CRÓNICA | Gloria sin premio: Real Madrid 2 – 2 Paris Saint Germain

Una crónica de: @MiedoEscenico2

A ver cómo me apaño yo para contar esto. La frase que podría resumirlo es que el Real Madrid hizo su mejor partido de la temporada pasada y de ésta, y no pasó del empate. Antes de empezar, habían empatado en Estambul Galatasaray y Brujas, con lo que el Madrid estaba matemáticamente clasificado para la fase eliminatoria de la UEFA Champions League. Pero antes de saberse eso, se supo que en la alineación estaban Marcelo e Isco. Que Zidane salía con un 4-4-2. Que era todo una locura.

Zidane plantó en el campo a sus hombres con una idea clara: dominar el partido desde la posesión del balón, pero una posesión ofensiva, con mala leche. Nada de dar trescientos toques para aburrir al rival. Y el Santiago Bernabéu pudo contemplar a la criatura que Zidane ha diseñado empezando a desplegar sus alas, durante 80 minutos vibrantes. Mentiríamos si dijéramos que el PSG, rival en esta quinta jornada de Champions League, no tuvo sus momentos y sus oportunidades. Pero lo cierto es que el equipo blanco supo doblegar durante la mayor parte del tiempo la voluntad del equipo parisino.

El primer cuarto de hora fue de tanteo. Los dos conjuntos, como boxeadores resabiados, iban probando alguno de sus trucos, para ver lo que pensaba hacer el otro. Pero, de pronto, el Real Madrid largó un directo a la mandíbula del PSG, que lo dejó sentado en la lona. En una jugada relampagueante, que tuvo de todo, Marcelo controló con el pecho en su área un centro del rival; el control se le fue un poco largo, y tuvo que acelerar para elevar el balón por encima de un oponente, haciéndolo llegar a Hazard. El belga, cual demonio de Tasmania, hizo una especie de torbellino, yéndose de tres contrarios con el balón controlado, condujo, y abrió a la otra banda, donde recibió el Pajarito Valverde. Lo de este chico lo contaremos más tarde, lo prometo. Valverde aceleró, Carvajal le dobló, Valverde le dio el balón y metió el turbo. Carvajal le devolvió un pase en profundidad y el charrúa, al primer toque, y al borde del área pequeña, dejó el balón atrás. Isco, que estaba allí porque llevaba media vida esperando ese momento, remató en media pifia, y el balón salió, girando como una peonza, hacia el otro lado, rebotando en el poste. Y al otro lado estaba, tocando su violín, el viejo Karim, que mandó la pelota a la otra escuadra.

Al 1-0 le sucedió una fase de dominio absoluto del equipo madridista. Asentado en campo rival, tocaba, llegaba, recuperaba y volvía a tocar. Remate fuera de Marcelo, remate rechazado de Hazard, trallazo de Kroos despejado por Navas, disparo de Casemiro que se va alto… una sucesión de ocasiones, forjadas a base de un movimiento de balón rápido y con buen criterio en el centro del campo, y un esfuerzo brutal en la parte defensiva. Quizá quede para el recuerdo aquella escapada de Mbappé, el futuro de Francia, que fue perseguido y hostigado sin cuartel por Karim Benzema, el exiliado de Francia, hasta que el viejo violinista recuperó el balón para el Real Madrid en el centro del campo y volvió a sus composiciones musicales de la frontal del área bajo una atronadora ovación del público.

Porque en el partido de esta noche, Benzema se dedicó a benzemar como nunca, pero hemos de decir que también Hazard hazardeaba continuamente a la defensa francesa, que Isco ponía calma y criterio, pero también trabajo. Y detrás de ellos, una línea de medios imperial, con Kroos dirigiendo las operaciones continuamente con su sextante, y con Valverde ocupando hectáreas de campo hacia adelante, y apoyando en defensa al que se enfrentara a Mbappé como si fuera el primo de Zumosol. Casemiro, en su papel de guardaespaldas, llegaba con su cucharón a rebañar cada pelota como su fuera el último plato de comida del día. Marcelo había vuelto a sacar sus pelotas de malabarista, y castigaba con su eterna sonrisa a Meunier, que sólo quería desaparecer o pegarle un tiro. Carvajal, por el otro lado, parecía haber puesto el motor de un Ferrari a su cosechadora, y se llevaba un balón tras otro, jugándolo con calma y criterio. Varane medía su carrera puntualmente con Mbappé, mientras le escondía a Icardi las armas, las cartas, el billete del autobús, y la cartera. Ramos seguía preso de sus veleidades, robaba balones saliendo como un auténtico emperador a anticipar, pero dejaba sus clásicos boquetes detrás. Courtois se mostraba seguro y fiable, mientras sus compañeros torturaban al PSG sin descanso, aunque también sin fruto en forma de goles.

