Juanito Maravilla

Un articulo de: Marcos Jesús Barroso

juanito-interrecopaJuan Gómez que estás en los cielos. 24 años se cumplen en 2016 de la partida de un mito del madridismo. El destino de forma trágica quiso que nos dejara huérfanos uno de los nuestros con mayúsculas, dejando rivales atrás en su subida al cielo con la elegancia y velocidad a la que nos tenía acostumbrados. Su figura nos abandonó pero el espíritu permanece intacto entre nosotros, en cada arrancada fulgurante, cada presión de balón, en cualquier arreón de casta cuando la cosa se pone cuesta arriba… Es inevitable recordar al malagueño en esos momentos. Su comunión con la grada le ha elevado al título de leyenda y el Bernabéu tiene a bien darle las gracias cada minuto 7, porque las cosas pueden salir bien o mal, pero lo que exige este escudo es dejarse el corazón en el campo, y de eso Juanito andaba sobrado.


Inicios y fichaje

El 10 de Noviembre de 1954 nacía en Fuengirola el primer hijo de un albañil, al que llamaron igual que a su padre. Pronto demostró su velocidad y habilidad en el regate, señas características de este genio. Con apenas 15 años, Ángel Castillo le ficha para el Atlético de Madrid del Fuengirola y su debut fue fulgurante en el juvenil. Le sacan los últimos 20 minutos y ajusticia al Real Madrid con dos goles. Tres años más tarde debuta en un amistoso con el primer equipo contra el Benfica y en un lance con el portero rival se fractura tibia y peroné. Esto supuso una recuperación larga, y tras un año de convalecencia la directiva colchonera decide cederle al Burgos de segunda división. Allí permanece 4 años, y tras el segundo el Atleti renuncia a él, hecho que generaría en Juan un resentimiento profundo. Allí cuajo unos años espectaculares salpicados de algunas anécdotas curiosas, como las veces que se escapaba del cuartel donde hacía el servicio militar para jugar, lo que le supuso 15 días de calabozo. Su último año en el Burgos jugó en primera, haciendo una demostración al alcance de pocos en el Calderón. Ese día ganaron 0-3 y la directiva rojiblanca empezaba a visualizar el error que habían cometido.

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No pasó inadvertido para los grandes de la época, rechazando una oferta bastante buena del Barcelona, pero su destino irremediablemente era cumplir su sueño de jugar en el Real Madrid. Por carácter y calidad su sitio estaba en Chamartín. 27 millones de pesetas y un amistoso fue el precio convenido entre Don Santiago Bernabéu y la directiva burgalesa. Todavía no lo sabían, pero un genio y un trozo de historia acababan de llegar al club.

5 Ligas, 2 Copas del Rey, 1 Copa de la Liga y 2 Copas de la UEFA fueron su bagaje en los diez años que permaneció en la disciplina blanca, pero su legado va más allá de títulos y goles. Su garra y entrega le hicieron granjearse el cariño de compañeros y afición, que rápidamente vio en él un referente.


Doctor Jekyll y Mister Hyde

La vida de Juanito era una montaña rusa constante, tanto en lo futbolístico como en lo personal. Toda su carrera tuvo que lidiar con ese cortocircuito en su cabeza que le hacía pasar de jugador genial a energúmeno en cuestión de milésimas. Compañeros y rivales afirman y son testigos de que jamás sus arranques de furia duraban más de 30 segundos, una cabeza que no hacía justicia a un corazón que no le cabía en el pecho.

En 1977 Juan era un fijo en la selección. España se jugaba la clasificación para el Mundial de Argentina en Belgrado, les bastaba un empate para clasificarse pero a los serbios sólo les valía la victoria, lo que degeneró en una batalla campal. Una encerrona en toda regla con un juego que rozaba la violencia gratuita que el árbitro consentía de manera bochornosa. Rubén Cano hizo el gol que clasificaba a España y Kubala decidió cambiar a Juanito para perder tiempo. No era ducho el siete madridista en idiomas, pero dedicó a la grada un gesto con el pulgar hacia abajo que todos lograron entender. Consecuencia: Botellazo en la cabeza del madridista, a escasos metros un José María García que observaba atónito la agresión enfundado en una chaqueta naranja, lo que le valió el sobrenombre de butanito hasta hoy día.

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En 1978 el Madrid sufre una derrota contra el Grasshoper suizo que les deja fuera de la Copa de Europa. Un arbitraje nefasto provoca un ataque de furia de Juanito, que propina un puñetazo al juez de línea y un empujón al árbitro principal, el alemán Prokop. Consecuencia: Dos años de suspensión en competiciones europeas.

En esa época trascendió en la prensa que Juanito iba a ser padre fuera de su matrimonio, hecho que José Luis Núñez aprovechó deleznablemente para atacar al genio de Fuengirola, diciendo que “Juanito se dedica a ir dejando mujeres embarazadas por las esquinas”. Esto desembocó en una querella que ganó el siete, donando de manera íntegra la indemnización a obras benéficas. Tras la consecución de la liga de 1979 corrió hacia un micrófono para declarar: “Esta liga se la dedico a Núñez, que me quiere tanto”.

