CRÓNICA | Tristeza absoluta: CD Eldense 3 – 3 Real Madrid Castilla

Una crónica de: @Datemus

Es muy difícil comenzar esta crónica por orden cronológico, sin anticipar conclusiones antes de desarrollar, de forma más o menos objetiva, los hechos sucedidos durante los ciento veinte minutos del más triste partido que recuerdo en la historia del Real Madrid Castilla, tras caer descalificados para subir a Segunda cuando el encuentro se tuvo totalmente a favor hasta en dos oportunidades. Intentémoslo pues.

En el partido de ida los nuestros fueron incapaces de aventajarse en el marcador de la eliminatoria, lo que dejó un cierto sabor amargo en la parroquia merengue. No obstante, el filiar madridista no dejaba de estar a una victoria de ascender de categoría, en un empeño tremendamente complicado porque el empate no valía, porque la afición llevaría en volandas al Eldense y porque los alicantinos no habían perdido ni un solo choque como local durante la liga regular.

Partió Raúl con Luis López como arquero y con sus tres ya tradicionales centrales en esta campaña: Rafa Marín, Marvel y Carrillo. Bandas para Obrador y Pablo Ramón. Mediocampo para Mario Martín, Nico Paz y Dotor, quedando en punta Arribas y Álvaro Rodríguez.

El comienzo del partido fue prometedor. El Castilla demostró carácter y se impuso a la hora de imponer el estilo de juego. Atrás no pasaba apuros y dominaba a su rival, generando ocasiones claras, siendo la principal un disparo cruzado de interior de Arribas desde muy buena posición que salió ligeramente desviado.

En el minuto 25’ el Castilla se adelantaba en el marcador. Falta peligrosa en una internada por la izquierda en solitario de Obrador, tan incisivo e insistente como toda la temporada. Arribas se fue al saque, con esa pinta, esas trazas y sobre todo esa mirada de los jugadores que portan el diez no como ornamento sino como el hombre decisivo de su equipo. Sergio sacó muy bien la falta, con todos los atributos de un saque peligroso, en trayectoria, en fuerza y en velocidad. El cuero llegó con precisión microscópica al segundo palo para un poderosísimo salto de Rafa Marín que, aun agarrado de la camiseta, consiguió elevarse por encima de los rivales para mandarla a la red de un inapelable testarazo. 0-1.

En el 35’, una extraordinaria pared entre Obrador y Dotor dio lugar a un pase desde la línea de fondo del carrilero izquierdo que llega a Álvaro Rodríguez de espaldas a portería. Álvaro, a medio camino entre el control y la cesión, la deja de cara a Dotor que, en inmejorable posición, fusila con el interior el 0-2.

Este fue el primer punto clave del partido en una noche plagada de momentos críticos con desenlace desfavorable para los de Raúl. El Castilla, dominador absoluto del choque, pareció querer echarse atrás para no perder todo lo conseguido. No podían tomar peor decisión los de Raúl a la vista de su perpetua molicie defensiva y de su incapacidad para mantener el sosiego en torno a Luis López. El Eldense comenzó a disfrutar del balón por vez primera en la tarde, aunque sin ningún tipo de peligro, de momento.

El segundo instante clave fue la lesión muscular de Obrador en el 42’, que estaba realizando un gran encuentro, muy completo, cerrando su banda en defensa e incorporándose continuamente al ataque con peligro. Salió Vinicius Tobías para cubrir la derecha y enviar a Pablo Ramón a tapar la izquierda.

Ya en el descuento, llegó quizás el punto clave más importante de la tarde. El Eldense acortó distancias al más puro estilo castillista, es decir, aprovechándose de un regalo defensivo típico de los de Raúl. Un buen centro lateral, si bien aparentemente intrascendente de Cris, es rematado por Manu Nieto completamente solo, sin que Carrillo, en perfecta posición para defender la acción, haga nada ni por impedir ni por dificultar el remate de cabeza ante el que nada pudo hacer Luis López. El Castilla se complicaba por no defender bien, una vez más y en la más inoportuna de las ocasiones, un encuentro que tenía completamente dominado. Justo es decir que el empeño de Raúl por hacer jugar a los suyos a la contra desde el segundo gol en detrimento del control del mediocampo, favoreció que el Eldense dispusiera de varios momentos en los que poner a pruébala débil defensa visitante, que no se caracteriza por su capacidad para dejar su portería a cero.

El control de la más que probable eufórica salida del Eldense en la segunda mitad, que pasó de verse perdido a irse al vestuario con la eliminatoria abierta, se antojaba imprescindible.

