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Una crónica de: @elcarrildel2
Baskonia se ha impuesto (91-95) al Real Madrid, en el partido correspondiente a la Jornada 33 de la temporada regular de la Euroliga, disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.
Otro partido impropio de este Real Madrid al que igual le da perder que ganar. Anoche, vimos ocho minutos del Madrid que debe ser, los primeros del partido, y treinta y dos de desidia, de dejarse llevar, de falta de atención y de intención. Por momentos, dieron toda la impresión de ignorar lo que supone llevar en el pecho el escudo del Real Madrid.
Ni uno solo se puede salvar del engaño a que nos lleva sometiendo este equipo desde hace ya unas cuantas jornadas, tanto en Euroliga como en ACB. Las excusas ya no cuelan. La dejadez de estos jugadores y de su entrenador es dolorosa. El Sr. Mateo asiste impasible al triste espectáculo que nos ofrecen sus jugadores desde hace ya demasiadas jornadas.
Manifesté hace ya algunas semanas que debieran avisar el nivel de ganas y motivación con el que acudían a los partidos, por si era mejor utilizar el tiempo escaso que todos tenemos en menesteres que nos procurasen mayor satisfacción. Ni ese detalle han tenido con los aficionados que pagamos religiosamente lo que nos piden en taquilla sin rechistar.
Desconozco qué pasará en el futuro inmediato. Si continúan las derrotas, el fracaso será monumental, histórico. Si vuelven las victorias, quedará aun más en evidencia la falta de profesionalidad de unos jugadores que no se toman en serio su trabajo.
Desde hace ya demasiado tiempo tenemos la nefasta costumbre de resucitar a rivales en sus horas más bajas, de hacer internacionales a jugadores contrarios que hacen frente a nosotros el mejor partido de su carrera, lo cual resulta de todo punto inadmisible. Este asunto debiera ser motivo de profunda reflexión para los responsables de la sección, si bien no parece el caso.
Florentino Pérez es habitual en el Palacio. Y si algo no es el Presidente es perdedor de nada. ¿Qué pensará de todo esto? Convendría que alguien se interesase, para evitar posibles sorpresas en el futuro cercano.
Tampoco parece que a los asistentes habituales del Palacio les ocupen ni preocupen lo más mínimo los últimos sainetes del equipo. Silencio sepulcral, con el consabido carrusel de canciones de fondo. Luego nos extraña que no se nos respete en tantos lugares, días y situaciones.
Me despido de todos ustedes con mi habitual saludo, no porque la noche haya sido buena, sino por educación.
Buenas noches a todos. HALA MADRID.
P.D. El domingo jugamos un nuevo clásico. Desconozco con qué ganas se lo tomarán los nuestros, y si tocará resucitar al FC Barcelona.
