CRÓNICA | Real Madrid 87 – 63 Herbalife Gran Canaria | Liga Endesa | Jornada 11

Una crónica de: @danipuerto6

A priori, un Madrid vs Gran Canaria es sinónimo de partido intenso, de juego colectivo adornado con grandes individualidades, lo propio de dos equipos que disputan Euroliga y que comparten la mejor liga del mundo fuera de la NBA como es la liga Endesa. Pero nada más lejos de la realidad.

El partido duró, “lo que duran dos peces de hielo en un Whisky on the rocks” y  es que no hay mejor forma de describir el partido que con este extracto sacado de una de las canciones de Joaquín Sabina. Los de Víctor García salieron con la idea clara de no dejar jugar al Madrid y el Madrid, como ya es habitual, salió perdido en ataque y excesivamente blando en defensa. Así, el “Granca” se fue haciendo dueño de esos primeros minutos, marcando pequeñas distancias que los madridistas, inoperantes en ambos aros no sabían contrarrestar. Sólo Yusta, en ese papel de meritorio, daba la cara de entre los elegidos por Laso para iniciar el partido.

El cambio de cuarto encontró a un Madrid diferente, ya con Campazzo y Rudy, los blancos crecieron atrás y fueron enjugando la diferencia hasta que lograron ponerse por encima gracias a un juego en ataque con mayor criterio que el que propuso Llull, al que aún se le ve lejos de su mejor forma. Con el Madrid creciendo en el juego, con el mando del partido y con un equipo claretiano excesivamente fallón, apareció el tercer mosquetero: Trey Thompkins. Con el pívot americano en cancha, Laso encontró al escudero perfecto para Campazzo en ataque, mientras Rudy se convertía en la pesadilla del anotador grancanario, Marcus Eriksson, al que borró del partido. Con ese panorama y con el equipo local logrando una ventaja de siete puntos, acabó la primera parte.

Poco más de juego real hubo, porque tras unos intercambios de canastas que dieron como resultado un 44-40, el Madrid aumentó el ritmo y acabó con el partido. El Gran Canaria fallaba tiro tras tiro y los blancos aprovecharon esa circunstancia para correr y anotar cómodos. Cuando no corría, el Madrid jugaba para que el balón llegase a Thompkins, que seguía martilleando el aro grancanario desde la línea de 6.75 metros, donde sumó hasta cinco triples de tan sólo seis intentos.

Puntos fáciles ante unos jugadores, los de Gran Canaria, que bajaban los brazos y daban el partido por perdido, convirtiéndose en meros espectadores de lo que el Madrid decidía, pues ya era amo y señor absoluto del juego. Así, los únicos alicientes que planteaba el choque era ver cuál sería la diferencia final o esperar por alguna acción individual destacada, pues ya no se competía por un encuentro que se cerró con resultado de 87-63, que viendo como acabaron unos y otros, se antojó hasta corto.

El Madrid suma otra victoria para seguir peleando por la cabeza de la liga y el Granca, desconocido en la Liga Endesa si se le compara con sus esfuerzos europeos, vuelve al pozo clasificatorio.


Imagenes: realmadrid.com