La ronda de los dioses | El gran examen final

Un articulo de: @Skaragaroc_

En la facultad de Derecho – por lo menos aquí en Francia – nos enseñaban que para redactar una disertación jurídica, debe seguirse una metodología consagrada por los órganos del Ministerio de Educación Superior. Concretamente hay que escoger el tema, determinar cuál el problema jurídico susodicho y tratarlo en 2 partes (tesis e antítesis) con introducción y conclusión.

Por un momento propongo en este modesto rincón, regresar 12 años atrás cuando era joven y rebelde, para meterme de nuevo en la piel de aquel estudiante… pero esta vez pasando una prueba de madridismo con el siguiente tema: Real Madrid 2015/2016, ¿Éxito o fracaso?.

Ahora toca bailar con la más fea, pasada la dulce euforia de la Undécima conviene analizar lo ocurrido durante esta temporada y como no sacar las conclusiones adecuadas… ¡Mal que nos pese!.

Frente a este reto personal… Bloque del modesto escritor y sindroma de la página blanca… ¿Aprobaré el examen?.

Extraña sensación, entre demencia y lucidez, la que recorre mi mente en este momento. Así de contradictorios son mis sentimientos en este fin de curso futbolístico y cada vez más me voy pareciendo a mi avatar de twitter el gran “Joker”….

Éxito/fracaso, excelente/mediocre, aprobada/suspendida, blanca/negra, piperos/eternos insatisfechos, en la vida como en el madridismo difícilmente se puede tener una opinión firme sin considerar el punto de vista inverso. Por lo menos es lo que pienso cuando intento razonar con la cabeza fría.

¡Para mí lo importante no es tanto saber si la temporada ha sido buena o mala sino sacar las conclusiones adecuadas para que la mejor temporada siempre sea la siguiente!

Antes que nada intentaremos saborear el dulce néctar de nuestra reciente vendimia (I) pero sin embriagarnos de dicho aguamiel divino (II).


Parte I –  Las enseñanzas epicúreas y hedonistas de la victoria

Dicen que el masoquista es todo aquel que busca el placer en el dolor y ganar una Champions en la tanda de los penaltis debe de ser una bendición para dicha forma de pensar. Debo de admitir que conquistar un título tras una dura batalla futbolística en la cancha repleta de momentos de tensión, te hace tocar el cielo. Pero prefiero lo dulce a lo amargo así que hablando de dioses soy más de Bacchus (para los romanos) o de Dionisos (para los griegos) ¡Las divinidades de la viña, el vino y el banquete!.

De este modo el guerrero debe disfrutar de su reciente victoria (A) y confiar en su horda para regocijarse con futuros triunfos (B).


A – ¡Las penas con victorias son menos penas!

Van pasando los años pero nuestros enemigos no aprenden. Empezando el año con esa “Liga peligrosamente preparada para el Madrid” del Cornudo Simeone y culminando las últimas semanas previa a la Champions con chorradas periodigolfas como “El fútbol le debe una Champions al Atleti”. No se dieron cuenta que lejos de debilitarnos estaban en realidad despertando a la bestia que llevamos dentro y claro al final se olvidaron que ¡Todo lo que no te mata te hace más fuerte!

Tras una temporada repleta de adversidades exteriores pero sin olvidarse de patéticos despistes coperos por parte de nuestros directivos o de ese inicial estado de desánimo de la plantilla, una sufrida victoria en el campo blaugrana nos enseñó el camino hacia la Undécima. En Enero tengo que admitir que lo veía todo muy negro y jamás hubiera apostado por luchar la Liga hasta la última jornada y aún menos por un triunfo europeo. Me quedare con una buena lección para el futuro. No hay que dejarse dominar por los sentimientos en caliente y guardar las ideas siempre claras para razonar a medio y largo plazo.

Una vez más los madridistas podemos surfear con la cabeza bien alta sobre un torrente de bilis culerda, india o periodística. ¿No me digáis que esos videos del Cristóbal De Soria el “Chiquitito de la Giralda” no os ponen a cien?. Personalmente disfruto como un ácaro en una tienda de alfombras. Los reyes de Europa volvieron con el trofeo bajo el brazo y nuestra queridísima Undécima ya duerme bien tranquila con sus diez hermanitas. Y para no parafrasear al señor Maradona tengo ganas de decir “A seguir sacando el jugo y la sustancia fértil de mi órgano de la vida con vuestras lenguas, labios o cualquier otro órgano adecuado para ello”.

