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Una previa de: @danipuerto6
El gran dominador de la ACB en los últimos años y uno de los gallitos de la competición, así sería la definición de un Baskonia – Real Madrid hoy en día.
Un choque de Euroliga llevado a la competición doméstica. Un duelo que definirá al inmediato perseguidor del líder Barça, pues ambos están empatados con diez victorias y tres derrotas justo tras el equipo catalán.
Cuando Perasovic sustituyó a Pedro Martínez, se planteó varios retos. El primero, lograr que su ahora equipo fuese más fuerte a nivel mental. Y el segundo de ellos, es que atrás, en defensa, fuesen mucho más duros, capaces de lograr encajar menos puntos por partido. La realidad es que Baskonia ha logrado trabajar esos aspectos y mejorarlos, pese a encajar en el proceso alguna derrota que pudo evitarse.
Imagen: Eurosport.es
Con el técnico croata, los baskonistas han endurecido su defensa y conseguido rebajar su índice de puntos encajados, logrando hilvanar una racha de victorias considerables en las dos competiciones que disputa. La clave con Perasovic es siempre proteger su aro, ser agresivo atrás para a partir de ahí, buscar puntos en transición si es posible, dando algo más de libertad en ataque a sus jugadores que Pedro Martínez. El Baskonia ahora es un equipo con mayor ritmo de juego, mayor velocidad y que busca el aro rival de manera más directa, un juego que aunque aún guarden una distancia considerable, quiere igualarse con el baloncesto que tantos triunfos ha dado a su rival liguero, el Real Madrid.
Ambos equipos pelearán primero por el control del rebote para a continuación, dominar el tempo de juego, llevando el partido donde más les convenga. Si el juego se enloquece y el ritmo aumenta, el Madrid tendrá ventaja. Es en ese juego de “descontrol controlado” donde Campazzo y Llull crecen, más acostumbrados a tirar de ingenio jugando a mil por hora que Granger, Marcelinho o Luca Vildoza y es que desde ahí, desde esa posibilidad de jugar a unas revoluciones altas, pocos equipos le compiten a un Madrid que se siente como pez en el agua, no en vano son los pupilos de Laso los que han vuelto a poner de moda ese juego de tanteos altos y posesiones cortas.
Imagen: elespañol.com
Baskonia deberá tirar de su mejor baloncesto para frenar el juego del Madrid, peleando cada rebote de ataque para que los de Laso no tengan un primer pase de salida limpio, evitando así que los blancos corran además de controlar los rechaces en su propio aro, robando a los blancos la opción de segundos ataques, evitándoles sumar y llevar el marcador a guarismos altos, donde el Madrid rara vez pierde. Si los de Perasovic logran ralentizar al Madrid, tendrán el control del juego y la ventaja sobre su rival, al que le cuesta horrores jugar con posesiones largas, donde se espesa y comete más errores de lo común y donde los jugadores de peso tienden a hacer la guerra por su cuenta olvidando el juego colectivo, vital para el sistema ideado por Laso.
El Madrid por el contrario, deberá estar muy atento a las situaciones de 2×2 que tan bien juega el Baskonia cada vez que decide jugar estático, donde sus bases logran sacar un rédito alto, ya sea en situaciones directas o doblando a sus pívots, jugadores grandes pero ágiles y rápidos en dichas situaciones.
Un partido que pinta a disputado pese a la caraja que parece sufrir el Madrid cada vez que cambia el parche de la Euroliga por el de la Liga Endesa. Y es que en frente estarán dos equipos de la máxima rivalidad, los dos finalistas de la final liguera pasada, encima se jugará en el Buesa Arena, sede de la próxima Final Four de la Euroliga, lo que debe generar unas ansias mayores de victoria en ambas plantillas. Quien sabe, tal vez este partido se repita en el 2019, también en el Buesa, pero no para aclarar las posiciones en la liga doméstica y sí por ver quien se mete en esa tan ansiada final europea.
