Empujados hacia el benitismo

Un articulo de: @ErZuru2000

Hace pocos días los amigos de El Diario de Mou me publicaron unas letrillas en las que éste, su humilde servidor, reflexionaba por escrito, y no para bien, sobre ciertos tics de Rafa Benítez sospechosamente parecidos a los de Carlo Ancelotti. Visto lo visto, oído lo oído y leído lo leído, toca cambio de tercio.

En primer lugar, he de reconocerles a todos ustedes una debilidad, y es que tengo tendencia natural a solidarizarme con todos aquellos que son atizados inmisericordemente por una abrumadora mayoría. Naturalmente esta idea general tiene sus excepciones que no hace falta detallar.

A lo que iba. Una vez confesada mi debilidad y advertida la existencia de posibles excepciones, me veo en la necesidad de aclarar que esa debilidad trasladada a la intersección del mundo del fútbol con el mundo del periodismo dizque deportivo, no admite excepciones. En román paladino: cuando el mundo del dizque periodismo dizque deportivo la toma con un personaje, automáticamente dicho personaje tiene todas mis simpatías. Es el caso de Rafael Benítez. Pero también es el caso de Álvaro Arbeloa, José Mourinho y, en menor medida, de Florentino Pérez. Eso por citar solo unos ejemplos muy relacionados con el Real Madrid en la actualidad o en el pasado.

Y así, casi sin comerlo ni beberlo, he ido acumulando títulos de tendencias ideológicas en lo futbolístico (y anexos) a la misma velocidad que el Barcelona (directivos y/o jugadores) han ido coleccionando imputaciones y querellas. Me reconozco arbeolista, mourinhista y florentinista. Y a día de hoy me reconozco benitista. Y eso que el personaje que da nombre a la corriente ideológica, hasta hace bien poco, era un personaje que me resultaba desagradable y antipático. También he de reconocerles que cuando me enteré de que era el elegido para el banquillo me llevé un pequeño disgusto.

Pero en estas llegó aquí con el dedo acusador señalándole como el enésimo fichaje del gran objetivo del periogolfismo: el presidente del Real Madrid. Y entonces me encontré en la disyuntiva: por un lado tenía a un personaje público que no me resulta especialmente agradable ni simpático; en el lado opuesto tenía una relación de nombres e individuos cuya sola lectura me provoca urticaria, sarpullidos, acidez de estómago y que se me suba la bilirrubina…el Relaño, director de la Ouija SA, el Kalimotxo, director adjunto de la Hernia, Manolito el de los Mendigos, JJ Tontons, Violento Panocha, Antón “De las Cuevas es mejor que Modric” Meana, Frijolito, Campillo, Carlos Torete, los siameses de la Cuatro, Gangoso Pulido,  Pérez de Broncas, David “No uso Champú” Sánchez, Pacocari “nunca hablo de Mourinho”, Tomás Ouija Roncero, Pericopablo San Martín, Pipi “Me saco la chorra” Estrada y más…muchos más…tantos que es imposible recordarlos a todos.

Así pues, un breve análisis de 5 milésimas de segundo me hizo decantarme por uno de los bandos. Y así he llegado a las filas del benitismo. Y en ellas estaré, a pesar de los pesares, hasta que me demuestre con hechos que no es un entrenador dedicado en cuerpo y alma a trabajar por el exclusivo bien del club que le paga. He de aclararles que también fui ancelotista una temporada larga. Se me empezaron a quitar el gusto y las ganas cuando empecé a observar ciertos guiños de parte de algunos de los enumerados en el párrafo anterior. Cambié de bando casi en el mismo instante en el que el señor de la ceja enhiesta empezó  acumular la solidaridad de casi todo el periogolfismo en pleno. Curiosamente, dicho hecho, se produjo justo en el momento en el que el periogolfismo tuvo constancia de que su soplón preferido iba a ser titular indiscutible hiciera lo que hiciera o no hiciera lo que no hiciera.

