Un articulo de: @rlopezg80
El fax de De Gea, la goleada del Barcelona y ahora esto. Y contra el Cádiz, que ya tienen bastante guasa y chanza sin que pase nada extraordinario, así que imagínense cuando lo hay. Todo esto, de septiembre a diciembre.
Cada vez me recuerda más y encuentro más paralelismo al siglo XIX que sufrió España; lo que fue un gran imperio durante varios siglos, entró en una espiral autodestructiva paulatina que culminó con el gobernante más incapaz en el siglo este en cuestión, en el que definitivamente se fue todo al carajo. La Copa de Europa que ganamos, puede asemejarse a la Guerra de la Independencia que libró España contra Napoleón, un triunfo que asombró a Europa, que sirvió para recuperar en una parte un prestigio y un respeto que ya muchos nos habían perdido, pero un “trofeo” que no sirvió, y así la historia lo ha demostrado, para ocultar que éramos un imperio decrépito, una nación que no era digna de sus antecesores, gobernada por engreídos, ineptos y personajes que sólo se preocupan de echarse la culpa unos a otros de los desastres y ridículos que iba haciendo por Europa y el mundo el otrora país que tuvo a Europa agarrada por las pelotas durante siglos. Una nación sin influencia alguna en el mundo, en el que salía gratis faltarla al respeto, reírse o verter mierda sobre ella (la famosa ‘leyenda negra’), porque estaba en manos de unos incapaces que no tenían vergüenza ni bemoles para dirigir el país como su historia merecía, ni mucho menos para defenderla de esos ataques y burlas a los que era sometida. Un siglo en el que perdimos lo que quedaba de las provincias de ultramar, en el que nos vimos envueltos en guerras civiles internas para mayor entretenimiento de nuestros enemigos, que comían del pastel, en el que nadie gobernaba salvo el rey, que encima era el mayor inepto, en el que en un momento dado, hubo una vacante en el trono y NADIE en Europa quiso hacerse con las riendas, salvo un extranjero (y tras las súplicas del emisario que se lo propuso) llamado Amadeo de Saboya. Tal era el putiferio y el caos en el que estaba sumido lo que hace siglos era el país más temido, respetado y por ello odiado del mundo. Nadie quería ponerse al frente, y la verdad es que no es de extrañar, porque para colmo, esta piel de toro estaba habitada por gente ruin, manipulada, analfabeta y autodestructiva. Lejos quedaban las hazañas causantes de que así fuéramos vistos, en el que todos éramos uno y teníamos claros nuestros objetivos y enemigos.
A todo este pequeño resumen del siglo XIX español, es obvio encontrarle un paralelismo extraordinario con la actual situación del club. Un club que viene sufriendo un desgaste paulatino desde los años 90, en el que se permite a los jugadores (la ‘Quinta del Buitre’) hacerse con las riendas del club, en el que se olvidan las características y los valores que nos hicieron ser respetados en Europa y el mundo. Aquí ya nadie sirve y muere, aquí ya nadie viene porque quiera hacer historia, aquí vienen todos a buscar una jubilación dorada y a hacerse millonarios, a hacerse yeguadas o coleccionar superdeportivos. Los que quieren ganar prestigio deportivo miran a otros clubes. Nuestros enemigos ya no hacen leyenda negra sobre nosotros porque ya no les damos motivos, ya no nos inventan historietas de arbitrajes ni robos como antaño porque ya nos bastamos nosotros solos para darles carnaza con nuestros ridículos. Antes estabas orgulloso de que nos odiaran porque sabías que detrás de ese odio estaba la envidia y la impotencia del quiero y no puedo. Tenías la certeza de que éramos los mejores. Ahora todo es diferente, ahora simplemente nos odian por el rencor acumulado de tantos años, pero ya no nos temen; no nos temen porque no nos respetan, y no nos respetan porque el primero que no se respeta es el propio club, dejándose jirones de prestigio a cada paso que da. Y eso es lo que más profundamente me hiere, porque el prestigio y el respeto cuestan mucho ganarlo y muy poco perderlo.
De Pellegrini a Mourinho, a Ancelotti, a Benítez… Un Benítez que no tiene culpa de todo. Benítez tiene la culpa de que da lo que da, es un entrenador justito al que le queda grande este banquillo, pero Benítez no tiene culpa de los males de fondo: de trabajar para un club que va a la deriva, con una directiva para la que nunca pasa nada, para la que nunca hay culpables (el culpable siempre es el mismo, siempre sale en junio el mismo) ni enemigos; de no poder imponer ni un gramo de autoridad ante este corral de gallos apoltronados; de tener una dirección deportiva ciega y sorda (o atada de manos, yo ya no se) que llena la plantilla de mediapuntas a la que luego hay que reconvertir a mediocentros, en la que sólo hay un delantero, en la que hay cuatro laterales que juntos no hacen ni medio lateral decente, en la que llevamos con los mismos centrales titulares diez años, porque a ninguno de ellos les va a quitar el puesto un niñato que es mejor que los otros dos juntos. Hasta ahí podíamos llegar. De todo eso, Benítez no tiene la culpa. Bastante ha hecho con venir, porque la situación actual del club no es ni mucho menos atractiva para un entrenador. De hecho, ya empiezo a sospechar que ha venido porque es el único de una larga lista que no ha dicho “no”.
Y ya para rematar el choteo, la portada de un diario con la que he desayunado: “Si Bernabéu levantara la cabeza…”. Si Bernabéu levantara la cabeza haría muchas cosas, porque para arreglar esto hay que poner todo patas arriba, pero de las primeras cosas que haría, sino la primera, sería vetaros la entrada y quitaros las acreditaciones, sinvergüenzas, porque entre otras muchas cosas, no hubiera permitido que le dedicarais a un jugador, con la connivencia del mismo, 366 portadas en 365 días, haciéndole campaña para recuperar la titularidad en contra del criterio del entrenador. Tampoco hubiera premiado la temporada en blanco del capitán, chantaje incluido y presiones de vosotros sus amiguitos, con una renovación multimillonaria. Si Bernabéu levantara la cabeza, estas cosas no pasarían, evidentemente. Pero lo primero que haría, panda de buitres sarnosos, sería poneros coto y límite a todos vosotros, que es algo que debería haber hecho ya alguien hace muchísimo tiempo.
En resumen, no se exactamente de quién es culpa lo de ayer, si de la dirección deportiva, si del cuerpo técnico, si del Villarreal, si de la Liga o si del propio Cherysev, pero lo que sí se es que las chanzas, las burlas y los ridículos no se hacen sobre ninguno de ellos, sino sobre el Real Madrid. Y también se que esto es la punta del iceberg, esto es la demostración, la causa y la evidencia de que estas cosas pasan porque no hay gente digna de este club. Ni en el despacho presidencial, ni en el césped ni en la grada. Espero que acabe pronto este “siglo XIX”, que el Madrid no acabe como ha acabado España, viendo sus hazañas en libros de historia, y que vuelva a imperar por méritos propios. Que nos vuelvan a odiar por ser los mejores.