Sí bueno, no…

Un articulo de: @ErZuru2000

No soy muy aficionado al básquet, pero hace poco cayó en mis manos un artículo (no recuerdo el nombre del autor) que versaba sobre el escabroso tema de las salidas de Mirotic y de Hernangómez del Madrid en contraposición a la que ha tenido el Chacho (con foto y camiseta dedicada al presidente, incluidas). Se congratulaba el autor del artículo por el cambio de actitud del club hacia un jugador ante su inminente marcha y esperaba, a partir de ya, que dicho cambio pasase a ser norma como forma de agradecimiento por los servicios prestados… por el jugador.

¿Y de los servicios prestados por el club?, ¿Qué? ¿Qué habría sido de Mirotic y de Hernangómez si no hubieran formado parte de la cantera del Madrid? No se sabe. Lo que sí se sabe es que formando parte de la cantera del Madrid, ambos han acabado en la NBA. La gran gilipollez de los servicios prestados como mantra. Como si fueran esclavos obligados a picar piedra a cambio de un coscurro de pan duro y medio vaso de agua. Como si no hubieran disfrutado de una instalaciones cojonudas, un sueldo más que digno y un tratamiento y trabajo de formación difícilmente mejorables.

“Por todo lo que nos ha dao”, el mantra. Leyenda que figura en un tampón con el que el dizque periodismo deportivo que campea por España tiene a bien (pero solo para el caso del Real Madrid) sellar a determinado tipo de jugadores para elevarlos a la categoría de mitos y leyendas. Normalmente, jugadores españoles con muchos y grandes amigotes, amiguitos o amigachos entre las huestes del susodicho periodismo deportivo.

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“Por todo los que nos ha dao” le encasquetaron al portero del Oporto y al Madrid le costó (como poco) una liga y casi una Champions. Mal que me pese, dicho personaje será, con total seguridad, un mito o leyenda del madridismo “por todo lo que nos ha dao”. El club, claro está, no le ha dado dinero, fama, prestigio y títulos. Solo con ver cómo entrena Keylor Navas y ver cómo entrenaba el portero del Oporto, debería bastar para interrogarnos por la razón de ser un mito y una leyenda. Amén de más de una tropelía en forma de filtración, traición y escasísimo compañerismo. Y es que, queridos/as amigos/as, qué barato están poniendo el título de mito y leyenda del madridismo.

Cuando a un tipo le han sellado con “por todo lo que nos ha dao” ya no hay discusión posible. Desde ese momento está por encima del bien y del mal. Se sentará a la diestra de D. Alfredo y de D. Santiago. Será más importante que el escudo, que las Champions y que el propio club. De hecho no es inusual identificarlos con el propio club, bajo la suprema gilipollez de “Fulanito de Tal y Tal es el Real Madrid”.  Todo, absolutamente todo, se le disculpará, se le consentirá, se le justificará y se le aplaudirá. Desde sus traiciones al club que le ha hecho millonario hasta sus indisimuladas preferencias por otros colores. Todo.

Raúl, el no-radical Raúl, lleva el tampón de marras incrustado en mitad de la frente. No tenía el hilo directo con la dizque prensa que tenía (tiene) el portero del Oporto. A partir de un momento determinado de su vida profesional fue imposible verle comiendo o tomando copas con algún lustroso miembro de la secta de la alcachofa y eso le quitó puntos. Nunca fue casus belli para la dizque prensa, pero tampoco perdió todo su valor. Tenía  a su favor que era español y su forma de marcharse (contada y asumida por él mismo) le convirtieron automáticamente en una bomba de racimo contra el Madrid, a pesar del reconocimiento de parte.

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Raúl se retiró. Le preguntaron por su vuelta al Madrid y dijo que de momento no. Pero que era su casa. Le nombraron embajador de la Liga y dijo que sí aunque no tengamos constancia de que esa sí fuera su casa. El Barcelona abrió embajada en Nueva York y el resto de la historia ya se la conocen todos ustedes. Gran parte del populacho se revolvió contra el (otrora) ídolo e ipso facto aparecieron sus defensores. Dos argumentos se han manejado: que era un profesional cumpliendo una obligación profesional; que no se podía dudar del madridismo de Raúl “por todo lo que nos ha dao”. Del primero hablaré más adelante. Del segundo me basta con recordar quienes son los que otorgan dicho título y que, al lado de goles y paradas, para concederlo suelen valorar las copas, las confidencias y los soplos compartidos con el premiado.

Antes de hablar de la profesionalidad, recordemos un par de cosillas para despistados. El Barça no es un encarnizado rival deportivo, no. Mejor dicho, no sólo es un encarnizado rival deportivo. Es algo más y mucho peor. Forma parte de un régimen basado en tres patas: política, comunicación y fútbol (como medio propagandístico) con un único fin. Ya saben cuál.

Durante décadas, décadas y décadas han estado esparciendo mierda (con notable éxito, por cierto) sobre la historia, los títulos y la imagen del Madrid. Y siguen. Unas veces a través de sus propios directivos, otras a través de sus políticos (recuerdan las denuncias a la Unión Europea), otras veces, las más, a través de sus aparatos mediáticos, otras, incluso, son los propios jugadores y exjugadores. Y los argumentos se los conocen todos ustedes, tanto como yo y tanto como deberían ser conocidos por los mitos y leyendas del madridismo sellados bajo el mantra de “por todo lo que nos ha dao”.

