche perfecto para una Liga que no por esperada desde hace jornadas ha sido menos épica, porque no podemos olvidar que la hemos ganado sin ninguno de los jugadores que constituían la columna vertebral de la anterior Liga que ganamos hace dos años, pues Courtois, Alaba y Militao se rompieron el cruzado en la primera vuelta y Casemiro y Benzema, decidieron buscar nuevos retos permitiendo a ese grupo de jóvenes formado por Vinicius, Rodrygo, Camavinga, Tchoaumeni o Bellingham coger el relevo de un equipo que promete darnos muchas alegrías, en esta temporada o en las próximas.