Una crónica de: @Datemus
Esta tarde muy fría en el Di Stefano iba a ser testigo de la reaparición liguera del Castilla tras su periplo sevillano que, aunque saldado con suerte desigual, permitía a los de Raúl inaugurar el 2022 a tan sólo cuatro puntos de la promoción de ascenso. Los nuestros se han alejado de los puestos de descenso unas jornadas antes del comienzo oficial del invierno que, con su llegada, suele marcar el momento de mayor declive en la tabla como pago a la falta de adaptación a la nueva competición. Esperanzador por un lado, pero sin olvidar el calvario que hemos pasado fuera de casa, un aspecto que, inexcusablemente, se ha de mejorar en la segunda manga de esta Primera RFEF (o como se llame ahora a nuestra clásica Segunda B) si queremos optar a los puestos de play-off.
Empatados a puntos con el Alcoyano, que tan canutas nos las hizo pasar esta semana en Copa, los de Raúl aguardaban el enfrentamiento directo más picante de lo que podría ser la “mini-revancha” con la vista puesta antes nada menos que en el Andorra, tercer clasificado y uno de los conjuntos más fuertes de nuestro grupo.
Raúl, a pesar del gran número de bajas, alineó un once en el que concurrían varios de sus futbolistas de mayor talento. Toni Fuidías bajo palos. Defensa con Gila y Rafa Marín en el centro, y con Santos y Pablo Ramón de laterales. Pablo Ramón ya parece haberse adueñado de esta posición, más cuando la falta de Aranda forzaba a Miguel a jugar mucho más adelantado de lo habitual (un servidor ve al mallorquín incluso más cerca de la medular que en el centro de una defensa, salvo que desarrolle con su crecimiento un mayor poderío físico). El Estado Mayor lo conformaban nada menos que Blanco, Morante y Arribas. En punta, Miguel por la izquierda, Peter por la derecha y el debutante como titular, Álvaro Daniel Rodríguez Muñoz, directamente ascendido del Juvenil B, en el puesto de ariete.
Arrancó el encuentro con el Castilla muy agresivo y decidido a irse rápidamente hacia la portería de su rival. Tan sólo tardó dos minutos Peter en poner a prueba a Ratti, con un disparo lejano que obligó a emplearse a fondo al meta tricolor.
A los seis minutos, Rubén Bover dio la réplica con otro gran disparo lejano que se fue muy cerca de la portería. Un minuto más tarde, Arribas recibe de espaldas, se da la vuelta, pone la pausa y sirve con un pase maravilloso al desmarque de ruptura de Álvaro. El jugador juvenil trata de driblar a Ratti hacia fuera, pero el portero se las apaña para despejar a córner el chut a puerta desde posición escorada del delantero local.
El Andorra intentaba llevar la iniciativa en el juego, pero con demasiado toque lento y exceso de pase de seguridad. Con este estilo de juego tan de moda desde que la inapelable matemática del palmarés de los mejores equipos intenta ser vencida por los relatos oficiales para eternos amargados, el Castilla, concentrado atrás, no tenía problemas para mantener a su rival lejos de Fuidías. Es más, con cada robo, los merengues intentaban salir muy rápido y aprovechar los espacios a la espalda de la defensa rival.
En el 25’, con el Castilla algo trabado cuando el Andorra le esperaba atrás, Peter desatascó con una gran jugada individual desde la derecha, a la altura de la frontal. Tras marcharse de dos rivales, ganó la línea de fondo y entró casi hasta el área pequeña, sin que supiera encontrar, desafortunadamente, algún buen destino antes de que un defensa desviara su intento de envío in-extremis.
En el 27’, los locales inician una jugada desde atrás. El balón encuentra a un gran Álvaro que, en plena medular y con los centrales encima, recibe de espaldas sin perderla, que ya tenía mérito, y envía un gran pase en profundidad a Miguel con el que rompió todas las líneas andorranas. Matrícula de honor para el gigante niño. Miquel, con todo el espacio del mundo, sin oposición y con esa izquierda de terciopelo que atesora, envió un pase al área de tiralíneas, lleno de precisión, con el que esquivar a los defensas que llegaban en desventaja a la acción y servir de cara a Sergio Santos que, sin siquiera la oposición de un portero que salió a la desesperada a desviar esa rosca imposible, al más puro estilo Arconada 82, no tuvo más que centrar de primeras a la red. 1-0.