Otro punto positivo con el que quiero quedarme es el del señor Zinedine Zidane. Llego en un momento muy difícil, rodeado de incógnitas. En un principio creí que era demasiado pronto y que le íbamos a quemar…. Pero aunque le quede mucho por demostrar tengo que reconocer que tiene muy buena mano con la plantilla pero también con la pésima prensa. Esperemos que siga este camino sin desviar hacia el lado oscuro de la fuerza…

Mi felicidad llego a su punto culminante  al comprobar que nuestro «Capitán de corazón» Don Álvaro Arbeloa pudo despedirse de todos nosotr@s en su propia casa, a lo grande y levantando una Champions bajo el potente clamor de todo un estadio mientras que otro capitán de pacotilla tuvo que irse por la puerta de atrás apaleado y insultado.

Pero no es tanto el triunfo final sino lo que el futuro nos reserva lo que más me emociona hoy día. Entre todo lo malo de la temporada he tenido la suerte inmensa de poder comprobar varios brotes verdes de esperanza.


B – Un rayo de ilusión en el horizonte

La esperanza es lo último que debe de perderse y nuestro lema ¡Hasta el final vamos Real!, nos lo recuerda cada día. Supimos resarcirnos a las órdenes de Zidane y tanto su pasado de entrenador del Castilla como su buen ojo al tiempo de fichar nos pueden reservar buenas sorpresas de cara al futuro.

Nuestro entrenador conoce de sobra nuestra cantera y no solamente los del Castilla, sino también los chicos cedidos como Asensio, Vallejo o Diego Llorente. Solamente espero que en un partido de Copa o en la segunda parte de un partido resuelto, sepamos darles una oportunidad para que puedan derrumbar la puerta.  Citaba a Diego Llorente cedido en el Rayo y que suena con mucha fuerza para este año: Zidane parece tenerle mucho aprecio ya que siempre le dedica buenas palabras. ¿Se atreverá a ponerlo en caso de que Nacho salga del equipo?. Mis conocimientos futbolísticos son los que son pero ¡Le veo muy buena pinta!.

Además todo aquel que este demasiado verde podría foguearse un añito en otro equipo de primera. Los mejores ejemplos son Carvajal y Lucas Vazquez. Este último me tiene ¡E-na-mo-ra-do!. Un chico humilde, trabajador incansable y con sangre fría en los momentos de mayor tensión (ayyyyyy esos malabarismos a la hora de tirar el bendito primer penalti…). Además de sus cualidades personales, que son interminables, el entorno que le rodea es inmejorable. Después de haber mamado madridismo de la mano de Arbeloa (llevara el “17” esta temporada, Ole, Ole y Ole) también tiene una familia muy unida y con muy buenos principios. Estuve oyendo una entrevista de su tío que lleva un restaurante y pude darme cuenta que la familia le ayuda a guardar los dos pies en tierra firme. ¡Lucas sí que ha nacido ya no para jugar sino para triunfar en el Madrid!.

Tanto el nombre de nuestro club como nuestro escudo conllevan el símbolo y los genes de la realeza. Nuestros canteranos son unas perlitas que solamente necesitan ser pulidas y mimadas para adornar con maestría nuestra bella corona. Sin duda las bases de futuro parecen estar encarriladas pero debemos seguir atentos porque la cara oculta de la victoria ensombrece nuestro cielo azul…


 Parte II – La disipación del efecto balsámico

Supimos realzar el vuelo a principios de año después de un comienzo de curso bastante pésimo. Poco a poco la euforia se apodero de nosotros hasta el éxtasis final. Una vez en la cima pudimos deleitarnos de los placeres de la vida hasta alcanzar el nirvana. Llega un nuevo día, el dulce efecto balsámico poco a poco se disipa y la realidad vuelve a despuntar acompañada del amargo sabor de la resaca (A). No se pueden repetir errores del pasado porque ¡Quien ama bien castiga! (B).


A –  Una victoria con lagunas

¡Lo que importa antes que nada es ganar! Si puede ser con clase y estilo mucho mejor pero importa poco tener un 80% de posesión si tienes que caer derrotado. Deseo creer que estemos todos más o menos de acuerdo con esta constataciónpero tampoco hay que caer  en las vicisitudes del resultadismo más absoluto. Hemos conseguido la Undécima pero no me quiero tapar los ojos y pienso que arrastramos ciertas lagunas que deben  corregirse.

