CRÓNICA | El galés oportuno: Kashima Antlers 1 – 3 Real Madrid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

No podemos decir que el partido del Real Madrid fue especialmente bueno. Tampoco fue malo, esta es la verdad. Mantuvo, durante gran parte del tiempo, un dominio engañoso. Bien es cierto que el Kashima Antlers, su rival en la semifinal del Mundial de Clubes disputada hoy, no llevó peligro salvo en fases muy concretas del partido. Pero lo que marcó la semifinal fue, sin duda, que Gareth Bale decidió que era un buen día para aparecer como el crack que todos intuíamos que es, cuando su estado físico se lo permite.

Salió el Madrid con Courtois; Carvajal, Varane, Ramos, Marcelo; Llorente, Kroos, Modric; Lucas Vázquez, Benzema y Bale, lo más parecido al equipo de gala que Solari está utilizando en los partidos importantes. Y no se puede decir que saliera al campo precisamente bien. En apenas dos minutos, el equipo nipón gozó de dos oportunidades muy claras: una pérdida de Ramos inocente en un pase horizontal a Carvajal acababa dejando algo escorado a Serginho, que remataba cruzado a portería desde la izquierda, desviando Courtois el balón a córner con la punta de su guante izquierdo; y, a la salida del córner, que botó Endo muy cerrado, hasta tres jugadores del equipo japonés estuvieron a punto de empujar el balón a la red, no llegando por centímetros.

A partir de esos dos sustos iniciales, el equipo madridista fue recuperando la compostura. Carvajal y Lucas comenzaban a castigar por la banda derecha, y un Bale lanzado por Marcelo buscaba el flanco izquierdo para tratar de llegar desde ahí. Kroos, poco comprometido en defensa, y Modric, más errático que en partidos anteriores, trataban de iniciar las operaciones, mientras Marcos Llorente volvía a mostrar un despliegue físico y técnico espectacular, llegando a cada rincón con su lazo para recuperar balones, además de posicionarse en defensa para evitar llegadas por la zona central. Aunque, probablemente, el hombre de la primera parte fue Karim Benzema. El francés decidió celebrar su cumpleaños cargando con su lata de lubricante y fue ayudando allá donde hacía falta: bajó a combinar para facilitar la salida, cayó a las bandas para asociarse con Marcelo y Lucas, recibió de espaldas para ofrecer ventaja a los compañeros que venían de cara y llegó al área con opciones de rematar algunas de esas jugadas, aunque no tuvo la recompensa del gol. Las ocasiones se iban sucediendo para el Real Madrid progresivamente, mientras que el Kashima Antlers iba reculando poco a poco, cada vez más cerrado en su área, con alguna salida peligrosa como un uno contra uno de Doi ante Courtois, que el belga desactivó saliendo con oficio, y algún disparo lejano que no fue entre los tres palos.

En el otro lado del campo, el Madrid fue intensificando su presencia, y un remate inicial de Benzema, duro pero centrado, que fue fácilmente parado por el portero Sun-Tae, fue el preludio de un rosario de ocasiones a partir del minuto 27. Primero Bale, que pifió un remate con la derecha tras un sombrero a Shoji; después Kroos, que aprovechó un taconazo de Modric para rematar con efecto, aunque encimado por un defensa; después Ramos, que remataba fuera un centro de Kroos, aunque se le señaló falta; posteriormente, Benzema remataba de cabeza un centro de Bale desde la izquierda, que salía lamiendo la escuadra. El equipo blanco, como en otras ocasiones en esta temporada, no conseguía trasladar su dominio en el campo al marcador. A falta de un minuto para el descanso, Modric y Bale iniciaban una jugada en el flanco izquierdo, cerca del córner. El croata buscaba al galés y este hacía una pared con Marcelo, que devolvía el balón al punto justo donde Gareth Bale entraba hacia la portería y, con un disparo seco, con efecto, y ajustado al palo, marcaba el 0-1.

