Un articulo de: @ErZuru2000
1. Lanza gapos a la gente por la espalda. Es guarro y además cobarde.
2. Le hemos visto muy perjudicado y embolingado, en un importante estado de cocción, una cuantas veces. Normalmente, en celebraciones públicas ejerciendo de personaje público. Un ejemplo malísimo para los niños, que diría Lobito Carrasco.
3. Tampoco es infrecuente verle de espectador en algún espectáculo público comiendo pipas y lanzando las cáscaras al resto de asistentes ubicados en los alrededores. Un maleducado. Y no, lo de lanzar las cascaras no es un indicio de tener mucha personalidad, aunque a los de la Cope les parezca que está sobrado de ella.
4. Parece ser que le gusta el baloncesto. De he hecho se le ha visto en el Palau en primera fila no hace mucho. Cuando no puede asistir lo ve por la tele y, si su equipo gana, suele hacer comentarios ingeniosos del tipo: “¡¡BOOOOMMMM!!”. Desgraciadamente su equipo de baloncesto lleva un año horrible, agravado aún más por una derrota en la Euroliga de casi 40 puntos de diferencia en su propia cancha ante el rival más odiado. Gerardo en estas ocasiones no dispone de wifi, ni cuenta de twitter, ni periscope, ni leches. Nos ha salido pelín gallineja el muchacho.
5. Insulta a compañeros de profesión y hace escarnio con las cosas de su vida privada. Llega hasta el extremo de disfrazarse de mamarracho en Jalogüin para echarse unas risas en una rueda de prensa a costa de un compañero del equipo rival. En este sentido cabría decir que es un mal compañero y un gran gilipollas, todo en uno.
6. Es lo que coloquialmente conocemos como un pijopera nacionalista. Un niño de papá y nieto de abuelete. Todos los sujetos afectados por esta enfermedad suelen cojear del mismo pie: la soberbia. Soberbia que demuestra cada vez que se tercia: por ejemplo ante unos municipales a los que escupió la histórica frase: “Me estáis multando porque vais a comisión, porque no tenéis dinero y os tenéis que llevar comisión» ; y estas otras, no menos históricas: «Voy a hablar con tus jefes y se te va a caer el pelo», «Esta multa la va a pagar tu padre». Lo anterior redunda, sin duda alguna, ante la idea de que estamos ante un cretino summa cum laude. Y no, decirle esas cosas a unos municipales tampoco es indicio de personalidad.
7. Se le ha visto hacer peinetas mientras sonaba el himno de España. Así pues a lo de guarro, cobarde, bolinga, maleducado, gilipollas, mal compañero, soberbio, pijopera y cretino summa cum laude, hay que adjuntarle el de ser un irrespetuoso gañán.
8. La sastrería no se le da bien, aunque suponemos que piensa de sí mismo que lo borda, nunca mejor dicho. Es un tic del pijopera niño de papá: creer que todo lo hace bien. En cierto partido, fue pillado ejerciendo de Victorio (o Lucchino) dándole un tajo a las mangas de la camiseta de la selección española a la altura de donde estaba la bandera. Dijo que le molestaba la manga larga. En el partido del martes contra Francia, llevaba manga larga. Así pues, habrá que decir que la criatura nos ha salido pelín voluble (o tal vez un jeta), por ser finos.
9. Después del partido en el que le dio por ejercer de Victorio (o Lucchino) nos dijo que se retiraba de la selección…porque había gente que no le quería…y a continuación nos aclaró que hoy no se retiraba, se retiraba maaaaañaaaana…cuando el mundial…es decir, después de haber trincado primas, premios, publicidades y demás prebendas. Así pues, estos son sus principios… o no, depende. No parece que la dignidad sea su fuerte. Resumamos y repasemos: guarro, cobarde, bolinguero, maleducado, gilipollas, mal compañero, soberbio, pijopera nacionalista, cretino, irrespetuoso, gañán, voluble (o jeta) e indigno y miserable.
10. Como deportista deja bastante que desear. Es dudoso de toda dudosabilidad que Gerardo sepa perder, ganar o empatar. Cuando gana, presume enseñando manos, dedos y esas cosas. Cuando empata, se muestra campanudo delante de la bocana de un vestuario señalando al palco, cual torerazo español brindando un torito a la churri. Y cuando pierde era el césped que estaba alto.
