Los mejores jugadores del mundo

Un articulo de: @rlopezg80

El tópico de los mejores jugadores del mundo. Es una frase repetida hasta la saciedad por Florentino Pérez y que bajo mi punto de vista, pudo ser verdad cuando Don Santiago Bernabéu reunió a finales de los años 50 a una pléya de de estrellas única, lo que le hizo formar un equipo por muchos considerado el mejor de la historia del fútbol. Pero en el Madrid no jugaron Pelé, Cruyff, Maradona, ni tampoco Yashin, Charlton, Banks, Beckenbauer, Baresi, Platini, Maldini o Van Basten. Aún así el Madrid consiguió ganar ocho Copas de Europa y llegado a tres finales más sin ninguno de ellos.

No se confundan: el Madrid no tuvo siempre a los mejores jugadores del mundo; lo que siempre tuvo, a diferencia de hoy día, fueron jugadores conscientes de que jugaban en el mejor club del mundo, comprometidos con una camiseta y un escudo, que tenían el madridismo en vena y sentían cada derrota como una afrenta. Muchos jugadores, como por ejemplo Camacho o Santillana, se retiraron sin levantar una Copa de Europa, unas veces de manera justa y otras injusta, pero ellos y otros muchos se retiraron con la satisfacción haberlo dado todo, de vender cara la derrota y habiéndose dejado la piel en cada partido, y ese es el gen del Madrid que hizo que el no ganar una Copa de Europa desde 1966 hasta 1998 no significase que se dejase de considerar al club como el mejor del mundo, ese es el respeto que imponía siempre el Madrid a sus rivales, esa casta de no dar un balón por perdido, ese luchar hasta el último minuto fue lo que siempre envidiaron y admiraron en silencio, mientras nos insultaban, los que ahora parece que han inventado el fútbol. Gento, Pirri, Grosso, Benito, Camacho, Juanito, Santillana o Velázquez jamás figurarán en ninguna lista de mejores jugadores del mundo o de la historia, pero siempre serán recordados en el Bernabéu y en toda España por mantener la camiseta del Madrid sin una mancha de vergüenza y escarnio. Y si alguna vez lo hicieron, al siguiente partido, a la vuelta de la eliminatoria o en la siguiente temporada, la limpiaron. Ahora a diferencia de antes, quizás sí podamos presumir de tener a los mejores. Pero les golea un año su archi rival madrileño y no tienen el cuajo necesario al año siguiente para vengar esa afrenta, meten un gol y se conforman, se echan atrás. Sale un tonto de baba como Piqué a echar mierda sobre el Madrid por lo de los pitos en la Selección y cuando viene al Bernabéu le permitimos a él  y a su equipo pasearse y humillarnos. No hay orgullo, no hay ganas de vengarse ante nadie, les da igual que mancillen la camiseta y se la suda defenderla de los que la insultan. Y esto es válido y extrapolable en sus ámbitos, también para la directiva.

Aquellos jugadores no eran los mejores jugadores del mundo, pero eran cercanos y tenían conexión con el público. Los de ahora, los “mejores del mundo”, llegan, se bajan del autobús o salen de entrenar de la Ciudad Deportiva, con gafas de sol, con los auriculares puestos, sin dedicar ni una mísera mirada a los niños. Niños que a lo mejor llevan esperando más de una hora con una camiseta, una foto o un humilde cuadernito u hojita de papel con el que llevarse un garabato a su casa, pasando frío, calor o soportando la lluvia. Simplemente un garabato. Pero no. Se van acelerando en sus superdeportivos, ya que deben tener todos una apretada agenda (publicitaria, claro), dejando a sus admiradores plantados. Una y otra vez porque una y otra vez están ahí para conseguir su autógrafo, hasta que alguna vez alguno no lleve prisa y se digne a pararse unos minutos. Llegan en el autobús con las cortinas corridas, se bajan del mismo con los auriculares puestos, y entran corriendo al hotel sin ni siquiera girar la cabeza o dedicar una puta sonrisa a toda esa gente que lleva horas esperando. Gente además en tierras hostiles para el madridista como las Vascongadas o Cataluña, donde durante todo el año tienen que aguantar estoicos los insultos y menosprecios, y cuando llegan sus ídolos, cuando por fin pueden estar cerca de ellos, lo que reciben es desprecio e ignorancia. ¿Cómo pueden luego tener la poca vergüenza de pedir el apoyo del público cuando les interesa?¿Qué motivos le dan para que lo hagan? Si el equipo da todo, al público del Bernabéu jamás le ha tenido que pedir apoyo el equipo. Lo que tienen que hacer es preguntarse por qué ellos tienen que pedir apoyo y al Madrid de Juanito jamás le hizo falta hacerlo y si lo hicieron nunca salieron defraudados del estadio.

Si éstos son los mejores jugadores del mundo, de los que no me puedo sentir orgulloso ni dentro ni fuera del terreno de juego, no los quiero. Así de claro, no los quiero. Quiero gente comprometida, a la que le escueza perder más allá de un micrófono, que sepa defender esta camiseta cuanto menos con dignidad, que salga al campo a comerse al rival, con un fútbol directo, vertical y de raza y no el plano, horizontal y soso que llevamos viendo, salvo honrosas excepciones, años y años. Quiero ver unos jugadores que cuando pierdan lo hagan con grandeza, que caigan de pie y que se dejen de abracitos y sonrisitas en el túnel de vestuarios y salgan concentrados y con un puñetero 3-0 entre ceja y ceja. Quiero capitanes conscientes de quiénes se han puesto ese brazalete antes que ellos y que sepan defender al club con carácter y de verdad, que enseñen a los nuevos qué es el Real Madrid, que metan madridismo en vena. Y me da igual si son éstos tipos u otros, de la cantera o extranjeros, blancos o negros, pero quiero gente  así. En resumen y me duele tener que decirlo; quiero volver a ver en el Madrid las ganas de machacar a sus enemigos, que no rivales, como las que tenía Piqué el otro día cuando buscaba su gol para meternos el quinto y ser él el que lo marcara.

Se que ahora mismo, viendo lo que hay, parece utópico, pero no me resigno. Porque si algo me ha enseñado el Real Madrid, es a no desfallecer y a no dar nada por perdido, por muy difícil que sea la empresa.