Una previa de: @danipuerto6
Llega el monbus Obradoiro al Wizink Center para la jornada 27 de la Liga Endesa. Una jornada donde pillará al Madrid a pocos días de iniciar su cruce de playoff de Euroliga ante los griegos del Panathinaikos. No nos extrañaría que Moncho Fernández, locuaz entrenador gallego, planificara el partido precisamente sobre esa situación, un Madrid que tiene una historia especial con las competiciones europeas y que está a tres partidos de otra Final Four. Con estas notas, el equipo compostelano querrá que el partido se desarrolle en un plano donde el equipo de Laso sea incapaz de centrarse en una presa pequeña como el “Obra” hoy, cuando tiene a Moby Dick a tan sólo tres días de distancia.
Laso reservará, no sólo dejando fuera a jugadores que llegan con exceso de kilómetros o con problemas físicos como en casi todas las jornadas ligueras, sino negándole minutos de más a aquellos que, siendo necesarios para conformar el juego, también necesitan se reservados porque sencillamente, son los únicos en su puesto. Es el caso de Campazzo, con el que habrá una atención especial por parte del equipo rival. Sin Llull, otra vez fuera de combate por otra lesión, el Madrid se queda cojo en la posición de base y ya es un clásico en la temporada que corre, ver como los rivales aprietan al Facu en defensa hasta lo indecible, incluso, obviando faltas o cansancio. Vemos como le van rotando los marcajes para desgastarle y como el coach rival se esmera en pedirle a su par que le ataque, que le cargue de faltas. La intención es clara: Ante la falta de confianza de Laso en Pantzar y lo que le cuesta a Prepelic cambiar su rol de ejecutor a armador, la única opción para que el Madrid combine, es Campazzo, de ahí que la obsesión de cada rival es la de cercenar la influencia del único base “de verdad” con el que cuenta Laso, eliminándole del juego.
Moncho Fernández querrá maniatar al Madrid empantanando su juego, donde la mayor calidad del equipo de Laso pueda ser neutralizada, logrando así igualar el choque a base de bajarles el ritmo siendo muy físicos en cada acción. La única opción de ganar a los blancos es esa, porque jugar a lo que el Madrid propone es un suicidio para cualquier equipo de Europa. En contra de lo que podría parecer, al Madrid le puede venir bien este planteamiento defensivo, porque no cabe duda de que en Euroliga, el Panathinaikos querrá hacer lo mismo, dando a Laso la oportunidad de probar durante un partido oficial, situaciones que de otra manera serían imposibles de testar.
Imagen: eldesmarque.com
Obradoiro llega con Brodziansky y Nacho Llovet como cabezas de lanza. El eslovaco es de ese perfil de pivots que a Tavares le producen dolor de cabeza. Alto, 210 centímetros de altura, móvil y con buena mano, tanto a media distancia como desde la línea de tres puntos. Desde esas habilidades ya podemos comprender el tipo de ataque propondrá Fernández si el gigante de Maio es de la partida y se juega cinco vs cinco, porque lo normal es que con la bola en posesión, los gallegos quieran correr para hacer daño al Madrid, buscando un retorno defensivo que les canse y obligue a Laso a rotar y sacar de la cancha a sus mejores hombres. Llovet es otro producto de la inagotable cantera del Juventut, otro jugador que ha crecido este año hasta ser referencia en el esquema de compostelano. El pívot español aúna inteligencia en ataque para encontrar espacios donde dañar al rival y un enorme espíritu de sacrificio a la hora de defender y pelear cada rebote.
Junto a las torres gallegas, Vasileiadis, que parece vivir una segunda juventud, Singler, otro ex madridista o Ben Simmons, un “tres-cuatro” con alma de escolta.. Ellos llevan el peso anotador, y a su alrededor orbitan jugadores como Pepe Pozas, Hlinason o Nick Spires, buenos complementos dentro de las posibilidades de contratación del Monbus Obradoiro. El Madrid cuenta con lo de siempre, un equipo hecho para competir al máximo nivel pero que ha pecado en estos últimos meses de dejadez, casi de conformismo al verse clasificado para playoff de las dos competiciones que aún disputa. Si el Madrid sale con la mente fresca y con ganas de jugar, el equipo de Laso se convierte en un animal competitivo muy difícil de derrotar, pues a todo ese talento une la experiencia necesaria al haber jugado infinidad de finales. Los Rudy, Ayón, Carroll, Randolph, Thompkins o Causeur se cuentan entre los mejores del continente y además, conocen los sistemas de su entrenador al dedillo, otra ventaja añadida al mantener el bloque intacto en los últimos años. Si los de Laso olvidan lo del Miércoles y compiten a un alto nivel, el partido se le pondrá muy cuesta arriba a los de Moncho Fernández y es que sólo una “empanada mental” del Madrid podría dar ciertas opciones de victoria a los gallegos.