Fue Juan en sus propias palabras “un torero frustrado”, lo que habla a las claras de su predilección por la tauromaquia. Ni que decir tiene que es una actividad absolutamente prohibida para cualquier deportista, y menos para un jugador de una institución de ese calibre. En una ocasión, con motivo de esos viajes interminables en autobús, alguien del cuerpo técnico preguntó por una cinta de vídeo que hiciera más ameno el recorrido. Juanito le ofreció un VHS en el que salía toreando en una capea, delante de jugadores, cuerpo técnico y miembros de la directiva, ante el despiporre general de sus compañeros y el cabreo de los mandatarios, que le impusieron 300.000 pesetas de multa. “Es superior a mí. Veo un toro y tengo que arrimarme”. Sin remedio.

JUANITO EN UNA CAPEA TOREANDO

En un post anterior relatábamos su encontronazo con Stielike. El temperamento volcánico de Juan chocaba frontalmente con la manera de ver el fútbol que tenía Uli. Entradas intencionadas en entrenamientos, cruce de acusaciones en el que uno llamaba mercenario al alemán y el otro le acusaba de falta de profesionalidad… todo ello tuvo su culmen en un partido de Copa de la UEFA contra el Neuchatel suizo, nuevo destino del alemán. Patadas, insultos, escupitajos… un bochornoso espectáculo del que fue testigo el Bernabéu. Años más tarde reconocería Stielike que hicieron las paces en Fuengirola, porque su calidad humana superaba con creces al asesino en serie que era cuando se cabreaba el malagueño.

Su peor episodio sin duda alguna y que precipitó su final en el equipo fue el encontronazo con Lothar Matthäus. Los enfrentamientos contra el Bayern siempre fueron calientes, este no fue menos. En plenas semifinales de la Copa de Europa de 1987, Matthäus realiza una entrada criminal a Chendo. Juan desata su furia y pisa la cabeza del alemán mientras permanecía en el suelo a los pies del árbitro, que le expulsa mientras sus compañeros intentan frenarle. Fin. La UEFA prepara una sanción ejemplar para un jugador que reincidía, y le inhabilita de jugar partidos europeos por un periodo de 5 años. El arrepentimiento de Juanito fue inmediato, y se disculpó con el bávaro. Pero el daño ya estaba hecho.

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Son los momentos en que se le cruzaba el cable rojo y el verde los que mancharon su trayectoria, aunque los que realmente le conocen saben que el cabreo le duraba 30 segundos. Los mismos que tuvo que esperar Valdano antes de entrar al vestuario después de un partido. Durante el mismo le aseguró al argentino que cuando llegaran le iba a matar, y cuando fue se encontró con un abrazo de Juanito que le comía a besos. Los genios son así.


Su legado

No podemos entender la dimensión de Juanito sin las noches mágicas del Bernabéu en Europa. Tomamos por costumbre perder fuera y destrozar rivales en casa. Daba igual quien fuera: Anderlecht, Derby County, Rijeka… todos ellos fueron precedentes de una eliminatoria que pasaría a la leyenda del madridismo. Tras perder 2-0 contra el Inter, Juanito se acerca al defensa Graziano Bini y le espeta en italiano de Fuengirola “90 minuti en el Bernabéu son molto longo”. Y vaya si lo eran.

Eran esas noches que el estadio y el equipo eran uno, de pasar todo el día esperando a que llegara la hora del partido. El convencimiento tanto de jugadores como de aficionados era pleno, se iba a pasar por lo civil o lo criminal, e íbamos a usar a Juan como punta de lanza para lograrlo. El pasillo que enfilaba la salida al campo de los jugadores era testigo de esa presión, con arengas y demostraciones de testiculina del siete que al rival le hacían pensar que no era muy buen plan jugar en Chamartín esa noche. No podían creer que esa persona de 1´69 que destilaba mala leche por todos lados pusiera en llamas el estadio. El Inter claudicó 3-0 y pasábamos a la final que ganaríamos. Juanito y compañía demostraron que si quieres ganar en nuestro feudo vas a pasar un mal rato.

Juanito on the ball for Real Madrid in the European Cup against Inter Milan, circa 1980. (Photo by Bob Thomas/Getty Images)

Concluida su etapa como jugador del Real Madrid puso rumbo a Málaga para dar sus últimos coletazos de clase. En el horizonte un sueño, convertirse en entrenador para llegar algún día a dirigir al equipo de sus amores. La primera piedra la pone en Mérida, haciéndose cargo del primer equipo que militaba en segunda división. Como premio a sus jugadores decide llevarles a presenciar la eliminatoria de copa de la UEFA que enfrentaba al Real Madrid y al Torino en la capital. En su regreso en un Peugeot 405 que era propiedad del presidente Pepe Fouto, viajan él y el fisioterapeuta del equipo que conduce. Iba durmiendo, quizás soñando en conquistar la copa de Europa como entrenador con el club de sus amores, que se le negó como futbolista. Sueño que sería truncado al estrellarse contra la parte trasera de un camión aparcado en el arcén. Juanito muere en el acto y con él se lleva un trozo del madridismo y un pedazo del corazón de cada aficionado. No existe consuelo para los que fueron sus compañeros y el fútbol es unánime en su dolor. Se iba un grande, pero un grande con mayúsculas. Trasladan su féretro cubierto con las banderas de sus equipos y un capote al cementerio Camacho, Gordillo (su mejor amigo y quién le puso el mote de cabezón), Jaro, Goyo Benito, San José y miembros de su familia.

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Su padre roto por el dolor declara: “Juan ya está en el cielo, que Dios sepa que tiene un corazón noble”. Juan no está en el cielo caballero, Juanito Maravilla resucita cada minuto siete en el Bernabéu porque así lo queremos todos los madridistas. Los genios no mueren, se convierten en leyendas.