OPINIÓN | De tumba a fortaleza

Un articulo de: @MiedoEscenico2

Hola, buenas. Mi nombre es @Miedoescenico2. No, no es que mis padres, presuntos admiradores de Valdano, decidieran ponerme ese nombre en el registro. Es un Nick que elegí para abrir una cuenta en twitter en la que hablar de fútbol. El motivo de ese apelativo no es otro que rendir homenaje a la descripción que el jugador argentino hacía en la “Revista de Occidente” de lo que pasaba en el campo del Real Madrid entre los años 1984 y 1986, aunque ya había ocurrido otras veces.

En aquella época, el Real Madrid había pasado unos cuantos años sin ganar un solo título, y se palpaba la ansiedad en el ambiente cada vez que el equipo se enfrentaba a sus rivales europeos. Destacaba sobre todo que, en los partidos que jugaba fuera de España, se llevaba goleadas de escándalo. Sí, sí, creedme. El Hamburgo nos metió 5-1 en 1980, el Kaiserslautern nos metió 5-0 en 1982, y la única vez que llegamos a una final europea en esos años, en 1983, el Aberdeen nos ganó la final de la Recopa.

Aquel equipo fue incorporando, entre 1983 y 1984, a jugadores procedentes de la cantera, agrupados bajo el apelativo de “La Quinta del Buitre”, y su mezcla con jugadores ya veteranos como Camacho, Juanito o Santillana, fue conformando un equipo de mejor calidad futbolística y más joven, junto con otros futbolistas de carácter intermedio pero con una clase imponente, como Ricardo Gallego o Isidoro San José.

Imagen: elconfidencial.com

Este equipo híbrido, con la participación de Jorge Valdano y Uli Stielike como jugadores extranjeros, fue el que inició una etapa inolvidable para muchos madridistas entre los que me encuentro, marcada por dos aspectos clave: tremendos fiascos fuera de casa –no sólo en Europa, también en la Liga española- y partidos absolutamente antológicos en el Bernabéu, plenos de intensidad, dominio y fútbol ofensivo, que compensaban los errores anteriores. Todo ello, rodeado de una comunión absoluta con el público del Estadio Santiago Bernabéu, que se abarrotaba en cada partido y que se convertía en una auténtica caldera a base de rugidos y cánticos.

En esos años, se ganó 3-0 al Rijeka en dieciseisavos (tras perder 3-1 en la ida), 6-1 al Anderlecht en octavos (derrota por 3-0 en la ida), 3-0 al Inter de Milan en semifinales (derrota por 2-0 en la ida) y las excepciones fueron victorias fuera frente a Totthenham y Videoton, para acabar consiguiendo con este recorrido la Copa de la UEFA de 1984-85. Al año siguiente, incorporados a la plantilla Buyo, Maceda, Gordillo y Hugo Sánchez, se derrota 5-0 al AEK de Atenas (habiendo perdido 1-0 en la ida),  4-0 al Borussia Moenchengladbach (derrota por 5-1 en la ida), 3-0 al Neuchatel (derrota por 2-0 en la vuelta en Suiza), 5-1 al Inter (con prórroga incluida, tras perder 3-1 en el Giuseppe Meazza) y en la final contra el Colonia se gana 5-1 en Madrid, perdiendo 2-0 en Alemania en la vuelta, pero levantando la segunda Copa de la UEFA.  Dos años arrasando Europa desde casa. Y, el segundo, ganando también la Liga, porque el Real Madrid ganó, en la temporada 1985-86, TODOS los partidos jugados en el Bernabéu en Liga, algo que no se ha vuelto a ver en los 34 años que han pasado desde entonces.

Valdano, en aquel artículo al que aludía antes, hablaba de que el público del Bernabéu generaba en esos partidos un ambiente que cargaba una mochila en la espalda de cada jugador rival, los intimidaba y apagaba con su fragor. El Bernabéu generaba Miedo Escénico en sus rivales. El lector dirá “Muy bien ¿y qué? ¿tienes un ataque de nostalgia?” La verdad es que un poco sí, para qué engañarnos. Pero esta introducción tiene que ver, más bien, con lo que todos hemos visto en estos últimos años en nuestro equipo…

Imagen: beinsports.com

Ya desde la temporada del doblete, 2016-17, el Real Madrid ha mostrado una debilidad evidente en el Santiago Bernabéu. Por precisarlo, conviene recordar que fue eliminado en esa temporada de la Copa del Rey por el Celta tras ser derrotado en la ida por 1-2 en el estadio madridista, siendo inútil el empate posterior a 2 en Balaídos. Pasa la eliminatoria de cuartos de Champions frente al Bayern de Munich llegando a la prórroga en el Bernabéu, pero con un 1-2 al final de los 90 minutos. Síntomas.

Esta debilidad incipiente en casa se intensifica en la 2017-18. En Copa del Rey, es incapaz en su campo de pasar del empate frente a Fuenlabrada y Osasuna, y es eliminado por el Leganés, siendo derrotado 1-2, algo como mínimo extraño. En Champions League, pierde en casa 1-3 contra la Juventus (el 0-3 en la ida le permite pasar), y empata a 2 frente al Bayern de Munich en semifinales, después de sufrir indeciblemente en su propio estadio. En la Liga, se comienza a distanciar del Barcelona debido a dos empates y una derrota en casa… en las cinco primeras jornadas y… todos sabemos cómo acabó.

