Esto no es señorío

Un articulo de: @rlopezg80

Denis Cheryshev no es el único, así como seguro que no será el último. Cuando me enteré de que el ruso iba a Valencia, me acordé de cuando en la década de los 60 el Madrid accedió a la petición del Atlético, jugándose la permanencia, de cederles a Ramón Grosso (un joven canterano que despuntaba en el Castilla). Y el bueno de Ramón fue decisivo, ya que varios goles suyos fueron trascendentales para mantenerles en Primera. Cuando la Liga acabó, con el Atlético salvado, empezaba la Copa (por esos años la Copa se jugaba al acabar la Liga), y pidió que también le cedieran al jugador para esa competición. Pero entonces el Madrid no estaba instalado en el pagafantismo, y Don Antonio Calderón, gerente del club, le respondió al Atlético lo siguiente:

– Yo presto mi coche para llevar a un enfermo al hospital, no para ir de paseo los domingos.

Comparando estos hechos, no es difícil imaginar qué hubiese respondido Don Antonio a la petición de un club necesitado que recibe a pedradas nuestro autobús, que siempre que le preguntamos por alguien nos remite a la cláusula del jugador y jamás negocia nada con nosotros, como ya hizo con Mendieta, Ayala y este mismos verano con Gayá. No contentos con eso, mientras ocurría, nosotros les damos a Soldado, a Negredo y anteayer a Cheryshev. Señorío lo llaman.

Pero sigamos. Hace pocos años fue el centenario de una Real Sociedad endeudada que no tenía dinero para invitar a ningún gran equipo para celebrar la causa, ¿Y qué hizo? dirigirse al club que nunca dice no a humillarse y/o dejarse insultar en pro del señorío (el Real Madrid CF de Florentino). Por supuesto dijo que “sí” a la propuesta, y como club señor que es, fue a jugar sin cobrar un euro, exponiendo a sus jugadores a lesiones a cambio de nada. No había peinado canas ninguno de los protagonistas del honorable gesto, cuando el Real Madrid fue a preguntar por Illarramendi al mismo que nos pidió que fuéramos gratis a jugar en su centenario. En respuesta al comportamiento que tuvo el Madrid con ellos, nos dijeron que verdes las han segado, y que si quieres al chaval, paga los 40 kilos que pone en su cláusula, ni un euro menos. Y pagamos hasta el último céntimo a un club que recibió a su ex-jugador al grito de “Illarra muérete”. Señorío lo llaman.

Quizás la lección hubiera servido para aprender, pero no. Muchos recordarán las pancartas de bienvenida con que Riazor nos recibía (“Antimadridistas”, “La evolución del paleto”, y demás…). Lo del Valencia se puede llegar a comprender por lo de Mijatovic y porque les machacamos en una final de Champions. Pero al Depor que yo sepa nunca le hemos robado a un jugador emblema a pocas horas del cierre del mercado. ¿Por qué ese recibimiento hostil de repente? No se sabe. Pero las pancartas no se las ponen a ellos, nos las ponen a nosotros. ¿Qué hacemos a cambio de tan grato trato hacia nosotros? Sí. Ir a jugar también gratis a su centenario. A aguantar impertérritos el mismo día que estábamos allí con nuestras estrellas jugando (gratis, repito), cómo cantaban a Cristiano hijo de puta. Señorío lo llaman.

Más madera. Tenemos un pacto de no agresión con el Atlético de Madrid. Que alguien me diga en qué beneficia al Real Madrid un pacto en el que el Atlético nunca va a poder competir con nosotros en cuanto a poderío económico a la hora de tentar a un jugador. Este es un pacto en el que sólo nosotros nos tenemos que joder cuando queramos ficharles a un jugador que nos pueda ser interesante o necesario. Un pacto que se puede volver perjudicial contra nuestros intereses como en el caso de Agüero. Para luego tener que aguantar a Simeone oírle decir que nos preparan la Liga. Una Liga en la que al líder le han pitado diez penaltis a favor y ninguno en contra, y a nosotros cinco a favor y tres en contra. Y nosotros como de costumbre, calladitos para no enturbiar las relaciones. Señorío lo llaman.

Hasta el Cádiz nos da lecciones a la par que se ríe de nosotros. Un club que se dice muy amigo del Madrid, pero que en cuanto tiene la posibilidad de aprovecharse de un error nuestro, se olvida de amistades y de buenas relaciones y mira por SUS intereses. Si la situación fuera la contraria, este Madrid acomplejado, desnortado y cobarde no hubiese denunciado al Cádiz, porque es un club humilde, es un club amigo y sobre todo, qué diría la prensa y la afición (propia y ajena) de que un club como el Madrid defienda sus intereses. ¿Alguien lo duda? Yo no.

¡Si hasta parece que tengamos que pedir perdón por meter diez goles a alguien, por favor!

Aquí se ha confundido el señorío con la pusilanimidad, el hacer las cosas sin hacer ruido con no hacerlas y el defender al club con quejarse y llorar. Y no señores no. Esto no es señorío. Esto es no hacerse respetar, esto es decir a todos y a voces que sale gratis insultarnos, que nos pueden faltar el respeto, que nos pueden escupir y difamar sin límite porque aquí nadie tiene los santos huevos de plantarse, de echar a periodistas intoxicadores del entorno del club, de anotar las matrículas de los clubes que nos torpedean fichajes o nos reciben a pedradas o de empezar ya de una vez a demandar a tanta ave de carroña que, para colmo, no sólo se ríe de nosotros, sino que vive de ello. Nadie nos va a respetar si no imponemos respeto, y ese respeto se gana olvidándose de las relaciones con los clubes (clubes que por otra parte ya nos odian) y mirando de una puñetera vez única y exclusivamente por nuestros intereses.

¡HALA MADRID!