Sin pretender proporcionar lecciones tácticas o técnicas me molesta bastante que nuestro club se confunda en una serie de contradicciones. ¿Cómo se  puede pretender conseguir cada año el máximo título a nivel europeo sin contar con dos jugadores de garantía por puesto?. Temporada tras temporada como se lesione el titular toca ponerse de rodillas e invocar cualquier espíritu fantasmagórico para que el equipo no se descompense. Tampoco se puede tolerar que un jugador titular – pongamos que hablo de nuestro capitán – juegue lesionado o mermado ¡Por su santísimos cojones!.

También estoy molesto con el culto y la casi adoración a los jugadores… La Decima tuvo efectos colaterales dramáticos ya que las ansias por ganarla nos impidieron renovar una plantilla con claros signos de desgaste mental y físico. Por encima de ellos está el Club, el Escudo y la Institución. Está claro que en un mundo deportivo tan globalizado, los fichajes de relumbrón son una necesidad para mantener la competencia económica, pero pedimos a gritos un lateral izquierdo, un “5” suplente, un “9” suplente antes que a un nuevo gallito talentoso y orgulloso para el corral. Además tampoco hay que arrugarse a la hora de descartar fichas.


B – Enfados y cuentas pendientes

No puedo entender que nuestra afición pite o insulte nuestros jugadores antes de un partido ya que de este modo nos estamos tirando un bala en nuestro propio pie. Tampoco puedo admitir que se ovacione al adversario en nuestro campo (Llorente, Iniesta, Del Piero, etc.) o que parte del piperio se levante del asiento en el minuto 75 ¡Para anticipar atascos en las gradas!. Hay que tomarse cada cosa en su tiempo y a pesar del tremendo enfado que nos llevamos en principio del año con la chorrada de la Copa del rey o con la “desconexión” (llamémoslo así) de la plantilla con el anterior entrenador, la mayoría de nosotros siguió apoyando… ¡Pero sin olvidar!.

Llego la hora de pasar factura; el derecho a besar este escudo debe de conseguirse muriendo en el campo y esta camiseta se merece demostrando compromiso. Me importa mucho saber si hubo cama o no a Rafa Benítez porque personalmente no tuve la suerte de estar ahi dentro para poder juzgar de forma objetiva. Zidane, la Directiva y el Presidente son los únicos en poseer todos los datos para hacerlo. Lo siento mucho y en lo más profundo de mi blanco corazón pero trague con algunas traiciones por el bien del equipo y seguí defendiendo a nuestros jugadores como si de hermanos se tratara, pero todo aquel infiel a los colores debe asumir plenamente las consecuencias en mi modo de ver. Me importa muy poco la posición en el campo o el estatus de estrella o de canterano, y si hacía referencia a Bacchus o a  Dionisos para introducir mi reflexión, debo para concluir invocar a ¡Hades el Maestro de los Infiernos!.


Conclusión

Una temporada de futbol es un poco como una montaña rusa en un parque de atracciónes. Antes de subirte en el carrito y bajar la barra de seguridad sobre tus piernas, ¡Te haces el gallito pretendiendo que lo vas a superar con treces!…

Empieza la subida poquito a poco, lentamente, escalón a escalón (como diría el cornudo Simeone) acompañada de ese ruidito estresante (clac, clac, clac, clac) como aquel murmullo sordo del Santiago Bernabéu pasando el cuarto de hora cuando el equipo sale empanado… Y empieza la caída vertiginosa bajo los gritos de espanto de los pasajeros asemejándose a las críticas  de los aficionados asustados por otra temporada en blanco.

Lo tenía claro en Enero, enfado tremendo, deseos de una revolución total y de quemarlo todo en vista a una limpia radical en el vestuario. Se cambió de entrenador, el equipo fue mejorando, la Liga se fue convirtiendo en una realidad alcanzable peleándose hasta el final, y como no la conquista del Grial europeo corono una temporada escalofriante.

Al final tras la primera caída y comprobando que el primer susto te ha proporcionado una dosis monumental de adrenalina, te vas confiando y cogiéndole el gustillo a esta sucesión de “jorobas montañosas” ya que la adrenalina se va convirtiendo en endorfina estimulante.

Lo malo de una victoria es su carácter balsámico, así que lejos de considerar la temporada como un éxito o un fracaso, diría que el último curso ha sido como el borrador que servirá de base a una futura obra maestra… ¡Solo queda encontrar la suficiente creatividad! ¡Hala Madrid!.