Una crónica de: @MiedoEscenico2
En la previa del partido, @pepo2204 decía que afróntabamos el partido de esta noche frente al Villarreal como la penúltima, jornada y copa antes de acabar, y hacía bien en avisarnos. Mientras tanto, @cubelas13 nos daba otro tipo de aviso: volvía a arbitrar al Real Madrid el canario Hernández Hernández, y eso era sinónimo de malos augurios. La alineación saltaba un poco antes de lo habitual, y Zidane salía con algunas decisiones esperables y otras algo menos. Un 4-3-3 con Courtois en portería, la defensa esperable con Carvajal, Varane, Ramos y Mendy, su guardia de corps en el centro del campo, la legendaria CMK con Casemiro, Kroos y Modric; y, en punta de ataque, los calcetines con pólvora del joven Rodrygo, los cubiletes del trilero Hazard, y las partituras de música clásica de Karim Benzema.
La sensación que dio la primera parte del partido fue una reminiscencia de otros partidos de esta fase de la Liga, tan extraña: un Madrid pétreo, imperturbable, que movía el balón con dificultad desde la salida, que mandaba algunos balones en largo al limbo, pero que poco a poco iba conquistando terreno, posesión, iniciativa y control. Un elemento destacaba por encima de los demás, y era que había aparecido, en mitad del Alfredo Di Stéfano, un trono. Un trono no muy grande, pero evidente: el de nuestro príncipe croata, Lukita Modric. Un señor de 34 años que decidió sacársela allí en medio, y dio una masterclass de control del juego, pases, regates y cambios de orientación. El Villarreal se volvía loco para intentar controlar el movimiento del pequeño Luka, que se iba de uno, de dos o de tres. En función de lo que pedía el momento. Y además, ayudaba a Carvajal en la defensa de ese lado, junto con el joven Rodrygo. Todos nos hemos hecho un poco súbditos del príncipe croata con el paso de los años, pero además él está empeñado en mantenernos subyugados (bajo su yugo).
Imagen: realmadrid.com
Fue Dani Carvajal, precisamente, en el minuto 4, el primero que asaltó el área castellonense, con una vaselina que se quedó corta y que pudo alcanzar Sergio Asenjo antes de que se colara en la portería. En el minuto 7, el de Leganés centraba y Benzema remataba, obstaculizado por un rival, flojo a las manos del portero. Pero la sensación era la que era: el Madrid iba llegando y el Villarreal presionaba mucho arriba pero no generaba peligro alguno. Casemiro mandaba el balón al aparcamiento en el minuto 11, Modric lanzaba un misil con veneno en el 16 que Asenjo mandaba a córner, y el Madrid entraba por un lado y por otro en busca del gol que le diera ventaja, como un enjambre de abejas cabreadas, aunque los amarillos fueran los otros.
En el minuto 29, Casemiro, que jugaba su partido número 34 de Liga, sacó sus tijeras de podar, que le harán eterno, para rebañar un balón y dejarlo en las manos del príncipe croata. En cuanto Lukita Modric entró en contacto con el balón, sonó música de violines, y la vieja guardia blanca se desplegó como un ballet acompañando su avance: Kroos se abrió a la izquierda, Benzema se abrió a la derecha y el incombustible Modric le puso un balón envuelto con un lazo en el espacio que quedaba libre delante de él. Benzema fue afinando su violín, desenfundando su arco, y sólo necesitó un toque, una nota, para excavar un túnel entre las piernas del portero amarillo y mandar el balón a la red. El 1-0, justo antes de la pausa para hidratarse, no frenó el sentido del juego madridista, pero le dio cierta pausa y paciencia. Se llegó al descanso con un par de acercamientos en córners del Madrid, y alguna jugada aislada en que el Villarreal asomó por el área de Courtois sin convencimiento ni acierto.
Imagen: realmadrid.com
Las ondas contaban, durante el descanso, que el Osasuna ganaba 0-1 en Barcelona, que el Madrid sacaba 7 puntos más el average, y que era virtualmente campeón. Esto pareció ser la gasolina que el cuadro blanco necesitaba para dar matarile al partido, y a su vuelta al campo, fue subiendo la intensidad de su motor, sus turbinas empezaron a despedir aire a más velocidad, y tomó el relevo del dominio el káiser Toni Kroos, otro que jugaba su partido número 34 de Liga. El alemán desplegó sus planos, su calculadora, y sus tiralíneas, y fue desmoronando, poco a poco, la zona defensiva del Villarreal. Una entrada deslumbrante de Carvajal por la banda derecha acabó con una mala elección (un remate con la izquierda), teniendo a Benzema llegando solo por detrás; el rechace le llegó a Hazard, pero estaba cayéndose y no pudo acertar a rematar bien. A la hora de partido, Mendy volvió a hacer esa jugada que se ha demostrado como especialidad de la casa: ante la presión de dos jugadores del equipo amarillo, se dio un autopase, se convirtió en TreMendy, y dejó atrás como una exhalación a los dos rivales. Desafortunadamente, esta vez su pase al corazón del área no encontró rematador, pero volvió a dejar una impronta de exuberancia física descomunal.
El Villarreal iba teniendo algunas llegadas, pero tampoco eran especialmente peligrosas para el equipo blanco. Zidane decidió cambiar a los jugadores de banda en el minuto 62, y se fueron Hazard, bastante gris, y Rodrygo, muy activo, para dejar su sitio a Asensio y Vinicius Jr. En una penetración por banda izquierda, Quintillá se dio el balón demasiado largo y, mientras Courtois despejaba el balón con la pierna, el lateral del Villarreal le golpeó con la rodilla en la cabeza de forma fortuita. El golpe dejó al belga fuera de combate un rato, aunque luego volvió al partido sin aparentes secuelas. El Villarreal, que también había ido haciendo cambios, iba ganando control sobre el juego, y el Madrid lanzaba sacudidas eléctricas por medio de Vinicius, que no acababan de cuajar.
