CRÓNICA | Rotar y ganar: Real Madrid 1 – 0 RCD Espanyol

Una crónica de: @MiedoEscenico2

Tras la exhibición del partido de Champions League frente a la Roma, el Real Madrid volvía a jugar en el Santiago Bernabéu la competición doméstica, enfrentándose en la quinta jornada de Liga al Español del Barcelona. Se preveía alguna rotación respecto al equipo que jugó el miércoles, y se albergaba la esperanza de poder ver a Vinicius Jr. jugar sus primeros minutos de blanco en partido oficial. Esta última expectativa no se cumplió, sin embargo, porque el joven brasileño se caía de la convocatoria final al anunciarse la misma. Pero Lopetegui sí que introdujo cambios notables en el once inicial, siendo los más destacables el debut de Odriozola en partido oficial, la apuesta por Nacho como lateral izquierdo, y la presencia de Ceballos en el lugar de Kroos.

Tal y como habíamos adelantado en el podcast de “El Diario de Mou” al hablar de la previa de este partido, el Español se mostró como un equipo peligroso, disciplinado y dispuesto a vender cara su derrota. No en vano llegaba como cuarto clasificado y había vencido a equipos como el Valencia. El grupo de Rubi se plantó en el terreno de juego con las ideas muy claras, las líneas muy juntas, especialmente defensa y centro del campo, y su esquema, aparentemente de 4-3-3 en ataque, se transformaba en un 4-5-1 en defensa, cerrando mucho los espacios en la zona central. El inicio de partido del Madrid, con la presión alta para recuperar rápido el balón, y el juego de combinación en la zona de tres cuartos, se impuso durante la primera media hora, si bien el conjunto blanquiazul lanzó algunos contraataques muy peligrosos, que acabaron con remates desviados o blocados por Thibaut Courtois, que volvía a la titularidad.

A lo largo del transcurso de la primera mitad, el Real Madrid seguía insistiendo en la circulación del balón de manera continuada, aunque, progresivamente, ésta se iba alejando de la zona más adelantada, y se realizaba en zonas más periféricas, siendo extraño ver a Casemiro participando activamente del juego. Durante este tramo, destacaría un nombre con mayúsculas, el de Dani Ceballos que, desplegando una energía y un entusiasmo descomunales, parecía empeñado en mover de un lado a otro el balón buscando resquicios por los que hacer saltar el esquema defensivo españolista, aunque sin demasiado éxito. Modric e Isco trataban de romper por el centro o por los lados en combinación con Odriozola y Nacho, pero sus intentos se topaban continuamente con la muralla de jugadores del Español, que dificultaban notablemente que el balón se acercara a las inmediaciones de Diego López. Benzema era un islote en el triángulo que formaban los dos centrales y Marc Roca, y sus salidas a combinar y descargar hacia las bandas se alejaban demasiado del área. Con todo, el Real Madrid iba teniendo oportunidades, no demasiado claras, pero llegaba poco a poco a las inmediaciones del área rival.

Transcurrida media hora de intentos infructuosos, el equipo blanco fue bajando progresivamente el ritmo, pero el Español no tomó la iniciativa especialmente, más centrado en nadar y guardar la ropa que en ir a por el partido. Cerca del minuto 40, en una jugada en la que le llegaba el balón al área a Benzema, éste la dejaría de cara para Luka Modric, que intentó disparar a puerta entre tres defensores. El balón rebotó hasta en dos de ellos y llegó a Marco Asensio en la posición de extremo izquierdo que, tras un rápido control orientado, cruzaria el balón a la red. El estadio celebró el gol pero, ante la sorpresa de todos, el árbitro Mateu Lahoz anulaba el gol por un presunto fuera de juego, aun cuando el juez de línea no había levantado el banderín. La jugada dudosa se someteria a los dictados del VAR y, dos minutos después, el colegiado concedería el gol en diferido, con lo que el Real Madrid se adelantaba en el marcador justo antes del descanso.

Llegados a este punto, es necesario destacar la mejora que el VAR ha supuesto en general para que el fútbol sea algo más justo y preciso en la sanción de las jugadas más dudosas, y en el caso concreto del Real Madrid, para que los arbitrajes a los que se le somete sean más equilibrados. Durante temporadas anteriores, este tipo de jugadas costaron puntos, especialmente la última antes de ésta, y lo preocupante es que la primera tendencia del gremio arbitral haya sido señalar la infracción en contra del Real Madrid, en los partidos disputados hasta la fecha.