Y así fue que se cumplió el presagio y el Eldense se volcó sobre la portería del Castilla. Y el árbitro, que consentía todo tipo de tarascadas por detrás a los alicantinos sin ningún castigo, se estaba convirtiendo en otro gran problema con el que lidiar. En el 50’ se tragó una clarísima falta sobre Nico Paz, que fue origen de una contra local que bien podría haber finalizado con el empate a dos.

Poco a poco los de Raúl fueron nivelando la contienda, llena de interrupciones por otro lado por el durísimo juego de los locales. Hacia el 60’ llegaron algunas acciones de peligro visitante. Una buena pared entre Nico y Arribas a punto estuvo de llegar a Álvaro en el punto de penalti.

En el 64’, el árbitro asomó otro poco la patita a amonestar a Mario Martín por reiteración, según sus propias explicaciones gestuales. De haber aplicado el mismo criterio ya estarían los locales con dos menos. Difícil mantener la mente fría cuando un árbitro mide con distinto rasero a ambos equipos.

Lo peor del partido no es que siguiera demasiado abierto, sino que el Casilla daba una sensación de debilidad atrás, de incertidumbre y de falta de contundencia, que hacían presagiaban lo peor, por no mencionar la falta de capacidad para tener la pelota aun contando con Arribas, Dotor y Nico. Y así fue. En el 67’, Dotor se come una pared de un saque de banda y pierde la espalda de su par, que progresa sólo en el área y da un pase de la muerte a Álex Bernal, que no desperdicia el obsequio y empata el partido. El Castilla se deja nivelar el marcador de un centro lateral primero y de un saque de banda después.

En el 72’, Raúl daba entrada a Álvaro Martín y a Peter por Nico Paz y Marvel. El encuentro estaba horrible y el técnico blanco no parecía dar con la clave para surtir de balones a Arribas, tan desaparecido como Nico y compañía. Todo el juego de ataque se fiaba a pelotazos hacia Álvaro Rodríguez, un islote entre zagueros locales, que apenas podía ganarle unos metros a cada jugada. Los cambios no parecían que fueran a solucionar el desastre táctico y la losa anímica con la que los de blanco se enfrentaban a la recta final del encuentro. Hacía falta hacer participar a Arribas, dejarle descolgarse por la derecha con libertad de movimientos.

En el 80’ llegó el primer tiro a puerta del Castilla en el segundo tiempo: un disparo de Mario Martín con la zurda que salió demasiado centrado. Esto lo dice todo de la segunda parte del filial. Los últimos minutos se afrontaban con Mario Martín sólo, aislado, jugándose la segunda amarilla, mientras ni Peter ni Álvaro Martín aportaban lo más mínimo al encuentro. Casi la prórroga se daba ya por buena.

En el 86’, el recién entrado Álvaro Martín cedió su puesto a Aranda por lesión. Todo salía mal. Aranda pasó a jugar por la izquierda y Peter se fue a la derecha.

En medio de un mar de nervios, Carrillo cedió un córner ya en el descuento en otro mal despeje. El saque fue mal defendido una vez más por el Castilla y sólo un paradón de Luis López impidió que Manu Nieto rematara el tercero de cabeza a la red. De ahí al final el de negro, que estuvo tan mal como casero, se convirtió en el mejor del Eldense perdonando amarillas y pitando el final cuando Aranda tenía opción de remate desde la frontal.

En el 92’, Tobías dispara muy mal un córner botado en corto por Arribas en jugada ensayada, desperdiciando una buena oportunidad para sellar la eliminatoria. Sin embargo, en

Prórroga, el más difícil todavía, la vuelta de tuerca sobre un tornillo totalmente deformado, el último estirón sobre una cuerda deshilachada, el cuádruple salto mortal del equilibrista sin red que le proteja. Esto es lo que le esperaba al Castilla, y todos nos encomendábamos al peso, al carácter, y a la impronta pesada de la historia, a la capacidad de asombrar en los momentos más solemnes que permanece grabada en el escudo de nuestros jugadores.

Empezó bien la prórroga el Castilla. Sin embargo, una de las constantes de este equipo es que tira más de voluntad que de oficio, a veces abusando no ya de forma audaz, sino completamente imprudente. Con todo el equipo volcado arriba, en el 99’, Mario Martín se come un bote. Joel recoge la pelota, la conduce hasta el interior del área y dispara sólo pero mal, lo que permite a Luis López desviar a córner en una parada que, a pesar del defectuoso toque del delantero, tuvo mérito por cuanto el chut fue a bocajarro.

Raúl, en su peor noche como entrenador en la Casablanca, refrescó al extenuado equipo por fin (el entrenador rival se le anticipó siempre en esta cuestión). En el 101’, Mario y Álvaro Rodríguez salen y entran Iker Bravo y Theo que, como Mario, estuvo más sólo que la una cuando quizás se necesitaba acumular personal justo en esa zona del campo.

