Una crónica de: @luismanper
Tras la primera semana vacía de partidos fuera de un parón de selecciones de toda la temporada, el Real Madrid llegó al partido de ayer contra el Rayo como esos estudiantes que faltan a clase una semana y cuando quieren volver no se acuerdan bien si su aula estaba en la planta primera o en la segunda o qué parada de Metro han de coger para llegar a la facultad, ese estado de desorientación lo aumentó el Rayo con un cerrojazo que le permitió arañar un punto sin tirar a puerta una sola vez pero con un entramado defensivo perfecto, que para el Real Madrid deja síntomas aún más preocupantes porque si no somos capaces de abrir este tipo de defensas cerradas, a partir de ahora los entrenadores rivales lo van a tener fácil para plantea sus partidos.
El partido se presentaba esperanzador debido a la primera convocatoria con el equipo de Arda Guler, y más tras el parte de bajas que dejó el Clásico con el enésimo problema muscular de Mendy y la mucho más sensible lesión del quinto metatarsiano de Tchoaumeni, lo que deja a Carletto sin uno de sus puntales que más minutos había jugado hasta ahora hasta mediados de diciembre o principios de enero. Ello lo solucionó Ancelotti apostando por Kepa en portería, Carvajal y Fran García en los laterales con Rudiger y Alaba de centrales, Camavinga en el eje del equipo flanqueado por Modric y Valverde, con Bellingham en la mediapunta y Vinicius y Joselu en la delantera.
Imagen: realmadrid.com
Apenas nos habíamos sentado a ver el partido, cuando llegó la ocasión que acabaría siendo decisiva para el devenir del encuentro por medio de Valverde, quien recuperó un balón en tres cuartos de campo y se plantó en mano a mano ante Dimitrievski, a quien debió ver como un ogro de 3 cabezas pues la portería se le hizo pequeña y acabó estrellando la pelota en el cuerpo del portero macedonio cuando lo tenía todo a favor, cuando Bellingham se hizo daño en el hombro en una mala caída que le dejó renqueante el resto del partido y Vinicius empezó a encarar una y otra vez al lateral rumano del Rayo sin ser capaz de superarlo nos dimos cuenta de lo importante que hubiera sido que al uruguayo no se le hiciera de noche en esa ocasión inicial para poder disputar un partido más abierto, en la que el Rayo no se limitara a poner el autobús renunciando a crear peligro en ataque, más allá de una mala cesión de Fran García a Kepa que Alvaro García estuvo a punto de convertir en el 0-1 pero afortunadamente se le fue rozando el palo.
El lateral manchego enmendaría poco después ese error, internándose en el área contraria y disparando arriba demostrando una vez más que sus flaquezas defensivas es capaz de compensarlas con un gran despliegue en ataque y más cuando tiene que ayudar a Vinicius, porque éste se ofusca en intentar una y otra vez traspasar un muro defensivo en el que a veces le enciman hasta tres jugadores rivales, y para colmo las pocas veces que ayer lo consiguió acabó dando el pase atrás a Joselu que se encontró con un colosal Dimitrievski al filo del descanso que le sacó como pudo un potente disparo desde la frontal del área que parecía gol seguro, con otro disparo del propio Joselu que también se fue fuera y un balón que Bellingham rebañó a dos jugadores rayistas en la frontal del área para acabar disparando alto llegamos al descanso.
Imagen: realmadrid.com
A la vuelta de los vestuarios se invirtieron las tornas y fue el delantero gallego quien aprovechó un balón llovido para asistir a Vinicius y que este batiera por fin al portero macedonio, que a esa altura de partido parecía ya su compatriota Alejandro Magno, pero si a alguien le quedaban dudas que hoy no era el día, Martínez Munuera se encargó de disiparlas anulando el gol del brasileño por fuera de juego de Joselu en la asistencia, y a continuación Vinicius se encargó de corroborar que tampoco era su noche cuando el único centro con veneno de Carvajal en todo el partido no solo no acertó a rematarlo sino que acabó chocando rodilla con rodilla con Dimitrievski, poco después el crack brasileño reclamó un penalti cuando un defensor rayista le trabó en el área pero estaba claro que si la suerte no sonreía, el árbitro tampoco lo iba a hacer con una de esas jugadas grises que tanta polémica han generado esta jornada en otros partidos.
Tras 70 minutos de querer y no poder del equipo, Ancelotti despertó y decidió por fin mover el avispero sustituyendo a Modric por Rodrygo y a Fran García por Kroos, desplazando a Camavinga al lateral izquierdo, a quien poco después tuvo que sustituir ya que en un salto chocó cabeza con cabeza con un jugador del Rayo, el francés se abrió la ceja, acabó mareado y acabó dejando su sitio a Nacho cuando todos esperábamos que Ancelotti sacara a la desesperada a otro delantero teniendo en el banquillo a gente que podía desequilibrar como Brahim, el debutante Arda Guler o hasta Lucas Vázquez nos parecía ya una opción a valorar en mitad del atasco, al que el sistema defensivo del Rayo había abocado el partido, y que los cambios modificaron poco pues más allá de un disparo de Rodrygo que se fue lamiendo el poste y un taconazo del brasileño a las manos de Dimitrievski cuando Rudiger estaba detrás de él listo para fusilar la portería rayista, pocas ocasiones más se vieron en el partido pues veteranos de mil batallas del Rayo como Óscar Trejo o el propio Dimitrievski consiguieron que no se jugara demasiado en los últimos minutos, especialmente grotesco fue lo del portero macedonio que fingió una agresión de Vinicius de manera muy sonrojante, pero en ese tipo de tanganas como otra entre Rudiger y Lejeune que acabó con los dos amonestados, lo que conlleva que el central alemán cumpla ciclo y se pierda el partido contra el Valencia, murió el partido.
Imagen: realmadrid.com
En definitiva, el Real Madrid tuvo ayer el típico partido que tiene todas las temporadas en que la portería empequeñece hasta el punto que tirar 22 veces a portería no son suficientes para batir a un portero rival al que hacemos internacional en cada enfrentamiento, con este empate el Real Madrid pierde el liderato en manos de un Girona, que ha unido el respaldo infinito del grupo inversor propietario del Manchester City a la dirección de un extraordinario entrenador como Míchel Sánchez y algún que otro favor arbitral como el gol que la semana pasada le anularon al Celta por una supuesta falta de nuestro excapitán castillista Dotor por una falta al portero que aún se está buscando para llegar a la jornada 12 como líder con diez victorias, un empate y una derrota, que le aúpan al liderato con 31 puntos, todos pensamos que esa gran trayectoria del equipo catalán se acabará disipando más pronto que tarde, pero hasta entonces las jornadas van pasando y el Girona sigue ahí, así que mientras ese derrumbe llega (si es que llega) quizá por primera vez el Barça y el Atleti no sean nuestros únicos rivales por los puestos altos de la Liga.