Imagen: realmadrid.com
Hasta que, en el minuto 73, una arrancada de las de Sergio Ramos acabó con el central cayendo en el área del submarino amarillo, no queda muy claro si porque le dieron o porque se cayó solo, la verdad. De la chorrada de tirar el penalti amagando para que metiera el gol otro no voy a decir mucho: me pareció una gilipollez cuando lo hicieron otros, y en estos tiempos que corren, uno prefiere tener más coherencia que dinero, así que lo mantengo. Afortunadamente, pasado el bochorno de hacer una tontería, y además hacerla mal, llegó Benzema, tiró el penalti repetido, y lo marcó con un remate raso y ajustado al poste, mandando el 2-0 al marcador, y poniendo el título de Liga cada vez más cerca. Poca broma.
Llegó la pausa de hidratación y, a la vuelta, Toni Kroos cargó su catapulta y envió, esta vez con la pierna izquierda, un misil brutal que hizo temblar el larguero del equipo amarillo. Un par de minutos después, un centro lateral del Villarreal llegó al área madridista, a la cabeza de Iborra, y el centrocampista envió el balón a la red haciendo imposible la parada de Courtois. El 2-1 animó al Villarreal a lanzarse a por otro, y ahí emergió un gigantesco Thibaut Courtois, decidido a mantener el cierre de su puerta echado para el resto del partido, y lo consiguió con tres paradas fantásticas, una de ellas con los pies, recordando aquella de Casillas en los últimos minutos de la final de Glasgow. Será casualidad, pero también Courtois jugaba su partido número 34 en Liga. Tenemos que decir que, poco antes de esa exhibición del belga, Zidane había agotado los cambios, dando entrada a Lucas Vázquez, Valverde e Isco.
Imagen: realmadrid.com
En el minuto 95, Benzema controló el balón en la zona izquierda del ataque madridista, y se la pasó a Vinicius. De pronto, se abrió una brecha en el espacio-tiempo, y se nos abrieron las puertas del futuro inmediato: el brasileño se puso un disfraz de superhéroe, cogió el balón, se fue a línea de fondo, atrajo a dos defensas rivales, pasó entre ellos como una sombra, enfrentó a otros dos, los quebró hacia adentro, se plantó delante del portero, y dejó la pelota, suavemente, en el hoyo de las agujas del área del equipo de la cerámica. Allí apareció Asensio para mandar el balón a las mallas, pero el gol fue anulado por una mano algo dudosa de Benzema al inicio de la jugada, de la que os habla @cubelas13 en su crónica arbitral. Sin ánimo de ser quisquilloso con el árbitro, ya hay que ser capullo para anular un gol como ése, después de una jugada tan absolutamente maravillosa. Y, sin tiempo para más, el partido acabó con victoria del Real Madrid, la décima en diez partidos, la que definitivamente le daba la Liga número 34 en su palmarés, el resultado de un tremendo esfuerzo colectivo de un grupo de jugadores entre desahuciados y rechazados por su propia afición hace poco más de un año, tras una temporada calamitosa.
Esta Liga 34 se recordará no sólo por ser la Liga del COVID, sino también la de la rehabilitación de un grupo de jugadores que trajeron gloria y honor al Real Madrid, y que han demostrado que son un patrimonio de un valor incalculable, por su actitud y su compromiso. No parece casual que Zidane decidiera alinear, en el partido en que se decidía la Liga, a Casemiro, Kroos y Modric, los mismos tres tipos que hace más de 4 años, le llevaron a ganar su primer título con el Real Madrid. Esta ha sido la Liga que certifica que el francés es algo más que un alineador o un tipo con suerte, y que con un equipo que ponga su esfuerzo, unión, sacrificio y trabajo, se consiguen los sueños, algo muy cercano a aquel Madrid de Camacho, Santillana y el inolvidable Juanito. Es la Liga en la que ha ido preparando al Madrid del futuro sin dejar de contar con su guardia pretoriana, y Mendy, Valverde, Vinicius o Rodrygo ya están tocados por ese extraño halo especial que supone una estirpe de campeón. Y, por supuesto, no podemos dejar de felicitar a todas y a todos los madridistas, a todas esas personas que leen y siguen El Diario de Mou, y mandar un abrazo muy fuerte a todos los que perdieron a un ser querido a lo largo de esta temporada tan extraña. Esta Liga es de todos vosotros, y con vosotros queremos disfrutarla. ¡Enhorabuena!
RESULTADO FINAL: REAL MADRID, 2 – VILLARREAL, 1.
GOLES:
1-0: 29′ Karim Benzema (asistencia: Modric)
2-0: 77’ Karim Benzema (penalti)
2-1: 83’ Iborra
REAL MADRID: Courtois; Carvajal (Lucas Vázquez, min. 84), Varane, Ramos, Mendy; Casemiro, Kroos (Valverde, min. 84), Modric (Isco, min. 84); Rodrygo (Asensio, min. 62), Benzema y Hazard (Vinicius Jr, min. 62).
ÁRBITRO: Hernández Hernández (Comité Canario). Mostró tarjetas amarillas a Carvajal (min. 54), Modric (min. 62) e Isco (min.86).