En la temporada 2018-19, aún tenemos muy reciente lo que ocurrió. El equipo, tras una temporada con un mal rendimiento, llegaba a mediados de febrero con posibilidades en las tres competiciones en que participaba. Acababa de ganar 1-2 en Amsterdam en la ida de los octavos de Champions, de empatar 1-1 en el Nou Camp en semifinales de Copa del Rey, y de alzarse con la victoria en el Wanda Metropolitano por 1-3, alcanzando la segunda plaza de la Liga y a sólo seis puntos del Barcelona, que aún tenía que pasar por el Bernabéu… Una derrota contra el Girona en el Bernabéu fue el presagio de que el equipo madridista era más vulnerable en su campo, y todo se encaminó a una semana en que se jugaba la temporada a cara o cruz… en tres partidos en casa: todos sabemos que perdió en esos tres partidos, dos de ellos contra el Barcelona y uno contra el Ajax, la posibilidad de conquistar algún título y ahí se acabó la temporada para el equipo blanco.


En cuanto a los enfrentamientos con Barcelona o Atlético de Madrid en la Liga española, el Real Madrid ha cosechado estos resultados en el Bernabéu en estas tres temporadas:

2016-17:

Real Madrid, 1 – Atlético de Madrid, 1 (0-3 en el Calderón)

Real Madrid, 2 – Barcelona, 3 (1-1 en el Nou Camp)

 

2017-18:

Real Madrid, 1 – Atlético de Madrid, 1 (0-0 en el Wanda)

Real Madrid, 0 – Barcelona, 3 (2-2 en Barcelona)

 

2018-19:

Real Madrid, 0 – Atlético de Madrid, 0 (1-3 en el Wanda)

Real Madrid, 0 – Barcelona, 1 (5-1 en el Nou Camp)


A estos resultados podemos añadir derrotas en casa en estos años contra Betis, Villarreal, CSKA de Moscú, Levante, Real Sociedad, la ya mencionada contra el Girona… Entonces ¿qué le ocurre al Real Madrid en el Santiago Bernabéu? ¿Pérdida de confianza? ¿Se les cae el campo encima? ¿No hay conexión con la grada? No puedo decirlo, porque no conozco la respuesta. Pero es un hecho que el Bernabéu se ha convertido en la tumba del equipo desde hace un tiempo. Son nuestros propios jugadores los que parecen tener Miedo Escénico, y no los rivales.

Este bajo rendimiento en los partidos grandes en casa (y alguno de los otros) ha influido de manera evidente en la conexión con el público. Los espectadores del Bernabéu han bajado su nivel de apoyo al equipo, pero es un hecho que el equipo no ha hecho muchos méritos para conseguirlo. Y a la inversa, porque esto es una dinámica que se retroalimenta, quizá el equipo no siente el respaldo necesario, ese empujón que hace ir a por el partido en el momento decisivo.

Llegados a este punto, es evidente la necesidad de que el Estadio Santiago Bernabéu deje de ser una tumba para el equipo (y un festín para los rivales), y que vuelva a ser el santuario inabordable que era en los tiempos que describía al inicio de este texto. Recuperar la confianza del equipo en el público, del público en el equipo, y del equipo en sí mismo es una prioridad para recuperar la posición a la que el Madrid está obligado a estar, en la cumbre. Y yo creo que no deberíamos esperar los unos a los otros.

Imagen: juanfutbol.com

El público tiene que rugir, empujar al equipo en los momentos clave, llevarlo en volandas hacia las victorias y hacerle sentir seguro en su propia casa, en vez de manifestar actitudes que van desde la indiferencia hasta la bronca. El primer paso con el que aquel equipo de los ochenta contaba era que tenían claro que iban a tener detrás a cien mil locos que creían en su victoria. Y eso les daba alas. Creo que hace falta recuperar la excitación que supone ir a ver un partido del Madrid, de nuestro Madrid, y volcarla empujando en cada jugada, en cada remate, en cada córner, en cada saque de puerta del rival.

Pero también hay otra parte que tiene que cambiar. Dicen algunos de los protagonistas de aquellas remontadas históricas que todos y cada uno de los jugadores salían con una serie de consignas. Hacer la primera falta, el primer remate (aunque no cogiera puerta, que hiciera ruido), buscar desde el primer minuto el gol desenfrenadamente, presionar sin descanso, robar balones continuamente, obligar a portero y defensa rivales a estar en continuo estado de alerta. Y no parar hasta conseguir el primer gol. Intentar aprovechar los momentos posteriores a un gol para buscar otro, mientras el rival todavía no se ha repuesto del golpe. Es necesario que los jugadores del Madrid también calienten al público con todo esto, con su propia intensidad.

En el Santiago Bernabéu, tras años de dominar los partidos casi siempre por el juego, se hace necesario que el equipo los domine también por carácter y actitud. Imponiendo su personalidad, acobardando al rival, haciéndole sufrir, agotarse achicando agua porque los blancos entran continuamente por cualquier parte, llevarlos al límite. Que vuelva a cargarse esa mochila en la espalda de los contrarios, y que entre todos, jugadores y afición, recuperemos el Miedo Escénico rival, en estos tiempos especialmente. Que entre todos hagamos que la tumba que es el estadio vuelva a ser el lugar más difícil del mundo para el equipo que se enfrente al Real Madrid. Una fortaleza inexpugnable, desde la que el Real Madrid recupere su hegemonía.