Una crónica de: @Datemus
Parece mentira pero la crónica de hoy, a pesar de la goleada en contra, probablemente salga más corta de lo habitual porque el partido no tuvo historia. El partido de fútbol moderno apenas duró los primeros 30 minutos, los que aguantó el terreno de juego en unas condiciones decentes. Desde ese instante, se jugó al balompié de otra época en la que las instalaciones de drenaje brillaban por su ausencia o por su calamitoso diseño. En medio de una intensísima lluvia, el campo se convirtió en una piscina en la que pasar una pelota rasa o conducir el balón eran misión imposible, por lo que cada equipo trató de adaptarse lo mejor posible a las condiciones del campo y, ni que decir tiene, que el Pontevedra le dio un máster sobre la lección previa que ya había impartido el Marina de Luanco en esta materia. El gran profesor del partido fue el delantero centro gallego Rufo. Muy bien apoyado por Álvaro Bustos y Álex González como exteriores, el ariete gallego apareció en todas las jugadas en las que sus compañeros, con mucha inteligencia y bastante calidad, buscaron su testa ante la imposibilidad de hacer otro fútbol. Rufo hizo lo que quiso de los defensas castillistas, que recibieron otro fortísimo castigo por no aprender tras media liga del roto que ya les hizo en el Di Stefano en la primera vuelta.
Para afrontar el diluvio en el histórico estadio de Pasarón (lástima del mal tiempo para haber visto otro fútbol), Raúl subió a su arca a los once mismos especímenes de la jornada anterior, excepción hecha de Ayoub que formó en lugar del sancionado Rodrygo.
Con el terreno de juego aún en unas condiciones decentes, salió bien el Castilla, que se hizo dominador del juego aunque sin crear mucho peligro. Las acciones venían fundamentalmente por la izquierda, a través de las combinaciones de Reinier, Fidalgo y Fran por la zona izquierda del campo. Todo favorecido por el juego de un Marc Gual que lo hace fenomenal con y sin el balón en los pies.
En el minuto 10, Marc abrió un balón a Baeza por la derecha. Aprovechando su condición de zurdo, recorta, dispara, pero la pelota toca en un defensa y se va a córner.
En el 11, una muy bonita jugada entre Fidalgo y Reinier resulta en un pase en profundidad del asturiano fantástico al desmarque en diagonal de Baeza. La jugada fue calcada a la del gol ante el Rayo Majadahonda, pero esta vez el control se le va algo largo a Baeza que se escora demasiado. Con la pelota prácticamente marchándose por la línea de fondo, el portero sale alocadamente y se lleva por delante a Baeza en un clarísimo penalti, absurdo pero de libro, que el colegiado catalán decide no ver. Una jugada que bien pudo cambiar el rumbo del encuentro.
Fue pasar el primer cuarto de hora, empeorar el campo y venirse abajo el Castilla, que fue incapaz de amoldarse a las condiciones del terreno de juego. Desde ese instante el primer tiempo fue un monólogo gallego que, a través de acciones directas, cambios de juego y buenos centros al área, consiguieron llevar peligro al área madridista. En el 19, un buen centro en una incporporación ofensiva de Víctor Vázquez es recogido por Jose García que envía el balón al poste. Fue el primer aviso serio de los locales.
Por si fuera poco el panorama, a la fiesta de dominio local decidieron sumarse los errores graves defensivos que ha venido padeciendo el equipo esta campaña, con acciones llenas de candidez que conllevan ocasiones clarísimas de gol que los rivales raras veces desperdician.
En el 34’, Fran se come el despeje de un centro desde la banda derecha madridista. La pelota le cae a Álvaro que realiza un gran disparo raso a la base del poste y cuando ya se cantaba el gol, Altube realiza una de sus mejores paradas de la temporada, metiendo una mano abajo llena de agilidad y reflejos que envía la pelota a córner.
En el 36’, llega el primer tanto. Javi Hernández regala la pelota al rival donde debería haber efectuado un despeje expeditivo. Los medios centros gallegos, que se aplicaron muchísimo en este primer tiempo, tocan la pelota y el rechace llega con cierta fortuna a Álvaro Bustos en una zona peligrosísima. El 10 del Pontevedra es un jugador de muchísima clase y, libre de marca y con sus rivales a contrapié, pone un gran pase al segundo palo donde aparece Rufo de cabeza libre de marca (Guillem estaba a no menos de 4 metros) para enviar de un testarazo la pelota a la red. 1-0.
En el 40’, Altube volvió a detener un gran disparo desde fuera del área. La pelota salió a córner. Rufo queda en el primer palo marcado nada menos que por Renier, en una asignación de marcas incomprensible. El brasileño, debutante en España, no acierta ni a estorbar a uno de los jugadores más inteligentes de la categoría, Rufo, que remata magníficamente, marcando los tres tiempos, para poner de un espectacular cabezazo el 2-0 en el marcador. Mal pintaba el panorama para un Castilla que se iba con esta desventaja al descanso, con un césped cada vez más parecido a una piscina. Curioso que en el resto de saques de esquina fuera Mario Gila quien marcó a Rufo. Estos errores a balón parado son imperdonables en un partido que sabes que se puede desequilibrar en este tipo de jugadas.
