OPINIÓN | Papá, ¿Por qué somos del Barça?

Un articulo de: @ErZuru2000

Finalmente, y para su disgusto, su empresa no tuvo más remedio que cambiar su sede de negocios efectiva desde Manresa hasta el polígono industrial de Alcobendas. A él no le quedó otra que trasladarse con toda su familia.  Matriculó a sus hijos en uno de los mejores colegios del norte de Madrid. Y no veía el momento de poder volver a su adorada nación.

No hace demasiado tiempo. Acababa de ver, junto a su hijo mayor, el partido del Barcelona contra el Atleti. Después de aquella victoria, la liga estaba ganada. Él estaba contento, otro título más, pero no obstante percibió en su hijo un mohín de duda. Le preguntó que qué le pasaba. Su hijo contestó con otra pregunta.

– En el colegio no hacen más que preguntarme que por qué soy del Barça. Papá, ¿Por qué somos del Barça?

La pregunta le pilló descolocado por inesperada. Le sonaba al anuncio aquel del Atleti. Primero la asimiló, después la digirió y, finalmente, se lanzó en el tono más didáctico posible.

Hijo, ¿Qué tipo de pregunta es esa? Somos del Barça porque es el mejor club del mundo, porque tiene los mejores jugadores del mundo, porque representa a nuestra nación, Catalunya, porque es símbolo de libertad y de lucha contra el fascismo, el centralismo y la injusticia.

– Papá, ¿Qué es el fascismo?

Ya te lo he explicado muchas veces, hijo. Es una ideología que agrupa a muchas malas personas, todas ellas seguidoras de Franco, que nos odian mucho. Contra eso lucha nuestro Barça y nosotros mismos. Franco era un dictador de la peor especie. Oprimió a Catalunya y a nuestro Barça, favoreciendo al Real Madrid que gracias a eso, empezó a ganar injustamente ligas y copas de Europa. Como dijo Paco Vázquez Montalbán, el Barça es el ejército desarmado de Catalunya.

Creyó zanjar el tema, sin embargo, el mohín no desaparecía de la cara de su hijo.

– Papá, pero en el cole me han dicho que el Barça también ganó muchas copas del Generalísimo y varias ligas de aquella época. ¿Es verdad?

“¡Hostia con el nen! Me cago en tó lo que se menea”, se dijo a sí mismo en un perfecto catalán.

Sí, es verdad, pero eso no fue gracias a Franco, fue a pesar de Franco. Si no hubiera sido por él, hoy el Barça tendría muchas más ligas que el Reial Madrit. Y Copas de Europa.

– Ah, claro…entonces, ¿Franco también mandaba en Europa y por eso ganó el Madrit todas esas copas?

No, aquello se debió a que nos robaron a Di Stefano porque Franco se lo permitió. Ya sabes que Espanya nos roba en todo… y en fúpbol, también.

– (Atónito) ¿Lo secuestraron?, ¿Se llevaron a Di Stefano sin él quererlo?

No, no lo secuestraron, pero negociaron con otro club que no era su dueño, pero en el que estaba jugando Di Stefano, así como de préstamo.

– Pero… ¿Eso se puede hacer?

Claro que no, hijo, pero ellos lo hicieron porque eran amigos de Franco. Al final la Fifa entendió que el asunto no estaba claro y decidió que jugaría un año en cada club. Nosotros nos negamos en redondo, claro. La dignidad no se compra.

– Ah, claro, porque Franco también mandaba en la Fifa.

No claro que no, pero seguro que el Gobierno franquista presionó a la Fifa.

– Pero si los fascistas son tan malos, ¿Por qué la Fifa les iba a hacer caso?

Tú eres muy pequeño y no lo entiendes, pero ya lo entenderás cuando seas mayor.

Ahora sí creyó zanjar el asunto. Mejor así. Empezaba a dolerle la cabeza. Pero el chaval, no se arredró.

– En el cole me han dicho que nosotros le dimos a Franco, dos insignias de oro y brillantes Entonces, ¿Por qué le dimos a Franco aquellas insignias de oro y brillantes, si tanto nos odiaba?

(Ya con cierto puntillo de irritación) Hostitú, porque era una dictadura y había que estar a buenas con el dictador porque, de lo contrario, podía hacer desaparecer al Barça de la liga espanyola.

– Pero, ¿No éramos un club de mucha dignidad?

(Visiblemente irritado) Por supuesto, pero a veces hay que hacer cosas que no nos gustan para conseguir los fines perseguidos.

– Pues en el cole me enseñaron una foto muy antigua de Franco con Agustí Montal. Parecían muy amigos y Franco era muy viejo, ¿De verdad daba tanto miedo?

Sin duda. Él daba las órdenes.

– Y si tanto nos odiaba y tanto mandaba, ¿Por qué no nos echó?

