CRÓNICA | Lo infrecuente: Real Madrid 4 – 0 Elche

Una crónica de: @MiedoEscenico2

La verdad es que el partido de esta noche, recuperando ante el Elche en el Bernabéu la jornada aplazada por estar ganando el Mundial de Clubes, daba para poca emoción. El estar a once puntos del Barcelona del 1-0 y 0-1 no ayudaba, no. Las noticias del día sobre las pingües aportaciones económicas del Barcelona a una empresa del vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, que parecen ser solamente la punta del iceberg, resultaban más estimulantes, en especial debido a que suponen una especie de confirmación de que, durante unos cuantos años, alguien ha estado siendo beneficiado por los arbitrajes de manera evidente, como muchos sospechábamos, después de unas cuantas aberraciones estadísticas. Ancelotti, para el que lo normal es seguir haciendo lo mismo, puso en liza un equipo formado por Lunin; Carvajal, MIlitao, Nacho, Alaba; Camavinga, Ceballos, Valverde; Asensio, Benzema y Rodrygo.

No es muy frecuente que el Madrid llegue al descanso, últimamente, ganando 3-0 un partido. Todavía es menos frecuente que sea tras la señalización de dos penaltis a favor por parte del árbitro. Y menos aún, si ese árbitro es De Burgos Bengoechea. Pues todo eso ocurrió, créanlo. Tampoco es que el Madrid no mereciera ese resultado, ojo. Había salido dispuesto a manejar el partido con solvencia, apagando la llama de la presión del Elche en apenas cinco minutos. Y hay que decir que, durante algunos tramos de esa primera parte, jugando muy bien al fútbol. Vimos a Asensio asociándose con Carvajal y Valverde en el lado derecho, y generando mucho peligro, además de trabajar en defensa. Para desesperación de sus críticos, en el minuto 8, recibió el balón de Carvajal, se perfiló hacia la portería rival, se fue de dos rivales, se plantó ante Badía, y le batió con tanta seguridad como calma, estableciendo el 1-0.

Imagen: realmadrid.com 

Tampoco es muy frecuente ver al equipo madridista funcionando casi como un reloj, con Alaba llegando a línea de fondo, combinando en la parte izquierda del ataque blanco con un Rodrygo fantástico y un Ceballos completamente suelto e inspirado. Mientras tanto, Camavinga se iba adueñando del centro del campo, rutilante y presto a apoyar en cualquier sitio, a pesar de algún pecadillo de juventud. Atrás, Militao & Nacho volvían a ponerse su uniforme de gala, con sus sables, sus gorras de plato y su jerarquía rebosando de lado a lado. Háganse a la idea de que Lunin se aburrió como una ostra y no tuvo que hacer ninguna parada. Y les avisamos de que el Elche no marcó ningún gol.

A medida que avanzaba la primera mitad, el Madrid iba adelantando líneas, ganando terreno, y encontrando o provocando agujeros en las líneas de un Elche vestido de negro. Rodrygo, que no solamente llevaba sus calcetines bien repletos de pólvora, también se movía con y sin balón de una manera centelleante, y generó dos, tres, cuatro opciones de aumentar la ventaja. El problema es que Benzema no acababa de coger el autobús, llegaba tarde a unas, lejos a otras, en una pugna continua con los rivales y con su propia sombra. Fue en un centro peligroso desde la banda derecha (otra vez), cuando el galó se elevó y trató de devolver, de cabeza, al punto de penalti para que un compañero rematase; pero Roco saltó al mismo tiempo,y sacó un brazo a pasear, dándole el remate del viejo Karim.

Imagen: realmadrid.com 

De Burgos pitó el primer penalti, y Benzema lo clavó, con un remate colocado, alto y esquinado, llevando el 2-0 al electrónico en el minuto 31. Y, antes de que acabara la primera parte, otra jugada en que Rodrygo rebasó a Diego Rodríguez, pero fue derribado por el central ilicitano y De Burgos Bengoechea decretó penalti. Nuevamente Benzema lo envió al fondo de las mallas, y 3-0 ya en la bolsa. El resultado hacía justicia al fútbol desplegado por el Madrid, con pases muy rápidos en general, al primer toque en la mayoría de ocasiones, muchos movimientos sin balón y un enorme talento. Rodrygo jugueteaba y Ceballos, Camavinga, Valverde, brillaban, y hasta Asensio seguía contribuyendo a este buen juego colectivo. Lo infrecuente, otra vez, a través de algunos de los infrecuentes.

A la vuelta del descanso, el Madrid mantuvo, e incluso imprimió un mayor ritmo: la defensa del Elche sobrevivía como podía, pero Benzema seguía sin meter una, por mucho que Rodrygo le diera goles casi hechos. Tambièn Valverde mandó algún balón alto, Camavinga desviado, y siguió habiendo llegadas continuas, pero sin éxito. Ancelotti decidió introducir en el campo a Tchouameni, Odriozola y Modric para dar descanso a Carvajal, Ceballos y Valverde. Apenas se notó, porque el equipo siguió atacando por un lado o por otro, aunque sin conseguir que Badía recogiera el balón del fondo de la red. Tuvo que ser una jugada en que el balón llegó a Modric en el minuto 80, ya con Mariano en el campo en el puesto de Benzema: el príncipe croata, casi desde la frontal, puso la pelota en la escuadra contraria, con un remate que volvió a mandar a los que piden su jubilación a la cueva. Especialmente, porque el pequeño medio de Zadar había salido al césped como un juvenil, ansioso de demostrar que tiene cuerda todavía.

Imagen: realmadrid.com 

Ya con el 4-0 en el marcador, Arribas entró para relevar a Asensio, siendo lo más destacable una combinación cono Rodrygo que el chaval remató con la derecha algo flojo y no pasó de ocasión peligrosa. El partido llegó al final con una goleada en los marcadores del Bernabéu (es un decir, no los hay) y el Madrid recuperando algo del terreno perdido en la clasificación liguera. Ahora, en el horizonte, está el partido en Pamplona del próximo sábado, porque el martes el equipo viaja a Liverpool para el primer asalto eliminatorio a la Champions de este año. Vaya, que vuelve a asomar lo frecuente, después de lo infrecuente del partido de esta noche. Que no ha estado nada mal.