CRÓNICA | Un puntazo: Atlético Baleares 1 – 1 Real Madrid Castilla

Una crónica de: @Datemus

El Castilla ha conseguido frente al líder un punto a domicilio que sabe a auténtica gloria por varios motivos. El primero de todos, la gran segunda parte jugada por el equipo. Este periodo nos era especialmente esquivo hasta ahora, lo que hacía incluso sospechar de la capacidad física de los nuestros para competir frente a jugadores de mayor edad y fondo.

El segundo, la capacidad para sobreponerse a la igualada local a los pocos minutos de marcar el primer gol del encuentro. En anteriores encuentros, esta circunstancia conllevaba un bajón de confianza y moral que terminaba por pagarse muy caro.

El tercero, por la seriedad mostrada por el equipo hoy. No se ha practicado un juego brillante, pero el partido ha estado plagado de múltiples fases, como si de una final se tratara, y en los diversos cambios de etapas el conjunto castillista ha conseguido mantenerse competitivo, sin los horribles errores de concentración de los defensas que, en anteriores encuentros, han venido significando goles y puntos regalados. Especial mérito tuvo en este sentido el primer tiempo, en que nuestro filiar consiguió mantener el encuentro equilibrado a pesar de verse superado en líneas generales por el Atlético Baleares.

Todo ello nada menos que en el estadio del líder de la categoría, un gran conjunto que parece cabalgar a la par entre la Segunda B y la categoría de plata del fútbol español.

Entramos en materia, como de costumbre, analizando los cambios de Raúl en el once. Altube partió bajo palos en lugar de Belman. Javi Martínez formó con De La Fuente la pareja de centrales y cedió su puesto de lateral izquierdo de otras jornadas a Fran, en uno de los mayores aciertos del técnico blanco en esta jornada. Por la derecha, Guillem completaba el cuarteto defensivo. En la medular, la gran novedad fue la entrada de Martín en detrimento de Bravo, acompañando a Blanco en el centro. Como interiores jugaron Fidalgo y Franchu por izquierda y derecha, quedando la punta de ataque para Gelabert con mucha libertad de movimientos y Pedro como ariete. La terna de juveniles Jordi, Baeza y Marvin se veía relegada por unos centrocampistas de mayor experiencia y que, tras la recuperación de sus lesiones, probablemente vayan teniendo más sitio en el once inicial.

No tardó mucho el Atlético Baleares en tomar la iniciativa. Practicó desde el primer momento una presión muy fuerte y adelantada sobre la salida de balón desde atrás del Castilla, recuperando la pelota rápidamente y jugando un buen fútbol de combinación en el medio campo, gracias al talento de Rovirola, de David Haro y, en especial, de Jorge Ortiz, que fue una pesadilla para los nuestros en la primera mitad. Si bien el Castilla no pasaba por una oleada de apuros constantes, su característica debilidad defensiva no hacía presagiar nada bueno. En el 4’, un balón a pierna cambiada desde ¾ de campo de los locales es peinado de cabeza por el lateral izquierdo Peris, sobresaliente durante el primer tiempo y, a pesar de estar lejos de puerta, a punto estuvo de darle un buen susto a Atube que vio como el remate se iba fuera por poco. Una jugada “made in Castilla”, en la que de un balón sin peligro sustancial resulta prácticamente en un gol calcado al primero que nos marcó el Atlético Ibiza.

El dominio local se tradujo en acciones de mérito por la banda derecha visitante, donde Ortiz y Peris podían con Guillem y Franchu, a pesar del esfuerzo del interior argentino por tapar la vía de agua por esa zona del campo. La mejor y única opción de juego madridista eran los balones largos a Pedro, que peleó como un jabato todo el encuentro contra la defensa local y ganó la mayor parte de sus duelos, creando tanto ocasiones en solitario como opciones de juego a sus compañeros.

Sin embargo, en el 11’, Fran recibió la pelota en la medular. Inició una brillantísima diagonal desde prácticamente la línea de medios para irse en una veloz carrera plagada de regates hasta de tres rivales. Cuando iba a realizar la acción de remate o pase final, tras haberse merendado de golpe a las líneas de medios y de defensas y ya inmerso en el área local, el central Orfila llega a tocarle levemente el balón por detrás, pero la pelota llega a Pedro en posición franca para marcar. El sevillano hace un excelente control y envía al meta Ginard al suelo para batirle de un toque a puerta a placer, con mucha sangre fría y calidad. La excelsa jugada individual de nuestro lateral izquierdo ponía por delante al Castilla a pesar de su peor rendimiento en los minutos iniciales.

El gol no cambió mucho el guion respecto de la posesión de la pelota, pero sí respecto de las llegadas visitantes.  En el 13’, Fran se incorpora por su banda, regatea a su par y pone un centro atrás que recoge Martín en la frontal del área, desde donde el medio centro chutó a puerta, pero la pelota se fue alta por poco.

