CRÓNICA | El orden y el caos: CSKA Moscú 1 – 0 Real Madrid

Una crónica de: @MiedoEscenico2

PRÓLOGO

Entró en el despacho del presidente y, cuando éste le propuso asumir la dirección técnica del equipo, le espetó, con esa sonrisa que desarmaba al peor rival: “Estaré encantado, presidente. Además, creo que sé lo que necesita el equipo.” Cinco meses después Sergio Ramos levantaba la Champions League en Milán, tras una tanda de penaltis que se resolvió en el último suspiro.

Zidane se dio cuenta de que aquel equipo que heredó de Benítez rebosaba creatividad y calidad, pero estaba preso de un exceso de orden y previsión, y que necesitaba cierto desorden para rendir más. Sujetar a Marcelo para que defendiera era peor que dejarle libertad y establecer un buen sistema de coberturas, por ejemplo. Porque Marcelo hacía lo imprevisible, como Ramos en ocasiones, o Benzema, y eso ganaba partidos. Lo imprevisible era el caos.


EL PARTIDO

Se presentó en Moscú el Madrid con siete grados de temperatura y, cuando aún no había entrado en calor y apenas se llevaba un minuto de juego, Kroos cometió un gravísimo error en una entrega hacia atrás que habilitó a Vlasic. Éste entró hacia el semicírculo del área y, ante un Varane reculando y sin estar demasiado despierto para cortar el balón, remató con la derecha batiendo a Keylor Navas, cuya estirada no pudo evitar el gol. Empezaba el partido con 1-0, y el Real Madrid obligado a remar contra corriente. Tras unos minutos de control alterno, el equipo blanco se fue haciendo con la posesión del balón, aunque no se traducía en ocasiones de gol. La zona de creación hacía aguas, con un Kroos impreciso en algunos pases y con problemas de ubicación en algunos momentos del juego, y un Ceballos bastante menos inspirado que en partido anterior, reteniendo loa pelota en momentos en que había que darle fluidez al juego, y precipitándose en otros en que buscaba el pase al medio en vez de abrir el balón a la banda. En la banda, por cierto, debutaba Sergio Reguilón, que firmó un partido aceptable, demostrando buena actitud defensiva, proyección en ataque y bastante desparpajo. Aun así, la circulación de balón se hacía lenta, se daban muchos pases horizontales y hacia atrás, y el peligro no alcanzaba la portería defendida por Akinfeev.

Cerca de la media hora de partido, tras un remate de Casemiro al poste, el juego del equipo madridista comienza a hacerse más fluido, especialmente por la banda derecha, y se van produciendo llegadas por parte de Lucas Vázquez, algo más entonado que en partidos anteriores, y Dani Carvajal que, sin embargo, no estuvo tan inspirado como en el inicio de temporada. Benzema, que había estado muy gris hasta ese momento, enlazaba apariciones en el área con combinaciones en banda, y comenzaban a llegar oportunidades de remate. Un remate de Ceballos rechazado por un defensa, un disparo de Benzema cerca de la escuadra izquierda de la portería rusa, y otra oportunidad de Carvajal que detuvo el portero del CSKA de Moscú invitaban a pensar en un gol antes del descanso. Pero ya en esa opción de remate Carvajal había avisado de que estaba lesionado, y tuvo que ser reemplazado en el minuto 43 por Odriozola. Antes de este cambio, el Madrid realizaba un nuevo remate al palo, esta vez por medio de un cabezazo de Benzema. El gol, una vez más, se resistía.

Se llegó al descanso con la sensación de que el CSKA iba a dificultar mucho la consecución de un gol, y con la percepción de que el centro del campo no funcionaba como otras veces: Kroos no tenía su día y cometía errores poco habituales, Ceballos tocaba el balón en demasía y eso dificultaba la fluidez de la circulación, Asensio se mostraba muy tibio en las disputas y no se llevaba apenas balones, y la sensación general era de problemas para superar la doble línea defensiva planteada por el equipo ruso.

