CRÓNICA | EL OJO AL BLANCO | Parte de guerra: Iberostar Tenerife 74 – 84 Real Madrid

Una crónica de: @Javirodespiplanetacb

Una guerra vivió el Real Madrid en Tenerife ante un equipo canario que vendió cara su derrota, solo consumada en los segundos finales con el 74-84 y que nos dejó un nuevo lesionado con Gustavo Ayón.

Un ambiente extraordinario con Maciulis fuera

Al final fue el lituano quién se quedó fuera para jugar en el Santiago Martín de Tenerife que, siempre que visita el Real Madrid, ofrece su mejor ambiente, seguramente la entrada de Randolph, necesitado de minutos para recuperar su forma, fue una de las claves de tal decisión.

Un comienzo de pesadilla…

…o de ensueño, según el equipo al que animen, desde luego, si fueron a los blancos, el 12-0 que recibieron sirvió para demostrar que todavía andaban pensando en la derrota frente Khimki, ante una exhaustiva defensa tinerfeña que dejaba sin casi tirar a los jugadores de Laso y que, en las pocas ocasiones que tuvieron para hacerlo librados, no hubo posibilidad de enceste.

Un cambio obligado y básico

Cuando Ayón cometió la segunda falta y dio entrada a Felipe Reyes, todo cambió en el Real Madrid, no solo porque metiera la primera canasta que parece que fue una liberación para ellos, sino también por su excelente trabajo bajo el aro, sobre todo en ataque, y porque Randolph se encontró mucho mejor con su nuevo compañero asumiendo responsabilidades en ataque que dejaban un marcador de 23-18 al final del primer cuarto, mucho mejor de los que se preveía tras el inicio.

¿Una zona o una individual?

No es habitual ver defensas zonales salvo en situaciones muy concretas al Real Madrid de Laso, no obstante, encontró la forma de que Tenerife no estuviera a gusto en pista con una zona de presión 3-2, reconvertible a 2-3 según movimiento de balón y que, aunque tampoco fue la panacea, sí que le sirvió al Madrid, de la mano de un excelente Luka Doncic y Jaycee Carroll desde el exterior y con Felipe Reyes de máximo anotador y mejor del encuentro (10 puntos con 16 de valoración) para dejar unas tablas en el marcador (42-42). Todo ello a pesar de tener que sufrir alguna canasta como ésta de Ponitka que es para levantarse del asiento y aplaudir sin parar.

El cambio de juego

El partido bajó algo más su ritmo anotador y las jugadas venían la mayoría de situaciones de bloqueo directo donde el balón quedaba más en manos del “pequeño” para tiros de 3-4 metros y en que el Madrid, gracias a Causeur y Campazzo conseguía una ventaja que se quedó en 56-60 a falta de diez minutos, vean el ejemplo con el argentino.

El susto de los buenos

Todo el partido quedó truncado por la verdadera noticia de este tercer cuarto: la lesión de Gustavo Ayón tras una falta recibida de Abromaitis que, según parece, solo quedará en un golpe, porque volvimos a ver la lesión de Randolph repetida con esa salida de hombro, sin embargo parece ser que esta vez no es tan grave a la espera de parte oficial, éste fue el momento.

Encaje de bolillos

Eso fue lo que tuvo que hacer Laso para intentar tener dos jugadores que hicieran de interior en el partido, o al menos, que ocuparan esa posición maldita este año que está llevando jugar de pívot, por allí pasaron Reyes, Radoncic, Taylor, Randolph y hasta Doncic en algunos momentos, quedando incluso emparejado con Fran Vázquez, pero todos ellos se tuvieron que rendir a dos hombres, uno fue Fabien Causeur que era imparable entrando o tirando desde 6.75, mientras que otro fue el triple de Jeffery Taylor que fue el decisivo para ganar un partido con un resultado, quizás demasiado amplio, por diez puntos (74-84).

El MVP veterano

No podemos acabar este OjO sin valorar al MVP del partido, Felipe Reyes dio una lección en los 26 minutos que estuvo en pista para un 26 de valoración, alguien que sabía que tenía que cubrir todas las ausencias que había en pista y que se desdobló haciendo un partido (uno más) inconmensurable.

Así terminamos hoy, nuestra próxima cita nos lleva al jueves para la pelea frente al Maccabi de Tel Aviv, ya en Euroliga, mientras tanto, ya saben, sigan sonriendo (y no se me lesionen).

ACB Photo/Á. Pérez