La reacción de Raúl en el descanso fue pasar a jugar con tres centrales: Guillem cedió su puesto a Víctor Chust, que formó el trío con Gila y Javi Hernández. La derecha quedó para Marvin, que salió por Ayoub y la izquierda enteramente para Fran. Teniendo en cuenta que la banda derecha estaba impracticable, no creo que las modificaciones tácticas le salieran bien al técnico blanco, ya que Marvin estuvo absolutamente perdido en esa zona del campo en la que era más fácil nadar que correr. Por si fuera poco, Fidalgo fue a asociarse a esa misma banda malográndose las combinaciones con Fran por una izquierda que estaba mucho más practicable. Quizás haber metido más músculo con Martín Calderón, Blanco y Ayoub, y otra referencia arriba además de la de Gual, habrían resultado más positivas.
En cualquier caso, el terreno de juego se puso impracticable. Aun así, los cinco primero minutos fueron castillistas y Marc Gual tuvo el 2-1 en sus botas en un uno contra uno que malogró. A pesar de su incansable esfuerzo y de sus extraordinarios movimientos, no fue el día del badalonés, que además recibió una lección de lo que es ser arbitrado con la camiseta del Madrid que le sacó de sus casillas, lo que le valió una cartulina amarilla por protestar.
En el 60’, Marc Gual en un desplazamiento larguísimo frenado en un charco, volvió a disfrutar de un uno contra uno con Edu. El meta local saca el disparo de un extenuado Marc que no vio a Marvin en el centro del área solo. Lamentablemente, las acciones de peligro del Castilla venían siempre en acciones rasas, con los jugadores sumidos en los charcos e incapaces de dominar la pelota.
A pesar del estado del campo, no le perdían la cara los visitantes al encuentro. En una sucesión de jugadas deshilvanadas, directas y ocasionales, en el 70’, Fran centra desde la izquierda, Marc Gual peina en el primer palo y Baeza no llega a rematar por muy poco en boca del gol. Perdonaba el Castilla y ya sabemos lo que eso implica, en especial a los equipos poco experimentados.
En el 76’, Pablo, que entró por Reinier en el 70’, se lleva una pelota muy larga que se frena en otro charco, en una acción que no habría tenido peligro de no haberse parado en el agua. Por desgracia, la laguna que le favorece en primera instancia le perjudica en la conducción, y se ve obligado a disparar una pelota que despeja Edu. Otro uno contra uno desperdiciado, si bien en el día de hoy estas acciones eran muy difíciles de resolver.
En el 78’, el Pontevedra sale en una contra. Álvaro Bruno abre a Jose García. El centro del exterior zurdo es resuelto en el primer palo con la testa por un Rufo que tiene un olfato fantástico para saber donde le van a poner sus compañeros la pelota, favorecido por los gigantescos espacios que dejaban los centrales madridistas entre sí. 3-0.
Por si fuera poco castigo para los nuestros en el 83’, Altube, que llevaba un partido inseguro con el pie, patea desde la frontal del área y envía al medio campo, aún en terreno propio, a Álvaro Bruno. El 10 pontevedrés ve que ni siquiera hace por recular y dispara con el empeine para batir, con una extraordinaria clase, al meta madridista, que no llega ni a oler la pelota como consecuencia de su pasividad inicial.
Terminaba así un partido horroroso del Castilla, que mostró su nula capacidad para competir en este tipo de terrenos de juego. No debería de pasar de ahí la historia si no es porque volvieron los errores por falta de capacidad expeditiva y de concentración de los de atrás, algo que ha de volver a desterrarse de los encuentros futuros. Ahora toca recomponerse, agradecer que no haya habido lesionados (en especial a un árbitro tan preocupado por la salud de los futbolistas) y prepararse para jugar en el Di Stefano nada menos que ante el Coruxo, quinto clasificado y cuatro puntos por encima de nuestro filial. El Castilla queda octavo a 7 puntos de la cuarta plaza y a 5 del play-off de descenso. El partido del próximo fin de semana es, por tanto, decisivo para las opciones de jugar play-off de ascenso de los nuestros.
FICHA TÉCNICA
Pontevedra: Edu, Jaouad, Víctor Vázquez, Campillo, Sana (Adrián, 65’), Álex, Rufo, Álvaro, Zabaleta, José García (Adighibe, 73’) y Romay.
Real Madrid Castilla: Altube, Fran García, Javi Hernández, Gila, Guillem (Chust, 45’), Ayoub (Marvin, 45’), Fidalgo, Blanco, Reinier (Pablo, 70’), Baeza y Marc Gual.
GOLES:
1-0 (min. 34): Rufo.
2-0 (min. 42): Rufo.
3-0 (min. 79): Rufo.
4-0 (min. 83): Álvaro.