El inicio de la segunda parte trajo de regreso una cierta sensación de atasco, problemas para la circulación del balón y un juego en que el equipo madridista movía de lado a lado la pelota, pasando por Varane y Nacho, ya instalados en campo contrario, mientras el CSKA aprovechaba esa lentitud para bascular de manera ordenada y generar superioridad en las zonas del campo por las que el Real Madrid intentaba entrar a su área, especialmente las bandas. Asensio parecía algo más activo en ataque y lanzaba un par de disparos, yendo uno por encima del marco defendido por Akinfeev y otro parado con dificultades por el cancerbero ruso. En torno a la hora de partido, Lopetegui decide quemar sus naves e introduce en el campo a Luka Modric y a Mariano, que sustituyen a Lucas Vázquez y a Casemiro, quedando Toni Kroos como teórico medio centro defensivo. Aunque el equipo ganó en control del ritmo de partido a través de Modric e incorporó la pelea incesante de Mariano, seguía estrellándose contra la muralla que había montado el equipo ruso.

La circulación de balón seguía siendo insuficiente, y el estilo controlador y ordenado del conjunto de Lopetegui no era capaz de hacer saltar por los aires la defensa moscovita. Mariano, en un remate de cabeza, volvía a encontrar el poste, Varane en otro estaba cerca del gol, pero mandaba fuera el remate, y el partido llegaba a su final en el minuto 97, tras una extraña jugada en que la protesta incesante del portero ruso acababa derivando en su expulsión.

La conclusión del partido arrastra toda una serie de datos negativos para el Real Madrid. Tres partidos y medio sin marcar gol es una de las cuestiones que tendrían que hacer a Lopetegui pensar en soluciones y alternativas que inviertan la tendencia, ya sea introduciendo cambios en la delantera o modificando el sistema de juego. Por otro lado, en el grupo G de la UEFA Champions League, su posición de privilegio tras la primera jornada se ha transformado en un segundo puesto empatado a puntos con la Roma, lo que obliga a ganar los dos partidos frente al Viktoria Pilzen para tratar de asegurar la clasificación, aprovechando el doble enfrentamiento entre CSKA y Roma, en que pueden dejarse puntos. Además, la dinámica de rotaciones en las fechas disputadas hasta ahora también arrojan una sombra de duda: dejando aparte la dolencia de Isco, independiente del fútbol, el Real Madrid ha llegado a Moscú con las bajas de Ramos, Marcelo y Bale, y en el propio partido, ha vuelto a retirarse Carvajal. Las circunstancias obligaban, a la hora de confeccionar el equipo inicial, a hacer debutar en la temporada por primera vez a Vallejo o a Reguilón. Se impone, en los próximos partidos, introducir rotaciones que permitan que algunos jugadores vayan entrando en la dinámica de partidos, y otros puedan descansar, al menos mentalmente, o el equipo estará condenado a repetir los problemas que ya tuvo la temporada anterior.

Por último, hace falta reflexionar sobre un hecho evidente: para el equipo blanco ha sido más sencillo ganar partidos con el juego que promueve Lopetegui contra equipos abiertos, o que dejaban ciertos espacios entre líneas. Pero la presión arriba, la posesión de balón y el pase corto se están estrellando y resultando poco efectivas, a poco que un equipo cierra sus líneas y se parapeta atrás, dedicado a defender. Esto deriva en un juego plano, repetitivo, que no genera sorpresa ni ventaja sobre el rival. Es necesario encontrar la llave que abra esas murallas. Habrá quien la atribuya exclusivamente a la ausencia de rematadores, e incluso que la vincule con la ausencia de Ronaldo, pero el estilo de juego también es un elemento a tener en cuenta: conviene no olvidar que los partidos que se pusieron de cara, lo hicieron en su mayoría mediante jugadas a balón parado y que, en el partido frente al CSKA, el Madrid ha rematado hasta 26 veces, aunque sólo 4 fueron entre los tres palos, y ninguno fue gol.  


EPÍLOGO

La flor de Zidane era el caos, probablemente.

Dos años y medio después, y antes de entrar a la sala de prensa para hacer pública su dimisión, Zidane pensó en su idea original de manejar el caos como estrategia para alcanzar el éxito y, siendo como era un tipo inteligente, tuvo que admitir que el planteamiento se le había ido de las manos, a pesar de los muchos triunfos conseguidos. Como en cualquier orden de la vida, lo que daba el éxito no era el orden o el caos, sino el equilibrio entre ellos. A su Real Madrid le hubiera venido bien cierto orden dentro de aquel caos que generaba, tanto en ataque como en defensa.