11. No suele perderse, por nada del mundo, los partidos de fútbol de su odiado rival. De hecho cuando la cosa no es de su agrado, tuitea. A veces elabora tuits con imágenes y fotos. Muy currado, oigan. Su última obra de arte, a propósito de un penalti favorable a su odiado rival y/o enemigo favorito que, según su imparcial criterio, no era. Ya se lo están imaginando todos ustedes, pero me veo en la obligación de recordarles que tras el mayor tocomocho de la historia del fútbol, la wifi de Gerardo se estropeó, se perdió o vino el perro del vecino y se la comió. No hubo mosaicos de fotos con tuits ingeniosos. Por no repetir calificativos, lo que menos se me ocurre es catalogarle de casposo y rancio oportunista.
12. Es una especie de amante de los bingos pero en versión 2.0. Cambien el bingo por el póker y obtendrán el mismo resultado. Me remito nuevamente al Lobito: mal ejemplo para los niños. No hubiera desentonado con Pajares y Esteso en Los Bingueros (me apetece lo de ludópata, pero no sé si llega a tanto).
13. Y explotó o hizo con que explotaba, que con gente así nunca se sabe. Explotó como un grano de pus reventón. Explotó como capullo en flor. Dicen sus amigos/mamporrerros/pelotas que es muy inteligente. Si les hacemos caso, habrá que deducir que llevaba pensada la explosión. Entonces viene la pregunta del millón: ¿Qué perseguía Gerardo y por qué ahora, en un intrascendente partido amistoso? De haberla, desconozco la respuesta. Yo, por mi cuenta y riesgo, y contra el criterio del mamporrerío oficial del Gerardo, creo que es la mitad de la mitad de la mitad de listo de lo que él se cree. A las personas inteligentes no les da por tirar las cáscaras de las pipas a sus congéneres. Simplemente creo que es un niñato consentido acostumbrado a hacer lo que le sale de los cojones y a que le digan que ir por la vida de semejante manera es tener mucha personalidad. Y se lo dicen las ovejas de su rebaño de admiradores. ¡Ah! y ser muy sincero. Y se lo cree porque es imbécil. Para mi gusto, cualquier centollo del Cantábrico tiene más personalidad que Gerardo. Un tipo con personalidad, por definición, es un tipo maduro y un tipo maduro no escupe a la gente ni se chulea delante de unos municipales, sabe ganar y, sobre todo, sabe perder. Respeta a sus compañeros. Sí, ese mismo en el que todos ustedes están pensando y que formó pareja con Gerardo y del que Gerardo no aprendió nada de nada. Ese es un tipo con personalidad. Otro calificativo que a los borregos del rebaño les encanta endiñar a Gerardo es el de sincero. Resulta que ahora ser sincero es soltar la primera gilipollez que se te ocurra. Yo siempre había pensado que la sinceridad es una virtud que persigue el bien del prójimo haciéndole ver ciertas cosas y dándole a entender que es por su bien. Igualico, igualico que lo que hace Gerardo cuando llama cono a un compañero, igualico. Gerardo no es sincero, Gerardo es un bocachanclas de manual. A la criatura le da la ventolera de vez en cuando y la monta porque le apetece, sin más, entre el aplauso, el halago y el clamor del rebaño a este lado del Mississippi y al noreste, donde los Campanarios tañen de alegría cada vez que la criatura abre la oquedad bucal. Tiraremos de fineza: fatuo.
14. Guarro, cobarde, bolinguero, maleducado, gilipollas, mal compañero, soberbio, pijopera nacionalista, cretino, irrespetuoso gañán, voluble (o jeta), indigno, miserable, mal deportista, casposo y rancio oportunista, binguero, niñato amorfo, bocachanclas y fatuo.
15. Finalmente, este Gerardo de los catorce puntos anteriores, nos ha dicho que no le gustan los valores del Madrid. Faltaría más. Es como si Paquirrín o la Belén Esteban nos dijeran que no tenemos ni estilo ni clase. Es un halagazo de cojones y es además,otra cosa mucho más importante y que ayer leí en twitter (lamento no recordar el nick): cada vez que Gerardo abre la boca, más pequeño se hace el Barcelona. Tal vez porque nunca ha sido grande. El viejo, rancio, casposo y paleto espíritu culé está de vuelta haciéndose uña y roña con su ídolo. Y eso no hay triplitillo que lo arregle. Gracias por tanto, Gerardo.