Estaba más congestionado el juego insular cuando en el 16’, un excelente cambio de juego en el que Guillem tal vez pudo hacer algo más para que la pelota no llegara a su destinatario, es recogido por Ortiz de un gran control orientado que le dejó en situación de uno contra uno con nuestro lateral diestro. Ortiz, con muchísima calidad, se va de Guillem y se interna en el área, pero el defensa castillista le entra por detrás tocando la pelota primero si bien llevándose por delante al centrocampista balear. El árbitro, muy bien colocado, no pita nada. Llegan las protestas del público y de los jugadores locales y con ellas, probablemente, las tribulaciones del trencilla, al que debió de darle tiempo a pensar en la puntuación que le iba a dar el CTA por su decisión. Rectificó entonces tras una larguísima reflexión e hizo lo de costumbre: pitar penalti contra el Castilla y sacar tarjeta de paso al defensa visitante. El penalti lo transformó perfectamente Ortiz exhibiendo, una vez más, su clase.

El Atlético volvió a la carga tras el gol, intensificando su dominio del juego respaldado por la inyección de moral que significó el rápido empate. En el Castilla no aparecían en la medular ni Franchu, ni Fidalgo. A pesar de ello, el equipo no se descompuso atrás y se apoyó en la capacidad de recibir la pelota de un soberbio Pedro, que conseguía dar salidas ofensivas al filial madridista. Incluso en el 26’, una pelota larga de Fran fue recogida por el ariete sevillano que, tras controlar, encaró puerta algo escorado pero en ligera ventaja sobre la defensa local. Trató de sorprender de disparo lejano aunque la idea fue mucho mejor que la ejecución.

En el 29’, Franchu vio una amarilla en una falta inventada por el árbitro, que sí toleraba las interrupciones frecuentes de los locales sin castigar la reiteración. El saque de la falta llega al medio centro Ferrone, que desde ¾ se incorpora al área sin apenas oposición. Una vez dentro de la zona de castigo, a pesar de estar tapado por tres jugadores visitantes, la pelota le cae tras varios rechaces mansamente a David Haro en el área pequeña y en situación inmejorable para marcar ante la falta de contundencia en el despeje, una vez más, de la defensa madridista. Por una vez, este regalo de nuestro filial no costó un gol y el centrocampista balear envió la pelota por encima de Altube.

En el 34’ llegó la mejor jugada colectiva del Atlético Balear. Ortiz, en una jugada de manual de interior, abre a la incorporación de Ferrone, que entraba por la derecha. Su centro peligrosísimo es rematado, tras ganar la espalda de sus marcadores, por el goleador Gabarrre, pero se va fuera por poco.

En el 39’, un buen centro desde el lateral es recogido por Pedro tras un magnífico desmarque con el que supera a los centrales y encara puerta, pero el línea se inventa un fuera de juego por varios metros y jugadores de error. Nada que no hayamos visto antes.

Comenzó el segundo tiempo con mucha incertidumbre en la cabeza del aficionado madridista. Este es el periodo en el que el equipo suele sufrir más, y en el que da la impresión de que el físico de unos jugadores potentes está todavía pendiente de ganar fondo.

Sin embargo, el Castilla comenzó muy fuerte tras la reanudación. No sólo se sacudió el dominio balear, sino que tomó la iniciativa e impuso su estilo en el medio campo, algo que no había sucedido en toda la primera mitad. Con la posesión del balón llegaron las combinaciones y, con estas, las ocasiones de gol: una de Franchu y dos de Pedro en los primeros cinco minutos que bien pudieron poner por delante a los nuestros.

A estos cinco minutos le sucedieron otros tantos en que Fran tomó el relevo ofensivo por la izquierda. Dos buenas internadas seguidas de grandes pases, bien pudieron terminar en la red de haber encontrado rematador entre los jugadores que pisaban el área, que nunca eran menos de dos.

En el 64’, llegó una jugada polémica en el área castillista. El ariete Gabarre, mucho más activo en la segunda parte, peleó un balón profundo con Javi Hernández y de la Fuente. Los dos centrales saltan a la limón estorbándose sin mucho acierto, tocando finalmente la pelota en la mano de Dela que, sin ninguna intención y aún menos fortuna, falló el despeje de cabeza y vio como el balón golpeó su brazo despegado del cuerpo. La jugada se saldó con falta de Gabarre probablemente rigurosa por la intensidad del contacto, si bien suficiente para que los centrales marraran su intento de desviar con la testa.

El Castilla proseguía su dominio y el conjunto local sólo vivía de las pérdidas de balón producidas en los pases errados por el filial madridista, sucedidos, eso sí, de peligrosos contragolpes. En cualquier caso, no se parecía nada el cuadro de Raúl al de los segundos tiempos de pasadas ocasiones, teniendo el control del juego nada menos que en el campo del líder sólido de su grupo. Ortiz y Peris ya no suponían una amenaza por la derecha visitante y sólo las pérdidas de los centrocampistas blancos alimentaban las escasas opciones de ataque mallorquinas.