Tras la vuelta del descanso, y con el 1-0 en el marcador, el Real Madrid entraría dispuesto a ampliar esa ventaja, y se fueron sucediendo ocasiones, primero de Modric, que Diego López consigió desviar, y posteriormente de Isco, cuyo disparo con efecto saldría lamiendo la escuadra de la portería españolista. El calor reinante haria que los jugadores acusaran el cansancio y, tras los dos cambios que realizaria Rubi para refrescar el centro del campo y el ataque de su equipo, Lopetegui haría lo propio, introduciendo a Mariano y Lucas Vázquez en lugar de Benzema y Ceballos. A partir de este momento, se comenzó a dar una cierta sensación de descontrol en el césped. Al calor experimentado, se sumaba el cansancio acumulado del partido del miércoles, que parecía afectar especialmente a Isco y Modric. Añadido a esto, algunas imprecisiones en los pases derivaban en ocasiones del Español, siendo la más clara una de Borja Iglesias de vaselina, que se topó con el larguero de Courtois, tras un error grosero de Sergio Ramos en una entrega siendo el último hombre. Estas pérdidas de balón se sumarían a una mayor dificultad para la recuperación en defensa, quedando prácticamente solo Casemiro dedicado a esta función.

El Real Madrid se dedicaba a lanzar contraataques, pero morían en el borde del área rival, sin que los relevos que habían entrado mejoraran significativamente a los sustituidos. El acercamiento más notable en esta fase fue una combinación entre Sergio Ramos e Isco, que finalizaba con un remate de cabeza del de Camas, desviado con muchas dificultades por Diego López. Vista la situación de descomposición del mediocampo, Lopetegui daría entrada a Llorente por Isco, y este cambio tuvo el efecto de reducir el peligro de las llegadas del Español, aunque no su número. La parte final del partido, así, se desarrollaria con el equipo blanco defendiendo en su campo y tratando de salir a la contra, a veces con éxito, pero sin el brío ni el control del partido de fases anteriores.

El resultado final de 1-0, a pesar de ser corto, y de haberse conseguido en un partido plano y con pocas ocasiones reales de gol, ofrece algunas lecturas muy positivas. Al Real Madrid en el Bernabéu, en lo que va de temporada, solamente han podido hacerle un gol de penalti en cuatro partidos. Las rotaciones introducidas en este partido han permitido el descanso de Carvajal, Marcelo, Kroos y Bale, y el debut de Odriozola con el Madrid. El partido de Ceballos debería aparecer al lado del término “vaciarse” en el diccionario, porque ha sido espectacular el despliegue físico y de clase del jugador sevillano: en ocasiones, se echa de menos que tenga claro el sentido de la carrera que inicia, pero su sacrificio, especialmente en tareas defensivas, es innegable, y su esfuerzo para llegar a los balones divididos, una delicia de ver. Casemiro sigue asentado como el tipo que llega a cortar los intentos de contraataque del equipo rival, con la precisión de un cirujano, y Varane sigue siendo el ángel de la guarda de Sergio Ramos en la mayoría de las ocasiones, realizando coberturas formidables. 

El calendario que espera en los próximos diez días será muy exigente, empezando por la visita al Sánchez Pizjuán del próximo miércoles, para recibir el sábado de nuevo en el Bernabéu al Atlético de Madrid, y posteriormente viajar a Moscú para enfrentar al CSKA. Para esos tres partidos, haber ganado un día de descanso para esa locomotora que es Bale, para la catapulta de precisión de Toni Kroos, para dar continuidad al descomunal inicio de temporada de Carvajal, o para permitir que Marcelo haya podido renovar algunos de sus trucos de magia es una gran ventaja.

Porque es en partidos como el de anoche en los que se pueden perder Ligas, y también en los que echamos de menos que un brasileño loco entre bailando en diagonal hacia el área desplegando su talento. Es en estos partidos, en que abrir la cerradura es difícil, en los que más se valora el desequilibrio que ofrece Marcelo. Conviene no olvidarlo, incluso para sus críticos más acérrimos: Marcelo no sólo hace la vida más divertida (y el fútbol), sino que asalta defensas cerradas con la inconsciencia de un niño travieso. Esperemos que, en Sevilla, podamos disfrutar de sus travesuras, tanto como del bramido del Expreso de Gales atravesando directo hacia la portería sevillista, y que ambos traigan los tres puntos de allí.


Imagenes: realmadrid.com