Una crónica de: @kikeabrilruiz13
Increíble, y perdón por repetirme, lo que está pasando con este Real Madrid.
Si hace unos días decíamos increíble por la capacidad de aguante del equipo en Mánchester, logrando el billete para la fase de grupos de la UEFA WOMEN’S CHAMPIONS LEAGUE, hoy tenemos que decir increíble, porque no nos podemos creer nada de lo ocurrido en el derbi madrileño.
Ante el Levante (y este cronista pide perdón por no acudir a la cita con ustedes), vimos un Real Madrid frágil, manejable y superado. Nada que ver con lo que habíamos visto en el di Stéfano ante el City de Vicky Losada. No quedaba rastro de ese gen competidor, que te obliga a seguir a pesar de los varapalos que ocurran en el partido.
Nada, se había esfumado como el humo. Luego volvimos a creer. Qué partido hicimos en Manchester. Y qué manera de lograrlo. Aun se me pone la piel de gallina al recordar el golazo de Claudia Zornoza…
Y volvimos a toparnos con la realidad. Llegó el rival por excelencia de la capital, el Atlético de Madrid. Teníamos ilusión, jugábamos el partido en el Alfredo di Stéfano tal y como la afición ha estado harta de demandar tanto tiempo… pero la imagen de ese Real Madrid esperanzador volvió a desaparecer en el césped. Las de Aznar concedieron muchísimos balones a las rivales, tal que así Deyna Castellanos adelantó a las colchoneras en los primeros compases del partido.
Esther lo intentó, pero la grada empezó con un extraño runrún porque reclamaba que la granadina acabase más las jugadas y que tuviera más compañerismo en la frontal del área. No sucedió, pero Esther obligó a la guardameta del rival a estirarse para evitar el tanto del empate.
Imagen: realmadrid.com
Si es cierto que el partido tornó en un ida y vuelta, pero el equipo no enganchaba a sus aficionados en la grada, no se atisbaba rastro de animo pese a la presencia de Pioneras Blancas, siempre acompañando al equipo. El primer tiempo se desvanecía y el Madrid no encontraba la lucidez necesaria para intentar llevar algo más de peligro.
En la segunda parte, Misa e Ivana tuvieron que poner todas las alertas para que Kgatlana no colará el balón en la portería blanca, y Esther respondió con un disparo potente para sorprender a Lindahl, pero se fue alto. Nahikari intentó suerte en un disparo de falta directa que se marchó ajustada, y en la siguiente jugada, Banini culminó una jugada que todo un Real Madrid habría firmado. Ni siquiera la entrada de Kosse pudo cambiar nada de lo que sucedía en el campo, y con ello, el tiempo se le echó encima al club merengue y se acabó otra jornada en la que el Madrid vuelve a sumar 0 puntos en el casillero.
Muy preocupante la situación para las de David Aznar, que otra vez está en el foco de las criticas del aficionado. Algo tendrá que tocar el míster si no quiere ver peligrar su puesto, pero algún crédito debe tener cuando su equipo superó con asombro el partido más duro del año.
No hay excusas para dejar de trabajar, y el Madrid tiene que seguir estando fuerte. Tiene un duro rival por delante, el Granadilla, que el año pasado nos remontó en poco en su estadio. Un rival a tener en cuenta cuando las matemáticas manden a final de temporada.
Queda mucho que hacer.