Un articulo de: @luismanper
“El día de mañana, cuando nos vayamos los más mayores, ellos seguirán ganando (Vini, Rodry, Camavinga, Fede Valverde). Al final todos pasamos, pero el Real Madrid es eterno”. No se puede expresar mejor y en menos palabras la filosofía del Real Madrid que como lo resumió Luka Modric, en una entrevista reciente en un medio croata, en unas palabras en la que asume con absoluta naturalidad que su retirada del fútbol de élite está más cerca de lo que parece, pero que no por ello el Real Madrid dejará de ganar títulos ya que este club es histórico, porque en él nadie es imprescindible.
Y esta máxima que la mayoría de madridistas tenemos tan clara, al menos los que anteponemos el escudo frente a todo y frente a todos, es la pared contra la que se han estrellado jugadores de todas las épocas, que se han creído que el club les debe algo a ellos y no que son ellos quienes deben al Real Madrid toda su fama y ser recordados en el mundo del fútbol, como aquellos futbolistas que dieron gloria y títulos a un Real Madrid seguido y admirados en todo el mundo.
Una de las historias que más me repitió mi padre para inculcarme ese madridismo que me acompañará siempre, es como Santiago Bernabéu se cargó a Di Stéfano después de haber ganado 5 Copas de Europa y perdido otras dos finales y a pesar de ser el jugador que cambió la historia del Real Madrid y le juró que no volvería a trabajar en el club mientras el fuera presidente, como finalmente sucedió, pues la Saeta no volvió al Real Madrid hasta los años 80, ya con Luis de Carlos como presidente.
Imagen: realmadrid.com
Y sin embargo, esa actitud resumida en la famosa máxima “nadie por encima del club” está más de actualidad que nunca, pues en el último lustro la hemos visto con 2 mitos de la historia del Real Madrid como Cristiano Ronaldo y Sergio Ramos, que ya sea porque el club se puso de perfil en sus problemas con Hacienda con el primero o porque su entorno le volvió loco en el caso del segundo, han sentido como en el Real Madrid nadie es imprescindible y todo el mundo sabe dónde está la puerta, cuando se cree más relevante que la institución a la que representa.
Si bien el primer año post Cristiano fue nefasto, más por la salida de Zidane en vísperas de un Mundial que desembocó en el affaire Lopetegui, que acabó con el entonces seleccionador despedido a 2 días de comenzar alegando Rubiales cuestiones éticas, que como se está viendo hoy le vienen bastante grande tanto a él como a la gentuza que publica audios privados a cambio de que Tebas les financie la fosa séptica en que se ha convertido su periódico, después de Lopetegui vino Solari señalando a varios jugadores que han dejado este año el club con una etapa final indigna del resto de su carrera y tuvo que volver Zidane a apagar el fuego de una temporada perdida, que sirvió de anticipo al verano más caro de los últimos años, en el que salvo Mendy todas las inversiones fueron fallidas y que sin embargo, Zizou materializó en la trigésimotercera liga, que todos recordaremos como la liga del confinamiento.
Tras una segunda temporada de Zidane en blanco con más de 60 lesionados, entre bajas por Covid y lesiones influenciadas por la brutal carga de partidos derivada de 2 temporadas unidas, y con los robos que todos recordamos de por medio en forma de manos que se negaron a pitar a favor en el Wanda o en el partido contra el Betis, tan claras como la que nos pitaron en contra en el recordado partido contra el Sevilla y con experimentos tácticos extraños como aquel puesto de Vinicius de carrilero, que se inventó Zidane para intentar disimular que el Chelsea era una apisonadora física que nos pasó por encima, se abrió la segunda etapa de un Carlo Ancelotti en el que pocos creían cuando llegó (entre los que me incluyo) y que ha acabado con ese triplete que tanto hemos disfrutado esta temporada, en la que solo se quedó por el camino la Copa del Rey en aquel partido influenciado por el poco descanso que habían tenido varios jugadores sudamericanos que 48 horas antes habían jugado en la otra parte del mundo, porque ya saben todos nuestros lectores que “el fútbol es de los fans”.
Imagen: farodevigo.es
Y mientras el Real Madrid ganaba la Decimocuarta, en un ambiente que parecía más el de la guerra que se quería evitar merced a esa UEFA modélica que muchos siguen defendiendo a día de hoy, aquellos que en un momento dado se creyeron que por ser mitos del Real Madrid, el club les pagaría sus deudas con Hacienda o les permitiría ir a parones de selecciones a jugar contra Kosovo sin estar recuperado para superar el récord de presencias en la selección de un futbolista en toda la historia mientras el equipo se jugaba la temporada por sus reiteradas lesiones, se mordían las uñas viendo como se les había escapado la oportunidad de igualar o acercarse a Paco Gento como el jugador histórico que ha ganado más Copas de Europa.
Y todavía las cuentas madridistas que priorizan los ídolos al sentimiento de club, hacen encuestas pueriles sobre si veríamos el regreso de un jugador que reventó una celebración de Champions anunciando su salida, y que desde entonces ha demostrado tal voracidad goleadora como poco apego a los clubes a los que ha estado vinculado, todo ello para enturbiar en un momento de máxima comunión en el vestuario con uno de los mejores ambientes que ha habido en mucho tiempo.
Yo sí me lo permite el gran @MiedoEscénico2, me aplicaré su reacción a la lista de jugadores mejor pagados del mundo que comentábamos esta mañana “a día de hoy, el Real Madrid tiene la gente que menos cobra ganando lo que más cuesta”, y es que más le valdría a algún millenial dejar de tomar a todo el mundo por idiota, y aprenderse lo que jugadores como Luka Modric, se dieron cuenta el día que llegaron “Al final todos pasamos, pero el Real Madrid es eterno”.