El OjO Al Blanco del Montakit Fuenlabrada 91 – 85 Real Madrid: Hasta el infinito (de las pérdidas) y más allá

Una cronica de: @Javirodespi – planetacb.com

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Se acabó la hegemonía del Real Madrid en Fuenlabrada, un lugar que se ha tornado inhóspito para los equipos visitantes y los blancos no fueron la excepción siendo el quinto rival consecutivo que cae en un Fernando Martín que lució unas espectaculares galas y con una afición que fue un sexto hombre sin duda alguna, pero vistas las cosas y teniendo en cuenta que era un duelo entre amigos, el Real Madrid salió con una derrota que le deja cuarto clasificado en ACB, sin peligrar su cabeza de serie para la Copa y dejando con posibilidades de clasificación a los vecinos fuenlabreños, cosa que no nos parece mal por los asuntos de vecindad, sin embargo, lo que sí empieza a preocuparnos es la inmensa facilidad de los blancos en perder balones (hoy 20) y de ahí nuestro título del OjO Al Blanco, “Hasta el infinito (de las pérdidas) y más allá”.

Todos tiran triples, todos postean

Hay que empezar diciendo una verdad como un templo de grande, el Fuenlabrada, en su pabellón, hace un baloncesto que enamora y le da igual a quién tenga enfrente, no sabemos si será una cosa de mentalidad al sentirse arropado por un pabellón con 5.556 almas como había hoy, si será Raphael o si será el himno de “Mañana empieza hoy” de Mago de Oz que suena antes del encuentro, sea como fuere, desde el primer momento y por mucha publicidad de los locales que visitaba el Campeón de Europa, en la cancha no había ningún tipo de complejo de inferioridad respecto a los visitantes y cada uno expusieron sus razones para el triunfo, el Real Madrid llevando a todo el mundo al poste bajo, aprovechando la superioridad física de sus aleros Rivers y Taylor (amén de sus pívots) y el Fuenla machacando sin piedad desde la línea de 6.75. Vistas así las cosas, no nos extraña que el marcador acabara empate tras el primer cuarto.

Un Ayón sin recuerdos

Antes de que asistiéramos al recital que dio Sobin en la segunda mitad, que volvió a dejar en entredicho a los pívots madridistas (con lo bien que habían estado contra Zalgiris), tuvimos oportunidad de deleitarnos la vista con la aportación de Gustavo Ayón en un segundo cuarto sublime y que trajo por la calle de la amargura a las torres locales, un absoluto dominador de la zona ya fuera en los bloqueos y continuación con el Chacho, o ganándose la posición de espaldas al aro yéndose con un rápido giro. Sobre él se asentaba el juego del Madrid que consiguió  alguna ventaja pero que era prontamente neutralizadas desde la línea exterior fuenlabreña, el problema fue que todo eso pasó a la historia tras acabar la primera parte.

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¿Qué pasó en el descanso?

Nos resulta difícil describir qué pudo haber pasado en el descanso del partido y que no puede ser achacado a la confianza cuando te vas ganando solo por dos puntos. El Real Madrid dio una imagen absolutamente desastrosa en todas sus líneas, no había orden ni concierto en las jugadas, viéndose obligado Laso a echar mano de sus dos bases para intentar solventar la situación, pero ni por esas, los balones se perdían con una facilidad asombrosa y, si bien muchos de ellos era mérito de la defensa aguerrida fuenlabreña, en otras ocasiones era demérito madridista por falta de concentración, así que no nos extraña las 20 pérdidas que nos dejó reflejada la estadística, todo eso sin contar situaciones concretas de partido como, una vez más, Carroll volvió a desquiciarse y ver cómo le pitaron una nueva técnica.

La madre que te parió, Sobin

Al Madrid le tocaba remar si no quería morir en Fuenlabrada y tiró de coraje para intentar descontar la ventaja que le supuso ese 21-13 del tercer cuarto, y a fe que estuvo a punto de conseguirlo, sobre todo con la presencia del Chapu Nocioni y de Jonas Maciulis, uno poniendo su carácter latino y el otro el del país del este, entre ambos casi le dan la vuelta al marcador en cuanto se refiere a anotación, pero el verdadero héroe lleva el nombre de Sobin, balón que se metía al poste bajo, balón que anotaba, jugador que le defendía, tenía que pararlo con falta, si sacaba el balón para fuera, la permisiva defensa blanca dejaba a los exteriores anotar sin excesivo problema. Fue su partido de gloria (por el momento) y una pieza básica para que el Montakit Fuenlabrada siga soñando con la Copa.

Así terminamos por hoy, malas sensaciones blancas nos acompañan tras este partido, pero no hay tiempo de dormirse porque menuda semanita le espera a los de Laso, jueves FC. Barcelona y domingo Unicaja, así que recupérense pronto y anímense, que por lo menos la victoria se quedó en Madrid (Comunidad).