Una cronica de: @Javirodespi – planetacb
Jota Cuspinera, entrenador del Montakit Fuenlabrada, no quiso hacer una valoración del partido en lo que él catalogó como que “solo hubo un equipo que borró a otro” y casi que nos vamos a quedar con eso de preámbulo de nuestro OjO Al Blanco, porque es una descripción perfecta de lo que ha pasado esta inolvidable noche de récords para el Real Madrid, en lo que más que un equipo, ha habido un “Demolition Team”.
¡¡Lo que te has perdido!!
Dícese de la expresión que cada uno de las 6.566 almas que poblaban el Barclaycard Center (a un 50% de su capacidad) habrán dicho al vecino, amigo, hermano o cuñado que tengan más cerca ante el tremendo espectáculo que ha dado hoy el Real Madrid, un absoluto deleite para los sentidos y que nos ha recordado ese equipo en que algunos querían llevarse a la NBA. No éramos muchos, cierto es, pero los que estuvimos nos fuimos con la sensación de haber visto una exhibición de muchos kilates y de contemplar un pedacito de historia con esos récords de valoración (179), de asistencias del Chacho (19), del récord de club de asistencias igualando el histórico (35) y de hacer la mejor marca de anotación en los últimos 26 años (129), todo eso podrán decir que han visto a los que no han querido o no han podido, ir al feudo madridista.
Intensidad del minuto 1 al 40
Evidentemente, nuestro OjO no puede ser al uso porque solo hubo un equipo desde el salto inicial hasta el minuto 40 en que Andrés Nocioni consiguió el triple que daba a Sergio Rodríguez su asistencia número 19, en ese período de tiempo, el destrozo al Fuenlabrada fue mayúsculo en todas sus líneas, de tal forma que no podríamos describirles todas las vías de agua del equipo madrileño en defensa, desde ser incapaces de parar el pick & roll con Ayón, de contemplar la efectividad de los aleros en las esquinas, verse superados por las situaciones de contraataques que provenían de robos, una circulación de balón con extra-pass que buscaba al hombre libre…En resumen, una máquina demoledora que doblaba en el marcador una y otra vez a los hombres de Cuspinera, que se veían completamente incapaces de parar el aluvión y dando muestras, en más de una ocasión, que hoy eran convidados de piedra.
La absurda teoría de la defensa
¿Recibir pocos puntos es señal de buena defensa? Quizás podríamos hacer un artículo aparte sobre esta pregunta y si ustedes están a favor de ella, vayamos con la siguiente cuestión ¿Recibir 81 puntos es señal de haber defendido mal? Si su respuesta es “Sí”, que sepan que su teoría se va al garete en cuanto puedan ver la absoluta demostración defensiva que hoy ha hecho el Real Madrid con una responsabilidad individual de cada uno de sus miembros que impedían cualquier intento de fluidez en el juego del visitante. Ahogar líneas de pase, que cada jugador sea un pulpo en marcaje balón, taponar las veces que haga falta, lanzarse hacia el balón para impedir que salga fuera y recuperarlo, son algunas de las muestras que hoy los blancos hicieron en cada acción en que tenían que “agachar el culo” y, por Dios, no vuelvan a decir que este equipo no sabe defender, porque lo de hoy ha sido antológico.
El perdón a Thompkins
El misterioso caso de Trey sigue desgranando capítulos, hoy volvió a dar una muestra de su eficacia ofensiva con su 5/7 en triples y su 5/6 en tiros de dos, acabó con 4 rebotes y consiguió 25 puntos, todo un caudal ofensivo que parece haber encontrado el sitió que perdió en el Real Madrid (y todo ello gracias a la confianza mostrada por Pablo Laso a pesar de malos estados de forma, problemas personales y lesiones aparte), pero quién hoy le mostró su perdón más absoluto fue el soberano público blanco. Gran parte del Barclaycard se puso en pie para ovacionarle cuando el coach vitoriano le mandó al banco, como muestra de que le iban a dar una oportunidad más con el objetivo de la liga en lontananza.
También tuvimos espectáculo del bueno
Hemos hablado de ataque y de defensa, pero…¿y el espectáculo qué? Pues hubo para dar y tomar y en nada de cuentagotas sino a raudales, desde un triple desde su campo de Rudy Fernández, a tapones antológicos de Chapu o Doncic, tampoco nos vamos a quedar sin nombrar una racha de Llull que demostró que ha vuelto a ser el de siempre con esa punta de velocidad que ya quisieran algunos velocistas. Sin embargo nos tenemos que detener en Sergio Rodríguez, el chacho se permitió el lujo de dar la friolera de 19 asistencias, algunas de tremendo mérito, de todas las formas posibles y siendo inevitable que la NBA se fije en él (hoy todavía más) porque vimos a un jugador absolutamente inabordable, que disfrutó en la cancha y, todavía mejor, nos hizo disfrutar dando una master class de baloncesto.
La sobriedad
En todo este rollo que les he soltado de la magnificencia blanca, no podría faltar su huequito a la sobriedad, representado por dos hombres: Gustavo Ayón y Felipe Reyes, el primero acabó con doble-doble (14 puntos y 10 rebotes) mientras que el segundo terminó con 14 puntos, 4 rebotes y 7 faltas recibidas, ellos no metieron ningún triple espectacular, sus canastas fueron muchas bajo el aro y sus acciones (salvo algún mate) no tuvieron el brillo de otros, pero su trabajo fue básico para que el Real Madrid fuera la máquina que ha sido hoy, con sobriedad, con sapiencia y mucha lectura de juego, ellos sabían dónde tenían que colocarse, dónde soltar el primer pase o, sencillamente, hacer lo mejor para el equipo, algo que no es tan fácil de encontrar cuando hablamos de dos estrellas de primer nivel.
Así terminamos hoy, nuestra próxima cita será el próximo miércoles 18 a las 21 horas contra un Laboral Kutxa al que deseamos mucha suerte en su asalto a la Final Four de este fin de semana, mientras eso llega, no se olviden, sigan sonriendo.