El PSG tuvo apenas cinco minutos de recuperar la presencia, el balón y crear alguna oportunidad de Mbappé, pero el Real Madrid llegaba a los últimos minutos de la primera parte como un ciclón, arrolador, con remates a puerta de Carvajal, Casemiro y Marcelo desviados por Keylor Navas, que tuvo una gran actuación. A falta de tres minutos para el descanso, Mbappé penetró en el área en una jugada de ataque francesa y Courtois le arrolló como un hipopótamo loco entrando en un charco. El árbitro señaló penalti y mostró la tarjeta roja al cancerbero belga, mientras medio equipo del Madrid protestaba la decisión. La revisión del VAR confirmó que, en el origen de la jugada, había habido una falta en un salto sobre Marcelo. Aprovechamos esta circunstancia para decir que nos importa un truño la opinión del exjugador Cesc Fábregas, por muy imparcial que diga ser. El caso es que el árbitro sacó la goma de borrar y anuló tanto la roja a Courtois como el penalti, y decretó falta favorable al Real Madrid. Y tras tres minutos de descuento, se llegó al descanso.

Al inicio de la segunda parte, el Madrid retomó su plan. Marcelo mandó un centro que parecía un pase, o un pase que parecía un centro, que atravesó todo el área del PSG para llegar hasta el viejo Karim, al que le pilló tocando su violín, y su remate, muy escorado, lo sacó Navas con las piernas. Touchel, entrenador del equipo francés, había introducido a Neymar en el campo, que intentó múltiples veces asociarse con Mbappé. Y lo cierto es que el equipo madridista, con las tijeras de podar de Casemiro, la cuchilla de Valverde y el hacha de cortar leña de Carvajal, se forró a eliminar líneas de pase entre ellos y recuperar balones en esa fase. Y a continuación, arrancadas hacia arriba que no eran muy efectivas, entre otras cosas, porque el cansancio del equipo se dejaba notar. Recordemos que el Madrid tuvo al menos 25 horas menos de descanso antes de este partido que el PSG, entre otras cosas, por la manipulación que de los horarios lleva a cabo la Liga, algo que el club debería denunciar.

Remates de Kroos, de Varane, salían fuera por milímetros, o eran rechazados por el portero tico. En el minuto 63, tras una fase de dominio blanco, Meunier pisaba a Hazard en una acción merecedora, al menos, de tarjeta amarilla, que dejó al belga fuera de combate. En el minuto 69, Bale entraba en su lugar, con una pitada algo más leve que el sábado pasado, que fue contrarrestada por aplausos desde la grada. En el 75, Modric entró por Valverde. Y habían entrado en el cuadro francés Sarabia y Draxler para entonces. Y llegó el momento en que el Madrid soltó un uppercut. Una jugada conducida por Modric acabó llevando el balón a los pies de Marcelo. El brasileño oteó el horizonte, y puso una caja de regalo hacia el segundo palo. El viejo Karim se elevó lo justo, pero habiéndose colocado también en el sitio justo, y remató de cabeza, de forma impecable e implacable, para marcar el 2-0.

Hasta ahí, la gloria. Y, a partir de ahí, el naufragio. No sabría cómo explicar bien que, tras ponerse el marcador 2-0 en el minuto 79, en el 83 ya estuviera 2-2. A mí no me pregunten. Pregunten a Ramos, Courtois y Varane, que no se entendieron y permitieron que Mbappé marcara el 1-2. No sabría como explicar tampoco que un balón se pasee por la línea frontal del área de lado a lado, le llegue a Sarabia, y enchufe un gol por la escuadra que, no esperábamos ninguno.

De ahí al final, pérdidas de tiempo del PSG y un Madrid muerto físicamente, pero aún con ganas de desequilibrar la balanza a su favor. Una falta directa pitada en la frontal del área nos hizo concebir esperanzas, pero el bestial zapatazo de Bale se encontró con el poste, y no hay mucho más. Así, sí.

 

RESULTADO FINAL: REAL MADRID, 2 – P.S.G., 2 

 

GOLES:

1-0: 17′ Karim Benzema.

2-0: 79′ Karim Benzema (asistencia de Marcelo).

2-1: 81′ Mbappé

2-2: 83′ Sarabia

 

REAL MADRID: Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Casemiro, Kroos, Valverde (Modric, 76), Isco (Rodrygo, 82), Benzema y Hazard (Bale, 69).

 

ÁRBITRO: Artur Soares Días (Portugués). Tarjeta amarilla a Marcelo (minuto 63).


Imagenes: realmadrid.com