Porque somos un pueblo valeroso y resistimos con coraje, orgullo y dignidad. Resistimos.

La irritación había ascendido varios grados en la escala Richter. Dicho de modo más prosaico, empezaba a estar hasta los cojones.

– Mi amigo Juan me ha dicho que Franco nos dio dinero gratis y también me contó unas historias de unos terrenos para construir nuestro estadio. Me dijo que su padre se lo contó y que le enseñó un periódico de la época, que está colgado en internet, con la noticia. Y me dijo que era un periódico catalán. ¿Es mentira, papá?, ¿Por qué nos iba a dar dinero si tanto nos odiaba?, ¿Es un montaje?

Ya te lo explicaré en el futuro, cuando hayas aprendido más cosas de la vida. Ahora no lo entenderías. Pero si en el futuro alguno de tus amigos te dice algo similar, tú le llamas franquista y asunto arreglado.

– En mi clase casi todo mis compañeros son del Madrid, ¿También son franquistas, papá?

Ellos no lo saben pero lo son. Les han adoctrinado desde muy pequeñitos en el odio y la envidia.

El chaval tenía cada vez menos claro el asunto, porque él, en su cole, solo veía niños como él, que jugaban a lo mismo que él y que le trataban como uno más. Si sus compañeros eran franquistas, él debía sentirse oprimido y odiado, según le había contado su padre, y no, no era así. Le gustaba su nuevo cole, le gustaban sus compañeros y se lo pasaba muy bien. Tenía muchas dudas, pero el rojo semáforo de la cara de su padre, le retenía su curiosidad. Finalmente, hizo lo que hizo los críos, ser impertinente.

– Pues en clase a los profesores yo solo les oigo hablar de matemáticas, lengua, sociales y cosas así. Cuando salimos al patio, jugamos al fútbol o al baloncesto.  

Es en sus casas, hijo. Son sus padres fascistas, los que les educan y manipulan. Como el padre de tu amigo Juan. Son ellos los que les meten el odio en sus cabezas y los que nos roban.

Tal vez no todos fueran así, pero seguro que sí la mayoría. En cualquier caso, le daba igual. El Barça y Catalunya estaban por encima de todo.

Muy a su pesar, aquel interrogatorio no había terminado.

– Entonces, ¿Desde que murió Franco, ya no hay trampas ni injusticias?

Esa pregunta ya le gustaba más. La irritación se le diluyó entre el aluvión de ideas e imágenes que se le venían a la cabeza.

Ni de broma, hijo, nos siguen robando ligas, copas y Champions. Ahora no hay un dictador, pero está el PP, o antes el PSOE, que son partidos centralistas que también nos odian y nos roban.

– (Indeciso)… estoooo… ¿Y por qué el Madrit ha ganado tan pocas ligas en los últimos años?, ¿Nos las roban otros equipos, papá?, ¿Por qué nosotros ganamos tantas copas de su Rey si tanto nos odian?, ¿Por qué nos dejan ganar tantas copas si cada vez que llegamos a la final silbamos su himno y le hacemos calvos a su Rey? Yo lo he visto, papá.

Porque nosotros tenemos a Messi, a este no nos lo han podido robar, y por eso ganamos. Y, aunque lo intentan, contra Messi no pueden, hijo.

– Perooo… entonces, ¿Por qué el Madrid gana más Champions que nosotros?, ¿También manda el PP en la Uefa como hacía Franco en la Fifa?, ¿Por qué nosotros no ganamos más Champions si tenemos a Messi?

El culpable es Florentino Pérez que a través de enrevesados cohechos y sobornos, amaña los sorteos con las bolas calientes.

– (No muy convencido con la explicación de su padre) Pero papá, si el año pasado les tocó el Bayern, el Atleti y la Juve, que nos eliminó a nosotros.

Eso lo hacen en la Uefa para disimular.

– (Menos convencido aún) Pero este año les ha tocado el PSG que casi nos elimina el año pasado, encima con Neymar y Mbappé.

Ya, pero mira el arbitraje que les hicieron en el Bernabéu. Les pitan un penalti a favor que no era y después no le pitan uno de Ramos que sí era.

– (Ingenuo) ¡Ah, es verdad! el de Ramos fue igual que el de Umtiti contra el Alavés y que tú dijiste que no era…¡ah! y el de Kroos…(pensativo) ¿No se te parece mucho a algunos que le han hecho a Luis Suárez y que tú siempre has dicho que sí eran?

¡¡Nooo!!, no se me parecen en nada. Lo que ocurre es que la Central Lechera la ha tomado con Luis porque le temen. Siempre sacan sus imágenes cuando se cae en el área, diciendo que simula penaltis o cuando se enzarza con algún rival, diciendo que agrede.

– ¿Qué es la Central Lechera, papá?