En el 68’, una extraordinaria jugada desde la línea de medios de Franchu, en la que se va hasta de tres rivales, termina con un centro muy peligroso del interior diestro que no encuentra rematador.

En el 72’, Raúl dio entrada a Marvin por Martín, en un cambio de clarísima vocación ofensiva, no exento de riesgo de desarme de la medular visitante.

En el 78’, una falta lateral cerca del pico del área es centrada en corto por Fidalgo a Javi Hernández cuando todo el cuadro visitante esperaba un balón colgado. El central zurdo se internó sin oposición, pero dudó entre pasar o disparar y su centro chut no encontró ni compañero ni portería.

En el 80’, Raúl quemó las naves dando entrada a Baeza por un sacrificadísimo Franchu. El técnico madridista no se conformaba con el punto y transmitía este mensaje a toda la plantilla con los cambios realizados.

En el 82’, un saque de esquina es rematado por De la Fuente prácticamente sin oposición, pero su remate de cabeza se marcha desviado en una clarísima ocasión para desnivelar la contienda.

En el 87’, una buena apertura de Pedro hacia la incorporación de Marvin termina en un centro que no encuentra destinatario. Y es que si algo se le puede reprochar al Castilla hoy fue el desacierto en el pase final. Poco antes, un disparo del hoy inconmensurable ariete andaluz fue despejado posiblemente con la mano por la defensa local, pero el árbitro se desentendió tanto de la jugada como la realización del partido.

Esta sucesión de buenas jugadas sin fruto pareció atemorizar un poco al cuadro visitante, que veía como su falta de precisión en los metros finales podía terminar por dejarle sin ningún punto a nada que el conjunto balear acertara ante en alguna jugada puntual. Más aún teniendo en cuenta lo ofensivo y a la par agotado que parecía a esas alturas el conjunto madrileño. En el 89’, Raúl dio entrada a Gelabert por Bravo, a fin de afianzar la medular ante el horrendo temor de irse sin puntuar tras un segundo tiempo tan serio.

Los peores temores se agudizaron y los cuatro minutos de descuento parecieron una eternidad. El Atlético volvió a tomar la iniciativa y el hasta ese entonces inédito en la segunda parte Ortiz, resucitó para desasosiego de los aficionados madridistas. En el 91’, un balón controlado por Arturo sin mucha oposición de espaldas a puerta es milagrosamente desviado a córner por Javi Hernández, que acude con rapidez a la jugada, tan pronto como el atacante balear se da la vuelta para chutar a puerta.

Por último, en el 93’, una gran internada de Alberto Gil por la izquierda termina con un quiebro del que sale con mucho espacio por delante y tiempo para centrar. Su pase a la cabeza de Arturo, de nuevo, es sensacional, pero el centrocampista local perdona y su remate sale alto en una jugada peligrosísima que terminó, por una vez, permitiendo al Castilla cosechar un merecido premio.

Así terminó el sufrimiento del descuento y con él, el partido. El reparto de puntos puede saber a poco por el buen segundo tiempo jugado por los nuestros, pero quizás haga justicia a un encuentro en el que a falta de fútbol brillante, la intensidad y las alternativas durante la disputa resultaron sobresalientes.

Este es el camino correcto que han de seguir los nuestros para remontar en la tabla: máxima concentración defensiva, contundencia en los despejes y seriedad, colocación y trabajo intenso a lo largo de los 90 minutos. Con esa receta, el Castilla ya ha demostrado que poco a poco va a ser capaz de sumar una buena dosis de minutos de buen fútbol. Con todo ello llegarían, por fin, los frutos al esfuerzo colectivo que realiza el equipo. Esperemos que éste sea el punto y final de la dinámica negativa de los últimos encuentros, y que comience una racha de buenos resultados basados en la corrección de los graves errores del pasado. Hoy se ha andado el camino para demostrárnoslo a nosotros mismos nada menos que en la cancha del líder de la categoría. Qué mejor prueba.

 

FICHA TÉCNICA

 

GOLES

0-1 (min. 12): Pedro.

1-1 (min. 18): Jorge Ortiz, de penalti.


Atlético Baleares: Ginard, Borja (Alberto Gil, 73′), Orfila, Aurtenetxe, Peris, Ferrone, Rovirola (José García, 76′), David Haro (Arturo, 69′), Jordan, Jorge Ortiz y Gabarre.

Real Madrid Castilla: Altube, Guillem, De la Fuente, Javi Hernández, Fran García, Martín (Marvin, 73′), Blanco, César (Bravo, 90′), Franchu Feuillassier (Baeza, 81′), Fidalgo y Pedro.