Siguió el partido igual: el Castilla anulaba los intentos de creación de su rival y proponía con más acierto y peligro que su rival.
En el 35’, otra gran asociación de Álvaro y Miguel, que se entendieron a la perfección durante el encuentro, termina en una jugada de peligro que llevó la pelota a córner. Morante saca con su exquisita zurda y encuentra a Álvaro completamente sólo. El chaval, con esa planta de un Lukaku con 15 años y 30 kilos menos que tiene, remató sin contemplaciones de cabeza a la red. 2-0.
De ahí al final del primer tiempo, el Castilla demostró que si quiere, sabe controlar el marcador y jugar con el movimiento del cronómetro. Esperó atrás ordenadísimo, aplicado en la presión y sin relajaciones en la concentración, y anuló por completo el juego ofensivo del tercer clasificado en la tabla. Todo ello, sin perder ocasión de irse arriba en cuanto el cuero caía en los pies de sus futbolistas. Así se llegó al final de una primera mitad sobresaliente de los de Raúl.
Los andorranos empezaron el segundo tiempo más decididos, espoleados por la necesidad en el marcador. Su toque anodino y su pasecito infructuoso de la primera mitad adquirió más velocidad, lo que resultó en ciertos problemas para que los locales pudieran mantenerlos completamente maniatados, tal y como había sucedido durante los primeros cuarenta y cinco minutos.
Tras los primeros compases, los blancos volvieron a neutralizar la capacidad ofensiva del rival y vivieron relativamente cómodos basados en su orden y en una presión agresiva desde campo propio. Sólo el Castilla, tal y como sucede en muchos encuentros, parecía ser posible de arruinarse a sí mismo en algún despiste o error clamoroso. Sin grandes ocasiones y sin mucho movimiento de banquillos, los minutos iban cayendo para delicia de los espectadores a los que les gusta ver un equipo ordenado y que controla la ventaja en el marcador, algo que no se les da especialmente bien a los filiales blancos.
Al borde del minuto 60, el Andorra defiende desastrosamente mal un saque de banda en tres cuartos delos merengues. Arribas está más listo que nadie y se lleva por la derecha un balón que puso a su disposición la indecisión y la falta de capacidad expeditiva de la defensa visitante. Arribas la muestra con la pelota pegada a la punta de su izquierda, sin que nadie se atreva a entrarle mientras progresa con esa habilidad que tienen los cracks para mantener el cuero dominado en plena zancada a la par que parecen estarse tomando un café. En esa pausa infinita aparece un toque sorprendente fruto de la mente de un creador del fútbol, de esos reflejos de los genios que nos hacen enamorarnos de este juego. Nadie, ni los defensas, ni los espectadores, sabíamos el destino del pase hasta que el esférico llegó a Miguel Gutiérrez que, completamente sólo y a placer, aprovechó la maravillosa asistencia del pequeño 10 blanco para sentenciar el encuentro.
Le pudo durar poco la alegría a los de Raúl cuando, dos minutos después, Molina puso un gran pase desde la izquierda, cerca de la frontal, a Marc Fernández. Blanco desvía tímidamente y convierte su despeje en un centro para Marc, que está asombrosamente rápido para ganarle la espalda a Gila. Cuando estaba franco para perfilarse hacia el disparo, un relámpago llamado Rafa Marín apareció donde nadie podía esperar que ninguna ayuda, para lanzarse al suelo y enviar a córner. Formidable la acción de velocidad y concentración del jovencísimo central blanco. Qué gran futuro parece tener por delante.
En el 65’, el Andorra envía un gran pase en profundidad que coge a Fuidías demasiado alejado de su defensa. El meta sale fuera del área y derriba en banda izquierda al delantero rival. Amarilla merecida y saque de falta muy peligroso, pero que se saldó sin consecuencias.
Movió Raúl el banquillo en el 67’. Gila por Marvin y Peter, no muy activo en el día de hoy, por Mario Martín. Pablo Ramón dejaba su puesto de lateral y suplía el hueco en el centro de la defensa que dejaba Mario Gila vacante.