Vuelve la calma, papá culé se tranquiliza, se serena y retoma el tema con el viejo argumentario.

Es toda la prensa de Madrit, que es madridista. El As, el Marca, la Radio del Marca, Manolo Lama, Brotons, Carreño, Castaño, De la Morena, Santi Segurola, Alfredo Relaño, Robinson y todos esos, hijo.

– (Perplejo) Al Robinson ese, ¿No fue al que le dimos un premio y le entrevistamos en nuestro canal? El Brotons, ¿No fue aquel que dijo que Modric no le llegaba a Song a la suela de los zapatos? ¿No fue Segurola el que escribió aquel artículo que tú me leíste, cuando yo era más pequeño, y que tanto te gustó porque se metía con todos los madrileños? ¿No es Manolo Lama ese que insulta a Bale y que tanta gracia te hace?… ¿No es el Marca el periódico que publicó aquello de… (interrumpido abruptamente)…

¡¡Que te calles, collons!!

El chaval interrumpió la cascada de preguntas que se adivinaba le iba a soltar a su padre. Estaba asustado. Muy pocas veces había visto a su padre tan cabreado, menos aún contra él. Pocas veces le había visto perder los papeles así. Y esas pocas veces siempre habían ocurrido en el Nou Camp. El padre, arrepentido, vio la cara de susto del chaval y el arrepentimiento se convirtió en remordimiento.

Perdona hijo, me puedes seguir preguntando todo lo que quieras.

– (Conciliador y otra vez alegre) ¡Ah, claro, papá!, por eso en el partido de hoy contra el Atleti, ha habido un rato que nuestra afición ha protestado contra el árbitro.

¡Eso es, hijo! Fíjate que vamos los primeros y vamos a ganar la liga, pues aún así, nos han querido robar hoy y la gente ha protestado. Estamos hartos hijos, hartos. A pesar del árbitro de hoy, hemos ganado porque tenemos a Messi.

– (Confiado) ¿Quién es Tebas, papá?

Un señor que ocupa un cargo muy importante en esto de fútbol y que manda mucho.

– Claro, ¿Por eso los socis hoy pedían que dimitiera?

(Orgulloso) Claro, hijo, claro.

– ¿Es Tebas el jefe de los árbitros como lo era Franco?, ¿Lo han nombrado los del PP o los del PSOE?, ¿También es un fascista?

No, hijo, no es el jefe de los árbitros. El jefe es otro señor que se llama Victoriano.

– (Perplejo, confundido) Entonces, ¿Por qué no pedían los socis la dimisión de Victoriano?

(Creyéndose ingenioso) Porque Tebas es el que pone los horarios de los partidos. Siempre nos pone el peor horario, para que perdamos.

– (Incrédulo) ¿Franco también nos ponía la peor hora para jugar?

Por supuesto, hijo. Eso y lo de los árbitros. (Contento con la ocurrencia que acababa de tener). Fíjate que había un árbitro que se llamaba Guruceta, que Franco lo utilizaba para que no ganásemos nunca.

– (Intrigado) ¿Tanto nos robó?

Ni te lo imaginas, hijo. Fue en una semifinal de copa y nos pitó un penalti diez metros fuera del área. Fue tan grande el robo y el clamor popular que ya nunca más volvió a pitarnos. Ni siquiera Franco se atrevió.

– (Más intrigado) ¿Qué más nos robó, papá?, ¿Cuántos partidos nos pitó?

(Dubitativo; decírselo o no decírselo) Bueno, en realidad solo nos pitó dos. Ese de copa y otro de liga contra el Depor. Pero seguro que si nos hubiese pitado más, más nos habría robado.

– Seguro que en ése, contra el Depor, nos robó una liga, ¿Verdad, papá?

(Más dudas. Le gustaría engañar a su hijo, pero seguro que algún sabihondo del cole le contaría la verdad) En realidad, no. Empatamos a cero y nuestros cronistas no contaron gran cosa.

– (Decepcionado, incrédulo, perplejo, confuso y esperanzado encontrarse algo a lo que agarrarse) Entonces, papá, ¿Quién ha puesto a Tebas en ese cargo tan importante para robarnos?

Lo han elegido los clubes por votación. Recuerda que el resto de españoles también nos odia.

– (Afirmativo) ¡Ah!, entonces nosotros no le habremos votado.

(Tentado de mentir) Sí, hijo, sí. Nosotros le hemos votado.

– (Al borde del trauma infantil y temiéndose lo peor) Y el Real Madrid…(tragando saliva) …¿También le votó?

(Derrotado) No, hijo, no. El Real Madrid votó en contra de su elección.

– Papá… (silencio)…

Dime, hijo.

– (Propositivo) Por qué no nos hacemos del Madrid.

(Hundido) Lo que tú digas, hijo.

 

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