El descanso permitió que el equipo madridista se fuera a los vestuarios con la ventaja conseguida, y tras haber mostrado una recomposición progresiva, tras los sustos iniciales. Aunque Kroos y Modric no parecían estar a su nivel, el equipo se mostraba cada vez más sólido en defensa, y utilizaba un alto porcentaje de posesión para tratar de desnivelar el partido. Al inicio de la segunda parte, el Real Madrid salía con la intención de mantener el partido en los mismos términos que en la primera, pero el Kashima parecía haber dado un paso adelante. En el minuto 48, una jugada de Gareth Bale, llegando hasta la línea de fondo y poniéndola atrás, hacía pasearse la pelota por área, alcanzada por Benzema, que remataba de manera forzada con la derecha, obligando a sacar bajo palos el balón a un defensa japonés. Cinco minutos después, un error defensivo, en que no se entendían el central y el portero del equipo nipón, era aprovechado por el galés para marcar el 0-2 con un remate con la derecha a puerta vacía. Poco más tarde, otra jugada del equipo madridista, en que Lucas centraba a la frontal, Modric pifiaba y le dejaba el balón muerto a Marcelo. Éste observó, pensó, y decidió dar el balón a Gareth Bale, escorado a la izquierda, que, desde una posición semejante a la del primer gol, enganchaba un trallazo imponente a la escuadra opuesta, consiguiendo así el hat-trick y poner el 0-3 en el marcador.

Era el minuto 55 y el Real Madrid tenía ya encarrilado su pase a la final del Mundial de Clubes. El equipo blanco se replegó y trató de controlar el juego mediante el dominio del balón, con salidas al contraataque puntuales, mientras el Kashima Antlers trataba de adelantar sus líneas en busca de un gol que abriera la puerta a la esperanza de remontar. Cinco minutos después, el segundo máximo goleador en la historia del Mundial de Clubes, con seis goles, a sólo uno del primero, Cristiano Ronaldo, era sustituido por Solari en una decisión que demuestra lo importante que es cuidar el buen estado físico del galés del Madrid. En su lugar entraba Marco Asensio, que apenas estuvo trece minutos en el campo, dado que se lesionó y tuvo que ser reemplazado por Casemiro. Entre ambos momentos, había entrado Isco por Lucas Vázquez, que había disfrutado de un par de ocasiones en que no había estado acertado. En el minuto 78, el equipo del país del sol naciente marcaba un gol, que fue sometido al análisis del VAR por un posible fuera de juego. Finalmente fue concedido, y el 1-3 subió al marcador. De ahí al final, lo más destacable fueron tres cosas: una oportunidad de Benzema, que disparó demasiado cruzado; la disposición táctica del Real Madrid, con Casemiro incrustado como tercer central, Llorente y Kroos como medios centros, e Isco y Modric abiertos a las bandas, con Benzema arriba; y un par de excesos de confianza de Marcelo y Ramos que pudieron costar un disgusto en forma de gol japonés.

Lo trascendente del partido ha demostrado que el Real Madrid, en las situaciones importantes, parece ser ese equipo sólido y serio de otras ocasiones, a excepción de la desconexión inicial. Del partido de hoy, las mejores sensaciones las han proporcionado Benzema, en una primera parte muy activa, y una segunda algo menos presente, aunque le ha faltado el gol. La solidez aportada por Courtois en el juego aéreo también ha sido destacable. Pero, probablemente, la confirmación de Marcos Llorente como jugador total ha sido la mejor: se ha desplegado por casi todos los sitios, ha elegido bien cuándo pasar y cuándo conducir (salvo en una ocasión), y ha mostrado una actitud defensiva muy activa, y se ha ofrecido para dar salida fácil a sus compañeros en múltiples ocasiones. Si el Real Madrid juega en la final como en los mejores minutos de hoy, poco brillantes pero muy prácticos, tiene muchas posibilidades de ganarla, especialmente si vuelve a aparecer de manera oportuna el galés Gareth Bale, señalado para ser el jugador diferencial de la plantilla. Pero, para alcanzar el objetivo, el equipo ha de mantener la concentración desde el primer minuto de juego y hasta el último, y no permitirse esas desconexiones que, a poco que el rival esté acertado, pueden costar un disgusto. Esperemos que se cumpla el próximo sábado y veamos a Sergio Ramos levantar el título.


Imagenes: realmadrid.com