OPINIÓN | Bale y la vergüenza ajena

Un articulo de: @ErZuru2000

Queridísima y sapientísima afición madridista (habitual del estadio Santiago Bernabéu):

Solo cuatro líneas para afearos algunas cosillas y dejaros un par de apuntes para la meditación. Conste que no tengo ninguna fe en que estas cuatro líneas vayan a tener efecto alguno en vuestro comportamiento, todo lo más me daré por satisfecho con que alguno deje de hacer el cabestro un par de minutos en el próximo partido de liga en el estadio Santiago Bernabéu.

En primer lugar me veo obligado a aclararos que NO sois la mejor la afición del mundo por mucho que a vosotros os guste auto-titularos así. Es más, yo diría que La Peña del CF Bar Manolo Especialidad en Bravas, os saca bastantes cuerpos de ventaja en fidelidad, educación, agradecimiento y lealtad a unos colores, historia y escudo. ¡Ah! y en inteligencia.

Vuestro (nuestro) equipo de fútbol lleva una temporada nefasta, pero vuestra temporada no mejora a la del equipo. Y si hubiera un campeonato de aficiones, vosotros, ahora mismo, seríais firmes candidatos a bajar a tercera división sin pasar por segunda o segunda B. No llenáis el estadio y los que vais (salvando honrosas excepciones) dais la sensación de que os han echado de casa porque no os aguantan y vais al estadio a dar rienda suelta a vuestras frustraciones.

No sois los depositarios de ningún tipo esencia ni de valores. Lo único que os alumbra y diferencia es  ser herederos de vuestros padres y abuelos, quienes, a su vez, tuvieron el privilegio de compartir tiempo con un genio, la persona que construyó lo que vosotros disfrutáis ahora sin mayor mérito que haber nacido. Sois los ninis de las aficiones, solo os falta repantingaros en las butacas y esperar que mamá os ponga la comida mientras os rascáis los sobacos y la entrepierna. Por cierto, sois muy libres para pedir y protestar por lo que os dé la gana. Otra cosa es que estéis más legitimados que otros aficionados. El club ya no es vuestro, ni depende, para sobrevivir de vuestro bolsillo. Es más, alguno al que insultáis, seguro que ha contribuido más que vosotros.

Imagen: EFE

La mayoría de vosotros pensáis que la Copa de Europa es como la Copa del Rey con la única diferencia de la persona que entrega el trofeo al vencedor y, por extraños motivos que no puedo comprender, habéis llegado a la conclusión de que este título lo puedes comprar en cualquier bazar de chinos.

Muchos lleváis gran cantidad de años en esas gradas, casi os salieron los dientes abroncando a fulano o mengano, que es lo que mejor sabéis hacer. A pesar de los miles de partidos que habéis visto y de los cientos de jugadores que han pasado por delante de vuestras napias no habéis aprendido ni entendido nada. Lo que habéis hecho con Gareth Frank Bale en estos casi seis años que ha estado entre nosotros os retrata a vosotros mucho más que a él. Sois el tonto útil de la trama mafiosa del mejor periodismo deportivo del mundo, la correa de transmisión de la ignominia, los voceros del manolismo. Discipulos del relañismo. Acólitos del segurolismo.

Pero olvidaos del nombre del jugador galés, ya no importa, está fuera. Y centraos en los hechos. Meditad sobre lo que habéis hecho y olvidaos del quién. Repito, ya no importa. Pensad que sois la única afición del mundo capaz de odiar a un jugador que ha hecho historia en vuestro club. Os guste poco o nada, esa es la verdad. Ni siquiera la afición del Liverpool con Karius ha llegado tan lejos en miserable ingratitud y hostilidad. Si os gusta el fútbol (permitidme que dude), rememorad los cien últimos partidos que hayáis visto en los que no haya jugado el Madrid. Decidme qué afición, de los equipos que han intervenido en esos cien partidos, ha tenido un comportamiento tan miserable con algún jugador suyo. No, definitivamente no creo que seáis la mejor afición del mundo.

