Una crónica de: @elcarrildel2
Burgos se ha impuesto (87-83) al Real Madrid, en el segundo partido del Grupo B de la fase final de la Liga ACB, disputado en el Pabellón Fuente de San Luis de Valencia.
Ganó el equipo que quiso ganar. El que puso ganas y coraje durante los cuarenta minutos. El equipo cuyos jugadores dieron una lección de actitud, de pundonor, de entrega y de ambición. Lamentablemente para nosotros, ese no fue el Madrid, sino el Burgos.
Salió el Madrid en la línea de otras muchas tardes. Se puso rápidamente diez arriba (2-12, minuto 2), y a partir de ahí optaron los nuestros por echarse la siesta. Con una defensa errática ( 1 falta personal en el primer cuarto), y un ataque en el que ninguno de los bases dispuestos por Laso fue capaz de aportar orden e ideas al juego colectivo.
Los primeros minutos de Randolph ya evidenciaron que el californiano no iba a tener hoy su tarde. Un parcial de 16-2 para Burgos llevó a Laso a pedir tiempo muerto. “Tiene huevos, dos minutos nos dura la concentración”. Tenía toda la razón. La concentración y las ganas, añado yo. Burgos nos superaba en los rebotes, algunos ganados por los azules de manera sonrojante para los nuestros. Aún así, al minuto 10, 22-23.
Pareció, en el segundo cuarto, que íbamos a ser capaces de reaccionar, si bien no eramos capaces de despegarnos. A un tirón mínimo en el marcador, venía el solaz. Si el partido anterior hacíamos internacional a Costello, hoy elevábamos a esa categoría a Mcfadden, un ciclón imparable para los nuestros.
Imagen: realmadrid.com
El descanso señalaba viente rebotes para Burgos y únicamente quince para el Madrid. Además, habíamos perdido siete balones, y no habíamos sabido sacar rédito a las ocho pérdidas del rival. El marcador inidicaba un 44-41.
Nada pareció cambiar tras el paso por vestuarios. El Burgos puso una zona que nadie del Madrid supo leer. Taylor se hacía cargo de Mcfadden, con nulo resultado. El asunto de flotar a Tavares ya se ha convertido en un clásico de la competición. Quizás alguien debiera diseñar alguna estrategia para contrarrestar el asunto.
Crecía Bassas. Campazzo seguía sin claridad. El marcador se iba a un 65-55 preocupante. La pizarra de Laso tampoco funcionaba. Las actitudes de los banquillos también decían mucho de lo que estaba ocurriendo. El del Burgos, metido en el partido. El del Madrid, durmiendo una plácida siesta. Minuto 30, 68-62.
De salida, en el último cuarto, tiró Laso de sus clásicos. Llull, Rudy y Carroll. Los dos primeros subieron el nivel, pero lamentablemente Carroll ha tenido una tarde muy gris. Aún así, un parcial de 4-15 nos ponía por delante (72-74, a falta de 4,50 para el final). Ni siquiera la ventaja nos ha servido de acicate. Seguíamos perdiendo balones fáciles. Deck ha vuelto a dejar una impresión lamentable, ausente, sin actitud ninguna.
Parcial de 5-0 para Burgos, empate a 81 a 1,38 del final. Burgos subía el listón. Un veterano como Aguilar dejándose la vida en cada situación de juego. Mickey, que había ocupado el puesto de Tavares, mal. La última pérdida de Randolph, perfecto resumen de lo que ha sido el partido del Madrid: descentrados, perdidos, sin ganas, esperando que el triunfo cayera por su propio peso, por inercia, incapaces de responder al partido que le ha propuesto Burgos. Minuto 40, 87-83. Ganó el que quiso ganar.
Buenas tardes a todos. HALA MADRID.