En el descuento de la prórroga, Nieto le gana con más de cien minutos sobre sus piernas la pelota a Theo. La pone para la frontal y Carrillo regala en un despeje melifluo, sólo disculpable por un posible mal bote, la pelota franca para el remate al ariete del Eldense que, sin esperar tal obsequio, remata demasiado centrado permitiendo a Luis López despejar a córner.

Llegábamos así a la segunda parte de la prórroga. Sin apenas tiempo ni energía, pero a sólo un gol del ascenso.

En el 105’, por fin llega una jugada por la derecha que no sea de la poco resolutiva mano de Tobías. Alguien observa la posición de interior de Peter y con un buen pase interior, se la pone para que la envíe de primeras a Arribas. Sergio, con un quiebro electrizante, propio de una cobra dotada de la escudería Red Bull, recorta hacia el punto de penalti y es claramente derribado por su defensor. Penalti lanzado de forma magistral, con mucha sangre fría por el propio Arribas que ponía al Castilla por delante, a tan sólo 15 minutos de subir a Segunda.

Pero de nuevo, los nuestros, consentidos por Raúl desde el banquillo y desde su propia inacción con los cambios que aún tenía, volvieron a encomendarse a echarse atrás, es decir, se suicidaron.

El primer aviso llegó en el 110’, con paradón Luis López a un remate de empeine inapelable de Bernal, tras otro despeje insuficientemente expeditivo de la defensa blanca.

Tras ello, la jugada más funesta. Apenas podemos describir nada de ella. Sin apenas tiempo ni energía ya en el marcador, Aranda disputa un balón cerca de su frontal cuando estaba siendo muy presionado por el rival, espoleado por el almibarado planteamiento de su oponente. Aranda tuvo tiempo de mandarla fuera del estadio hasta por dos veces, pero en lugar de ello, se dedicó a reclamar de forma incomprensible una falta del rival, cuando a esas alturas del choque ya sabía que el colegiado no iba a conceder un contacto mucho menos evidente que el de otras acciones que tampoco pitó.

Aranda perdió el balón con el equipo despistado, a contrapié, bloqueado mentalmente. Más que jugadores parecían zombis de The Walking Dead, atenazados por perder el botín e incapaces de reaccionar a la viveza de los alicantinos. No nos molestemos en describir más la jugada: el portador del balón se la entregó a un compañero que estaba sólo, con los jugadores de Raúl bien fuera de posición, bien sujetos por cimentaciones profundas al estrato más resistente del subsuelo del campo. Así de paralizados tenía el miedo a perder a los nuestros. El Eldense marcó, y el Castilla se fue desolado sin premio cuando lo estaba acariciando, como si en nuestro escudo estuvieran barras rojas y blancas por un lado y un osito y su madroño por otro. Pareció como si a Raúl se le hubiera reaparecido su más primitivo espíritu canterano para guiar a los nuestros hacia el más cruel de los empates. No merece la pena enredarse en más detalles. El árbitro permitió todo tipo de artimañas para convertir el descuento en una patraña y anular las poquísimas opciones que, siendo justos, les quedaban ya a los nuestros, incluyendo un posible penalti a Pablo Ramón en el que indicó que no hubo nada.

Eliminados, ya está. Evitada la tentación de empezar la crónica sacando conclusiones, viene ahora la de finalizar prescindiendo de ellas. La noche es tristísima, y hay una plantilla destrozada con la que servidor quiere estar hoy. No por ello podemos obviar la delicada situación en la que queda el “Proyecto Raúl”, cuya continuidad es posible que esté más en cuestión que nunca.

Un abrazo a todos los madridistas lectores de El Diario de Mou. Qué tengáis un gran verano y no dejéis de ver el análisis de Charlie y de pasaros por aquí para disfrutar de contenidos mientras estáis o llegan las vacaciones.

 

FICHA TÉCNICA

CD Eldense: Guille Vallejo, Montes (Correia, 89’), Ortuño (Pajarero, 105’), Soberón, Carnicer (Jorquera, 55’), Nieto (Ortuño, 105’), Carlos Hernández, Núñez (Álex Bernal, 62’), Diego González, Clemente (Estacio, 87’) y Pedro Capó.

RM Castilla: Luis López, Rafa Marín, Carrillo, Pablo Ramón, Mario Martín (Theo, 101’), Dotor, Arribas, Marvel (Álvaro Martín, 72’; Aranda, 86’), Álvaro (Iker Bravo 101’), Obrador (Tobias, 42’) y Nico Paz (Peter, 72’).

 

Goles:

0-1 (min. 26): Rafa Marín.

0-2 (min. 35): Dotor.

1-2 (min. 45+2): Nieto.

2-2 (min. 67): Carlos Hernández.

2-3 (min. 109): Arribas.

3-3 (min. 113): Ortuño.