Os podría traer hasta aquí números, datos, estadísticas y videos que os dejarían sin argumentos. Pero ya hace mucho tiempo que llegué a la conclusión de que a vosotros los argumentos os sobran, del mismo modo que al que no sabe leer le sobra lo negro. Ya no es tiempo. Pero datos hay para dar y tomar; os podría demostrar que hay varios de sus compañeros que se han lesionado tanto o más que él, que han tenido un comportamiento mucho menos profesional que él o que han demostrado un grado de compromiso con el club altamente discutible. Datos de goles, asistencias y títulos. Pero, repito, ya no es tiempo. El odio al que habéis llegado tiene estas cosas. Es irreversible. Un caso único en la historia del club refundado por D. Santiago Bernabéu y cimentado sobre el talento de D. Alfredo.

Incluso ni siquiera necesitaría información sobre él. Os podría citar al gran Mijatovic y os podría preguntar por qué él sí y el galés no. Os podría elaborar una lista con medio centenar de jugadores (y más) a los que habéis aplaudido, despedido con devoción, cariño y respeto y que no servirían ni para hacerle el moño al galés. Os podría elaborar otra lista, incluso más ignominiosa, de jugadores que nunca han vestido esa camiseta y a los que no os ha importado regalar unas palmaditas en la espalda. Vosotros sabréis por qué. Y el pasado domingo de Resurrección tuvimos otro asqueroso ejemplo de nini caprichosete, voluble y manipulable. Aduriz merece más vuestro reconocimiento que el galés. Si de mí dependiera, os quitaba el abono. Sí, ese abono que muchos de vosotros revendéis en los partidos importantes para financiaros el del año que viene y así poder seguir berreando contra el desgraciado que se cruce en vuestro camino que, repito, es lo que mejor se os da.

Imagen: lanaciondeportes.com

Buscar el origen de ese odio africano, es tarea hercúlea, porque motivos racionales y fundamentados no hay. Ni lesiones, ni rendimiento global, ni compromiso dan para justificar el espectáculo tan lamentable que estáis dando domingo tras domingo. Ni siquiera su forma de ser da para ello. Es un tipo educado y no se le conoce ni un solo escándalo. No es fiestero, juerguista o borracho. Y de ese perfil los habéis tenido casi a paletadas. Alguno de ellos, por cierto, ídolo de masas entre vosotros. Y no me digáis que no conocéis, porque medio Madrid ha visto a uno que yo me sé borracho como una cuba al borde del coma etílico. Y más de una vez. No tengo gran opinión de vosotros, la verdad, aun así, supongo que vuestro odio tampoco estará basado en su moño, su gusto por el golf o en que no hable español en público. Ya sería el acabose.

Este año ha jugado muy mal. Cierto. Pero si ése es el motivo, os va a estallar la cabeza porque no deberíais bajar de la docena de jugadores odiables. Al menos en este año. Y no es el caso, ¿Verdad? ¿A qué a Isco no le odiáis? ¿A qué a Marcelo tampoco? ¿A qué a Sergio Ramos ni mucho menos?. Ah, claro, es que Sergio nos dio la Décima. El segundo gol de Lisboa lo marcó Canabal y la chilena de Kiev, Hugo Sánchez. No a Sergio no se le puede odiar porque está muy comprometido, a pesar de chantajear al club con henmano de por medio y a pesar de esas cositas tan suyas, como reconocer tarjetas premeditadas. ¿Sigo? Mejor no, que no me quiero extender. Y advierto, oídme bien, me parece cojonudo que no odiéis a ninguno de ellos. Lo malo es que así debería ser con todos y siempre.

Antes de concluir, me gustaría aclararos un par de ideas porque me parece que estáis muy dispersos entre tanta bronca. Muchos jugadores han jugado mal este año. De hecho se salvan un pequeño puñado. No me parece mal que se silbe y proteste una mala actuación, ya sea individual o colectiva. Mejor me parece que, a continuación, se reconozca una buena jugada de ese jugador silbado o del equipo. Los silbidos y los aplausos como justa recompensa. Borrón y cuenta nueva. Pero con este jugador no habéis hecho eso, ¿Verdad? Este año no le habéis dado tiempo ni para equivocarse. Y estáis muy orgullosos, ¿A qué sí, bribones? Os dirán, en esas tertulias, periódicos o emisoras que tanto os gustan, que el entendido y sabio público de Bernabéu, ha dictado sentencia sobre Bale. No solo eso, también os dirán que hacéis muy bien porque el tipo es vago, indolente y falto de compromiso.  Y vosotros moveréis la colita a la espera de que os echen otro hueso, con la vista puesta en el próximo fin de semana, en el que lo volveréis a hacer para demostrar que sois una afición muy hesijente.

