Una crónica de: @elcarrildel2
El Real Madrid se ha impuesto (130-126) al Anadolu Efes, en el partido correspondiente a la Jornada 19 de la temporada regular de la Euroliga, disputado en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid.
Pasará a los anales este cinco de enero de 2024 como una noche absolutamente mágica para el madridismo, una de esas noches inolvidables en las que el Madrid sabe sacar lo mejor de sí mismo, poniendo sobre el parqué en este caso todas esas virtudes que hemos ido aprendido día a día desde hace ya casi ciento veintidós años. No rendirse jamás, superarse ante las dificultades, no dar nada por perdido mientras quede una sola oportunidad, creer siempre en la victoria. Solo con una fe ciega en nuestras posibilidades es posible vencer en noches como esta, una de esas ocasiones en las que la emoción desbordante no solo te permite llorar, sino que hacerlo es prácticamente obligatorio.
Necesitaron asistencia varios aficionados. No era para menos. Jamás, en los 5710 partidos anteriores de la Euroliga, se habían necesitado cuatro prórrogas para determinar el ganador. Y como no podía ser de otra manera cuando de hazañas se trata, tenía que ser el Madrid el que saliera triunfante de ella, de un nuevo récord que será difícil no ya de superar, sino tan solo de igualar.
“Rebotear, rebotear, rebotear, y correr”, gritó Mateo a los suyos en un tiempo muerto allá por el tercer cuarto, cuando las cosas no nos rodaban del todo bien, y nos pusimos ocho puntos abajo.
Y vaya si lo hicieron los nuestros, a pesar del cansancio de un calendario demoledor, del minutaje que acumulaban algunos en sus piernas y de un arbitraje con decisiones un tanto extrañas en algunos momentos.
Muy cansado pareció Tavares, que aún así aguantó cuarenta y ocho minutos en cancha, los mismos que Hezonja, excepcional un partido más. Campazzo estuvo cuarenta y seis, hasta que la quinta falta personal le llevó al banco. Cuarenta y dos jugó Causeur, que se hizo cargo de un espléndido Larkin (cincuenta y un minutos jugados, para 32 puntos y 32 de valoración) cuando el Facu se cargó con la cuarta falta personal.
He dejado para el final, y en capítulo aparte, a Dzanan Musa, un jabato, un líder que tremoló el estandarte y que gritó aquello de “seguidme” con una convicción y una fe de las que derriban cualquier muro y quiebran cualquier resistencia. Cuarenta y cinco de valoración, cuarenta puntos anotados y cuarenta y cuatro minutos en pista. Ahí queda la tarjeta.
Llegamos a la cuarta prórroga con empate a 111. Tomó cartas en el asunto Mario Hezonja, que dijo aquello de “yo no he llegado hasta aquí para perder el partido”. Diez puntos de los diecinueve del Madrid corrieron por su cuenta. Beaubois falló un triple. Antideportiva de Musa que no aprovecharon los turcos, a los que no sirvió un postrer triple de Daum. Minuto sesenta, 130-126. Estallido de júbilo como no se recordaba en el Palacio. Gritos, abrazos, lágrimas…qué manera de pelear, qué manera de ganar. Vino a resultar que en este día del cinco de enero de 2024, nuestros jugadores fueron reyes y fueron mágicos. Gracias a todos ellos por ofrecernos estas noches maravillosas.
Buenas noches a todos. HALA MADRID.