Motivos para creer

Un articulo de: @rlopezg80

En mi último artículo criticaba al equipo de fútbol por su escaso o casi nulo compromiso con esta camiseta y este club, porque cada partido era un suplicio, un desbarajuste táctico, y una actitud que te hacía tener cada vez más desapego hasta el punto de no tener interés en ver el siguiente partido. Hoy sin embargo tengo motivos para la esperanza y para volver a creer en que algo bueno se puede sacar esta temporada, aunque sea de cara a la siguiente. Porque por primera vez mucho tiempo, vi un equipo medianamente equilibrado y solidario durante prácticamente todo el partido que sabía a qué jugaba. Sin un juego vistoso, sí, pero al menos todos remando en una misma dirección.

Los motivos para el optimismo, si de verdad Zidane confirma las buenas sensaciones que poco a poco va transmitiendo, son muchos simplemente viendo el partido del sábado. A saber:

1/ Casemiro. Hizo un partido de nuevo soberbio, cortando siempre que pudo cualquier conexión entre Messi, que jugó más retrasado que de costumbre, y Suárez y Neymar. Sostuvo al Madrid en el centro del campo, liberando a un Modric y a un Kroos en beneficio de un equipo cada vez nota más su juego. Además de eso, cuando robaba el balón lo soltaba con rapidez y sentido. Y cuando el amigo Ramos, del que ahora hablaré, dejó al equipo con diez, ocupó su lugar, y cumpliendo. Para desgracia de la prensa oficial y oficialista, no es un jugador vistoso, no vende camisetas, no es un prodigio de técnica y tampoco es español, pero su influencia y peso en el equipo es cada vez más evidente y necesaria. Este jugador cuenta con mi favor y mi apoyo, por todo lo anterior por supuesto, y además porque nunca ha utilizado un micrófono para reclamar lo que no se ha ganado en el césped, por esperar su oportunidad callado, trabajando, por aprovecharla cuando se le daba y volver a esperarla sin levantar la voz cuando otro ocupaba su puesto.

2/ Pepe y Ramos. Si algo positivo se puede sacar de estos señores, es que ponerles de titulares evidencia en cada partido su lamentable estado de forma. Pepe está lento y casi siempre llega tarde. Y como se vio en el gol de Piqué, parece que tampoco sabe ya marcar en un córner (Piqué no es el primero que le come la tostada ahí esta temporada). De Ramos qué decir. El tercer jugador ya de la historia de la Liga con más expulsiones. Si bien la primera amarilla fue inmerecida, lo que no puede hacer un jugador, y más si tiene el brazalete de capitán, es jugarse la expulsión durante 60 minutos. Y ya que te estás librando, Canelita, no seas tan falto de dejar a tu equipo con uno menos a diez minutos del final, justo cuando más está apretando y cuando más cerca tiene el gol. Alguna vez la ciencia explicará qué función tiene el cerebro de Sergio Ramos en su organismo, porque está visto que pensar, no. Si se quiere hacer algo positivo esta temporada y armar un equipo competitivo para la próxima, estos dos señores no pueden estar ni en el banquillo.

3/ Keylor Navas. Si estamos hoy “sólo” a siete puntos del líder, es sin duda gracias al tico. El sábado apareció poco, pero tuvo dos intervenciones tan decisivas como excelentes, en especial la estirada a la vaselina de Messi. Colocación, reflejos, juego por alto, por bajo, salidas, penaltis… Parece una broma macabra haber tenido este portero de suplente una temporada entera, sobre todo viendo lo que está haciendo Casillas en el Oporto, no muy diferente a lo que hacía en el Madrid las últimas temporadas. Pero es lo que tiene haber tenido a entrenadores cobardes por ceder ante la prensa y tener a un presidente que se pone de perfil cuando hay que salir ante los medios a dar la cara por él.