Las Copas de Europa manchadas de sangre. El equipo franquista. Guruceta. Pepe Plaza. La mano blanca de Florentino llamando a jueces y fiscales. Los fichajes imperialistas. Los jugadores chulos y prepotentes. Hienas. Las bolas calientes. La caverna imaginaria. Mierda, mierda y más mierda. Una corriente continua de mierda. Socavando el prestigio y la historia del club. Día tras día, semana tras semana, mes tras mes, años tras año, lustro tras lustro, década tras década. Y así, desde que servidor tiene uso de razón. Y de eso ya hace unos cuantos años.

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A eso se fue a lo que Raúl, el no-radical, dio bolilla en Nueva York. A eso fue a lo que Raúl prestó su imagen. A ese club anti español fue al que Raúl premió con su presencia. A ese club, cuya afición monta el guirigay con cada Copa de Nuestro Rey, fue al que Raúl abrazó en aquella foto de la vergüenza con Risto Transfusiones. Porque, que lo sepan amigos, en aquella foto no solo abrazó al dueño de la cochiquera, no; en aquella foto Raúl abrazó a Piqué, a Chavi, a Mascaró, a Gaspart, a Laporta, a Toni Fresas, a los miles de maleducados silbadores de himnos ajenos, al Sport, al Mundo Deportivo, al Juntos por el Sí, a la xenofobia y al odio. ¿Exagerado? Den tiempo al desarrollo de los acontecimientos y ya me dirán de qué sirve la embajadita culénacionalista abierta en los USA. Y si piensan que el Barça no forma parte de un régimen, revisen las imágenes del pasado martes del partido del Barcelona contra el Celtic y cuéntenme.

Dicen que Raúl cumplía obligaciones profesionales. Pues muy bien. Nada que objetar al exjugador del Real Madrid que también se comportó como un gran profesional cuando estuvo como jugador en activo. Todo, absolutamente, todo que objetar como dizque mito o leyenda del madridismo. Uno que dice que el Madrid es su casa no puede permitir, no debe permitir, que su imagen y su prestigio sirvan para promocionar algo que lleva enmierdando su casa desde hace más de medio siglo. Enmierdando su casa y faltando al respeto groseramente a su himno, su bandera y su nación. Él verá. El amor por algo o alguien no se pregona, se ejerce. De nada sirve ponerte a escuchar el himno, como si fueras un legionario cuando eras jugador de la selección, para después prestar voluntariamente tu imagen al presidente de todo eso o al tipo que dijo hace tres minutos que el Madrid ganó sus Copas de Europa gracias a Franco.

Obligaciones profesionales, claro, o cuando las obligaciones profesionales para asistir a la inauguración de una embajadita culénacionalista superan a las obligaciones morales de un mito y leyenda, no te jode. Obligaciones profesionales, claro, bajo la amenaza de perder el puesto de trabajo tan necesario para dar de comer a tus hijos, no te jode, porque no tienes dinero ¿Saben lo que les digo?, les digo que cualquiera de los millones de madridistas que pisan la faz de la tierra, en las condiciones económicas de Raúl, hubieran dicho NO a semejante acto.  Yo hubiera dicho NO y mil veces NO.

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Raúl adujo en su defensa (y justificación) que también estuvo en actos organizados por el Málaga y algún otro club. Claro, hombre de Dios, cómo el Málaga (o cualquier otro equipo) ha esparcido la misma mierda que el Barcelona ha esparcido sobre el Madrid, desde hace tanto tiempo, merece el mismo trato, claro que sí. Y es que todo el mundo sabe que un vicepresidente del Málaga ha afirmado que el Madrid ganó sus Copas de Europa gracias a Franco.

Algunos de sus ilustres defensores a lo más que llegan es a afearle la foto con Risto Transfusiones. La foto chirria y provoca sarpullidos en cualquier madridista de bien. Con todo, para mí, lo peor es su sola presencia, en modo mito y leyenda, a un acto de promoción de una institución que forma parte de un conglomerado que ha hecho su razón de ser insultar y enmierdar a la que, dice, es su casa. A lo mejor es que yo soy un radical descerebrao. A lo mejor es que estoy hasta los cojones del señorío píperil acomplejao, cobardón e inferior. A lo mejor.

Si pudiera me gustaría preguntarle a Raúl si, a la vista de los antecedentes aquí rememorados, le parece bien que un mito y leyenda del madridismo haga lo que él hizo el día de marras. Y sé lo que me contestaría. Empezaría con el mítico: “Sí bueno, no…”. A lo que cualquier madridista le interrumpiría con un: “Pues no, cojones, no. Ni sí bueno, no; ni sí bueno, tal vez. Es NO y mil veces NO”. Directo, simple y sencillo…cuando se siente, claro. Otra respuesta es quedarse a mitad de camino entre un espantapájaros y un bienqueda. No sé si abrir el paraguas.