Un articulo de: @manoloalvar
Putrefacción, sí, esa es la palabra que mejor define al vestuario de mi amado Real Madrid. Lo que voy a escribir ahora no es nada nuevo, es lo que hablamos en twitter a diario, pero me apetece escribirlo porque sufro con ello, porque me viene a la cabeza constantemente y porque lo suelto todo y me quedo como un rey…
Imagino a una persona que comienza a trabajar en una línea de montaje y el primer día se encuentra a un equipo de gente comprometida con el trabajo y la empresa, todos arriman el hombro, todos se motivan y se exprimen por sacar la tarea adelante…
Imagino a otra que cae en otra línea en la que no hay mas que holgazanes y vagos y su mismo jefe de equipo le dice: «No te compliques. Si no llegamos, que pongan mas gente o que vengan los jefes a solucionarlo, tú a tu ritmo y cuando suene la sirena, a casa…».
Fijo que la primera persona se rompe a currar y se parte el pecho y la segunda cae en la desidia y se convierte en algo similar a un funcionario vago… Eso son el vestuario del Madrid y el del Barça.
Venga el jugador que venga al Madrid, hasta que no se limpie el vestuario de vagos y malos profesionales (se llevan la palma Ramos, Pepe, Marcelo, Isco y Jesé), casi seguro que se va a dejar llevar y va a caer en la desidia y la dejadez. Imaginad por un momento que, en su momento, Alves (un jugadorazo venido a menos, pero un payaso en toda regla), hubiera fichado por el Madrid. Seguro que hubiera sido un fiasco. Alves llega a Barcelona y se encuentra a Xavi, Puyol, Busquets, Valdés, Mascherano y compañía que mandan en el vestuario y anteponen el escudo a todo… A la mínima que se cantee, le ponen las pilas y lo ponen mas derecho que una vela.
Imaginad que llega al Madrid y se encuentra con Ramos, Casillas o Marcelo. Hubiera acabado cerrando todas las discotecas de Madrid a diario (Ayyy Jamesito de mi vida que me vienes a la cabeza ahora…) y siendo un desastre. Este símil vale también para Neymar o para cualquier fichaje nuestro.
Mientras no se fumigue el vestuario y se limpie a fondo, no hay absolutamente nada que hacer. Venga quien venga. Lo que más molesta es que esto se veía venir tras la marcha de Mourinho. ¡Sí! ese que avisó al presidente de que había tres manzanas podridas en el vestuario… Desgraciadamente, ahora no son tres, ahora son más.
La décima no fue más que un parche que disimuló la putrefacción que había en este vestuario y que ahora sale a relucir en su máximo esplendor. Solo me queda decir que JOSE MOURINHO TENIA RAZÓN.