En el 73’, una gran acción defensiva en anticipación de Sergio Santos es seguida por un espléndido pase en largo, raso y muy bien tocado, del lateral local hacia Álvaro. El delantero juvenil quedó en uno contra uno con su par. Muy cansado, se las apañó para driblarlo hacia fuera y para servir con un pase de la muerte a Arribas que, por otro lado, había hecho a la vez un fantástico desmarque desde el segundo palo hacia el punto de penalti. El remate de primeras del pequeño 10, que no del 10 pequeño, se marchó fuera lamiendo el palo cuando todos cantábamos ya el gol. Maravilloso contraataque que ponía en evidencia a todo memo que afirma que estas acciones carecen de belleza.
Seguía el Castilla practicando un fútbol rápido, meritorio, hermoso. En el 79’, Marvin intenta el regate en la frontal. La pelota le cae a Álvaro, que dispara cruzado fuera por muy poco.
En el 81’, Raúl agitó de nuevo el banquillo e hizo debutar a Nico Paz por el también juvenil Álvaro, que cuajó un gran partido y una espléndida primera mitad. Ojo a este chico. Morante, por otro lado, con un trabajo oscuro lleno de capacidad alveolar, cedía su sitio a Carlos Dotor.
Sin que la tónica cambiara y con todo decidido Raúl dio, en el 85’, algunos minutos a Gudjohnsen, que entró por un gran Sergio Arribas, que volvió de nuevo al nivel al que nos tiene malacostumbrados y que tanto echamos de menos en sus pequeños bajones de la temporada.
En el 89’, llegó el tanto del honor de los visitantes, volcados en una ruleta rusa en busca de maquillar el marcador. Adri dispara desde muy lejos y sorprende a un Fuidías que, un poco frío, pudo hacer algo más para evitar el córner. El saque de esquina pilló a los nuestros con la caraja propia de la celebración prematura de un gran encuentro. El propio Adri entra completamente sólo al remate de un buen centro lateral y marca a placer el 3-1.
Continuó el descuento con el Castilla en el spa, metidos en el jacuzzi con puro en diestra y copita de vino en la siniestra, lo que le costó alguna llegada peligrosa más al área propia. No obstante, el marcador no se movió más y los nuestros sumaron una nueva victoria, merecidísima, en el que ha sido el mejor partido (o al menos el más completo) que hemos tenido ocasión de verles en esta campaña. Sumémosle un árbitro que ha sido eso: un juez que ha pasado desapercibido, repartiendo los errores comprensibles y de poca trascendencia entre ambos conjuntos, sin ningún sesgo o patrón detectable. Todo a pesar del empeño de la realización de Footers en buscar con lupa las jugadas en el área merengue para encender el discurso. Otros que tal bailan.
No cabe duda de que al Castilla, igual que al primer equipo, se le dan mejor los grandes que los equipos que se cierran atrás. Hoy hemos visto un Andorra ambicioso y los nuestros han sabido explotar los espacios propios que deja una escuadra que arriesga. Vendrán encuentros llenos de dominio y falta de sitio en los que, a base de talento, pero también de oficio y tesón, los madridistas han de ser capaces de llevarse los 3 puntos.
Ojalá sigan los de Raúl practicando este fútbol porque esta plantilla atesora capacidades como para hacernos soñar con un play-off de ascenso lleno de opciones. Hoy se ha visto el buen fútbol al que los nuestros nos tienen acostumbrados como locales, acompañados de una gran colocación, una remarcable presión desde campo propio y una meritoria concentración defensiva. Ahora hace falta que llegue la regularidad, clave para poder estar arriba en una competición tan igualada, y que ha sido la gran asignatura pendiente del primer filial en esta campaña, especialmente a domicilio, junto con unos arbitrajes que han condicionado muchos resultados. Esperemos que sea el comienzo de una gran ascensión.
FICHA TÉCNICA:
Real Madrid Castilla: Fuidias, Santos, Miguel, Gila (Mario Martín, 68’), Pablo Ramón, Blanco, Arribas (Gudjohnsen, 86’), Peter (Marvin, 68’), Morante (Dotor, 82’), Rafa Marín y Álvaro (Nico, 82’).
Andorra: Ratti, Adri, Aguado, Carlos M. (Iván Gil, 74’), M. Fernández, Molina (Riverola, 68’), Martí Vilà, Bover (Nieto, 74’), E. Vergés, Pastor (Riera, 46’) y Pau C.
Goles
1-0 (min. 28): Santos.
2-0 (min. 37): Álvaro.
3-0 (min. 59): Miguel.
3-1 (min. 90): Adri.