Una cronica de: @Javirodespi – planetacb.com
La visita del Olympiacos a la capital de España siempre produce cierto resquemor en la afición madridista y, realmente, no sabemos por qué, ya que habría que remontarse tiempo atrás para encontrar una victoria griega en el Barclaycard Center, pero lo cierto es que cierto tufillo de miedo sopla en el ambiente, en principio porque hoy la victoria suponía mucho más para el Madrid que para Oly, sobre todo por el factor cancha y tras la derrota de la semana pasada ante Barça. Sea como fuere, el caso es que el Madrid dio un golpe sobre la mesa y dejó bien claro que, cuando creen, pueden, como el título de nuestro OjO Al Blanco.
¿Un Palacio de rojo ante un rival de rojo?
A ver, que ya sabemos que el color del patrocinador principal del Real Madrid es su nombre sobre un fondo rojo, justo lo elegido para poner un aplaudidor tamaño póster en cada uno de los asientos del Palacio (salvo en la zona de arriba del todo que allí parece que no tenían derecho a uno en cada butaca), pero no me negarán que ver el recinto local con los colores del visitante, pues a más de uno le puede chocar, es más, yo creo que le ha parecido hasta incomprensible, pero no me hagan mucho caso, hay veces que deliro o veo muertos como decía el niño de “El Sexto Sentido”.
Un juego más subterráneo que el Metro
Si les digo que en el comienzo del partido me pude teletransportar a cualquier final de los últimos años de Euroliga, seguirán pensando que estoy en mi estado de delirio, pero lo que vimos en los primeros veinte minutos era, de todo, menos buen juego, sobre todo en la parcela ofensiva, ataques controlados, ritmo lento, imposibilidad de contraataque, juego duro bajo la zona y claro, ¿saben lo que pasa ahí? Que Olympiacos se mueve como pez en el agua, suyo era el ritmo del partido en los dos primeros cuartos y, si acaso fallaba alguna canasta, siempre había algún jugador griego dispuesto a recoger el rebote ofensivo (8 de ellos por cuatro blancos).
El Capitán y el récord
En esta guerra de guerrillas que se había convertido el partido, tuvo que salir un valedor de este tipo de estrategias para coger el toro por los cuernos, el capitán Felipe Reyes se convirtió en el principal baluarte blanco y, a base de sus rebotes, sus puntos y hasta algún triple, fue capaz de conseguir que el Madrid, no solo no desconectara sino que se volviera a apuntar al carro del partido e inclusive dando un aviso de lo que iba a ser la segunda mitad. Para Felipe no solo quedó su buen hacer, sino convertirse en el décimo jugador con más anotación de la historia de la Euroliga tras acabar con 7 puntos (necesitaba 5 y terminó con 11) aunque por detrás de un Jaycee Carroll que hoy volvió a ser triplista más que otra cosa (9 puntos, todos en la primera parte).
Más ritmo, Más Madrid, Más Llull
Si Laso acabó contento de lo que vio en la primera mitad, tenía una razón fundamental como bien dijo en rueda de prensa, “fue el partido que menos errores cometimos” y llevaba razón, si algo aprendió el Madrid metido en ritmo griego, fue que la ansiedad no le conduce a nada y esperó a su momento, que vaya si llegó, solo tuvimos que esperar dos minutos del tercer cuarto para ver el vendaval blanco con una defensa de antaño, con los jugadores dispuestos a reivindicarse cuando más falta hacía y con un hombre destacando sobre el resto, Sergio Llull se fue al descanso con 4 puntos y acabó con 18 al final, algunas de las canastas fueron sus clásicas “mandarinas” pero otras en entradas propias del ritmo que fue capaz de imponer (en compañía de Sergio Rodríguez) para que Oly no supiera de dónde le venía el aluvión de juego. Su plan de mantener a la bestia dormida había surtido efecto durante veinte minutos pero luego se fue al traste hasta el punto de que la ventaja fue capaz de crecer hasta cerca de los 20 de ventaja y, encima, con un Madrid fiel a su estilo, el que le hizo campeón de todo, defender, correr y, sobre todo, estar centrado.
Un mal día para fallar
Sabemos que Spanoulis puede tener un mal día, que Printezis también, pero que fallen ambos ya no es tanta casualidad sino por el buen hacer de la defensa blanca, ambos se quedaron en 1 y 5 puntos respectivamente y es que, ni Vassilis tuvo su día desde el exterior con un horrible 0/6 merced a la defensa de hombres como Llull o Taylor, ni Giorgios nos hizo meter el miedo con estas entradas y su tiro bombeado que tanto daño hace (y seguirá haciendo), gracias a la obra de los hombres grandes como Ayón para terminar con 2/8, así que, Como decía Hannibal Smith en “El equipo A”, -me (nos) encanta que los planes salgan bien-.
Bajas y bajos (estados de forma)
Casi todo fue bonito hoy, con 11.225 almas que animaron a su equipo sin descanso pero con dos notas negativas, la primera ya estamos acostumbrados y es el papel gris de Trey Thompkins, en el que no vamos a repetir su poca aparición en el juego ofensivo y defensivo del equipo, mientras que en el otro, la lesión en aductores de Sergio Rodríguez que le obliga a ser baja en el partido de Manresa para que pueda estar ante Baskonia el próximo viernes. En este caso se actúa con suma precaución para no repetir episodios como el de hace dos temporadas que dejó al Chacho mucho tiempo fuera de acción.
Así terminamos hoy, con el 3-2 bajo el brazo y a la espera de la próxima jornada que nos llevará a Manresa a jugar el domingo a las 12.30, mientras eso pasa, disfruten con las mejores jugadas del partido (mandarinas incluidas).