Os tengo que dar dos noticias, una buena y otra mala, como en los chistes de galeras. La buena es que yo sé porque odiáis tanto a un tipo tan in-odiable como el galés. Y vosotros también lo sabéis aunque no os dé la gana reconocerlo. La mala es que con la marcha del muchacho galés vuestro odio no va a desaparecer. Os quedará un vacío que tenderéis a rellenar con otro desgraciado. Vuestros libelos y emisoras de cabecera os señalarán a uno y vosotros lo ejecutaréis mientras baláis acompasadamente.

A las masas no se las suele distinguir por tener un comportamiento racional. Vosotros no sois la excepción. De hecho si en alguna facultad de sociología hubiera que poner algún ejemplo de cómo conseguir que una masa de personas termine comportándose como un rebaño, vosotros deberíais ser los primeros a estudiar.

Imagenes: marca.com

Os decía antes que a pesar de vuestros muchos partidos no habéis aprendido nada ni habéis entendido nada. No es Bale, imbéciles. Ni Bale ni Cristiano ni Mijatovic ni Modric ni Kroos ni Benzemá. Se trata de fijar un objetivo y de ir a por él. Mourinho les molestaba sobremanera y fueron a por él. Muchos jugadores hicieron de tontos útiles y muchos de vosotros también. Bale también les molesta. En primer lugar por ser fichaje personalísimo del presidente y en segundo lugar porque es un ejemplo de profesional que, de proliferar, llevaría al mejor periodismo deportivo del mundo a desaparecer. Imaginaos una plantilla con catorce o quince jugadores como él. No hay entrevistas, no hay zonas mixtas, no hay escándalos, no hay nada. Bale les molesta porque para él no existen y eso es algo que no pueden permitir. A Cristiano tampoco lo soportaban porque les soltaba unos mandobles que los dejaba tiesos, pero detrás de Cristiano había temas a explotar. Por eso lo echan tanto de menos. Sus goles les importaban un carajo vendao.  

Vosotros les estáis haciendo el juego. Os manipulan. Y además lo hacen de manera grosera, en vuestra propia cara y en vuestro propio perjuicio y del club que tanto decís que queréis. Les estáis diciendo que pueden echar del club a quien quieran y que allí estáis vosotros para respaldarlos ejerciendo de voceros y mamporreros. Y es bastante patético pensar que los próximos cien millones de inversión dependerán en buena parte de la opinión de un sujeto como el Manolo Lama, eso sí, con vuestra inestimable ayuda y aportación. Hacéroslo mirar.

Estáis a tiempo de, al menos, despedirle con cierta educación que es lo mínimo que os pediría D. Santiago Bernabéu, ¿Os acordáis?, sí, hombre, el del señorío del que tanto se os llena la boca. Tal vez sea el momento de que lo ejerzáis, ya os toca. Al margen, os recuerdo que también representáis al club, y el club no solo lo formáis vosotros, de hecho sois una mínima expresión. No podéis dar el espectáculo tan lamentable que estáis dando, domingo tras domingo con un tipo que os ha dado momentos imborrables, os guste o no os guste. Si yo fuera Hazard, visto lo visto, lo mismo me lo estaba pensando. No os podéis comportar como una afición cutre y casposa, que es lo que estáis haciendo este año, porque lo que hacéis se ve en todo el mundo y muy pocos se explican cómo a un tipo como Bale, el mismo de la chilena de Kiev, se le puede tratar de semejante manera. Puede que vosotros seáis unos gañanes maleducados e ingratos, pero el club no lo es y una amplísima mayoría de sus aficionados tampoco. Va siendo hora de madurar y dejar de consumir compulsivamente la mejor prensa deportiva del mundo.

El muchacho galés que tanto odiáis hace tiempo se quedaba al final de los partidos a saludaros y agradeceros vuestra presencia desde el centro del campo. Visto lo ejemplarmente educados que sois, hace mucho que desistió. Vosotros sabréis por qué. A mí me daría mucha vergüenza. De hecho me da mucha vergüenza; vergüenza ajena.

 

3 comentarios en «OPINIÓN | Bale y la vergüenza ajena»

Los comentarios están cerrados.