4/ Zidane. No voy a ser oportunista y subirme al carro de los que han creído en él desde el principio, porque le vi (quizás le sigo viendo, pero ahora bastante menos) un entrenador aún verde para el Madrid. Sin más experiencia que la de dirigir al filial, me pareció demasiado morlaco para él una plantilla sin alma pero con muchos gallos (demasiados) en el vestuario, y con la tarea de ponerles las pilas. Tuvo un primer examen complicado demasiado pronto, el partido contra el Atético en casa, en el que se vio que aún había mucha diferencia entre lo que era el Madrid y un equipo trabajado y hecho como el del Manzanares, y tampoco había otra lectura mayor que hacer que esa, pero ahí ya me gustó que no se pusiera él como parapeto de los jugadores y les señalara directamente diciendo que ese partido no se lo esperaba y que con esa actitud no iban a ningún sitio, y que de ese partido sacara conclusiones y decisiones valientes. Como la de sacar del once a James e Isco, y poner a un jugador menos vistoso pero infinitamente más necesario como Casemiro, poner a Varane (siempre que esté disponible), y conseguir que los tres de arriba sean un poco más solidarios en defensa. No es poco para lo que lleva, y todo ello son motivos para la esperanza. Veremos cómo acaba la temporada primero, y segundo, si es verdad lo que se rumorea de que tendrá poder absoluto para confeccionar la plantilla a su gusto, qué decisiones tomará. Pero para mí de momento, va ganando enteros.

5/ Real Madrid. Este club es especial. No por los trofeos, que también, sino porque tiene una característica muy particular que ningún otro tiene: por muy mal que esté, todos sus enemigos saben que tarde o temprano volverá, nunca se le puede dar por muerto. El sábado muchos de nosotros vaticinábamos una derrota en Barcelona, algunos incluso goleada, y de nuevo volvió para recordarnos que cuando menos se da por él, cuando más se cree que va a salir vapuleado, cuando por más muerto se le da, siempre es cuando más responde. En la Copa de Europa 99/00 contra un Manchester que era el equipo de moda (venía de ganar la Champions el año anterior), un 0-0 en el Bernabéu hizo vaticinar a los gurús una carnicería en Old Trafford, pero allí el Madrid silenció al mundo de asombro al ponerse 0-3 con un taconazo inolvidable de Redondo. De nuevo en 2014, ante otro equipo de moda, el Bayern de Guardiola, otra vez los gurús creían que el 1-0 de la ida no había hecho más que desatar la rabia de los alemanes y que nos destrozarían en Munich, y nos vinimos a Madrid con un 0-4 que también apagó muchos “incendios” y más bocas. Este sábado, de nuevo vaticinaban (madridistas incluidos entre los que inocentemente me inlcuía) un baño de juego y goles de un equipo que venía de 39 partidos sin perder, con la red arbitral de rigor y con una delantera en estado de gracia frente a otro cogido con alfileres que apenas sabía a lo que jugaba. Y de nuevo salió el eterno y más odiado Real Madrid: el que recuerda a todos que siempre está ahí, que se sobrepone en Barcelona a una expulsión y a un gol anulado para remontar un gol en contra y ganar el partido. El que saca ese orgullo que inculcó Don Alfredo y que han ido transmitiendo de generación en generación tantos jugadores, la esencia del más puro de los sentimientos madridistas, el espíritu de las míticas remontadas, el que es capaz de robar el protagonismo al mito de nuestro más odiado enemigo en el día de su homenaje y en su casa, y en lugar de ir de comparsa, honrar sin saberlo otro aniversario: la memoria de uno de los nuestros, nuestro recordado Juan Gómez “Juanito”, con una victoria contra todos los elementos que de nuevo volvió a sorprender a propios y extraños. Un espíritu que ya muchos creíamos olvidado.

Seguramente, como apuntaba, ninguno de los que se hicieron la foto en el vestuario sabrá quién fue Juanito, ninguno salvo Álvaro Arbeloa, que fue el único que se acordó de él en un día tan señalado, y es algo que da bastante pena. Pero aunque no lo sepan, con su victoria le hicieron el mejor homenaje posible en el mejor de los escenarios posibles, y precisamente, en el día del aniversario de su muerte. Juan no se merecía menos.

No obstante, tengamos los pies en el suelo, no hemos ganado nada salvo el respeto, porque los que ayer nos querían en el sorteo de Champions, seguramente hoy se lo pensarían dos veces si el sorteo fuese mañana. Pero de nada sirve de todo esto si en los próximos y decisivos meses no jugamos así, como un equipo. Espero no volver a vivir el desapego que he llegado a sentir esta temporada. Creer que el Real Madrid ha vuelto, y que ha vuelto para quedarse.

¡HALA MADRID!