Entonces pudimos comprender que a Carletto la profesionalidad le importaba una higa. Los méritos le importaban una mierda. Y los entrenamientos, un mojón. Prefirió ser un gestor de vestuarios antes que un entrenador, cosa que es posible que nunca haya sido. Y se dedicó a compadrear con los jefecillos del vestuario. Se ganó el apoyo del manolismo, del segurolismo, del relañismo y de todo el retrasadismo. Le dio igual que el soplón gangrenará las posibilidades deportivas de éxito con la convicción de que el apoyo mediático y la presión que ejercería sobre el presidente, le salvarían el pescuezo. Y midió mal, claro. El resto ya lo saben ustedes.

Se preguntarán todos ustedes por qué traigo aquí el nombre de Carletto. Es muy sencillo y se lo explicaré. A Rafael Benítez han empezado a lloverle pedradas desde todos los lados. Una de las pedradas más recurridas es la de su comparación con Carletto. Y no me digan ustedes que la cosa no es de una indigencia intelectual que echa para atrás.

Dicen que Carletto hacía jugar muy bien al fútbol al Madrid y que jugaba al ataque. Pero hete aquí que la cruda realidad dice otras cosas. Lo anterior fue cierto durante dos meses o dos meses y medio. Y les recuerdo que Carletto estuvo entre nosotros dos años enteritos. Dos temporadas a razón de diez meses cada una de ellas. Extrapolar lo que ocurrió en dos meses de competición a dos años enteros o es de indigencia intelectual o es de ser un miserable.

Es cierto que ganó, en su primera temporada, la Champions y la Copa de Nuestro Rey. Y yo siempre tendré por igual de cierto que aquel año, las bailarinas se pasaron todo el tiempo compitiendo contra un fantasma que el año anterior les había  amargado su opulenta existencia: D. José Mourinho. De ese primer año, serán recordados cinco o seis partidos (y nada más) de un gran nivel. El resto morralla. De cómo se ganaron las finales jugadas hay poco o nada que decir. Chispazos del Canelita y de Gareth Bale. Desde luego por genialidad táctica, diría que no.

Lo de la pasada temporada fue un chiste. Diez millones de partidos seguidos ganando, para acabar la temporada con los pantalones a la altura de los tobillos. Dicen que las lesiones de Modric y James fueron fundamentales. No diré que no. Del mismo modo que digo que ni Modric ni James hubieran aguantado ese ritmo de partidos hasta finales de mayo de no haberse lesionados. Y les quiero recordar la práctica habitual de Carletto en ese período de tiempo en el que el Madrid jugó tan bien al fútbol: partidos resueltos por varios goles de diferencias y primer cambio en el minuto 30 de la segunda  parte.

Me parece de indigentes intelectuales comparar a Carletto con Benítez por dos motivos fundamentales. El primero de ellos, de simple lógica. Si queremos comparar, para que la comparación sea coherente, habrá que comparar cosas homogéneas. ¿Cómo cojones se pueden comparar dos temporadas enteras con siete partidos? Y el segundo motivo es que la comparación que el periogolfismo hace tiene más trampas que una película de romanos. ¿Por qué no comparan la segunda mitad de la temporada pasada y sólo toman los dos meses y medio hasta el parón de navidad?

Y después están los jodidos números. Benítez ya ha sufrido una plaga de lesiones similar a la que el año anterior tuvo Carletto. Así que cualquier argumento que se quiera arrimar por ahí está fuera de lugar.

Benítez lleva exactamente los mismos puntos que Carletto el año pasado en la jornada séptima de liga, 15 puntos para ser exactos. Los equipos más fuertes con los que Carletto se enfrentó el año pasado a estas alturas fueron el Atleti y el Athletic (miren la clasificación final y lo podrán comprobar). Igual que este año. Con ambos jugó en el Bernabéu. Ganó al Athletic y perdió con el Choloquinqui. Este año ha jugado con esos mismos y en sus respetivos estadios. Ha sacado cuatro puntos. Es más, de hecho ya les ha sacado a esos mismos dos equipos más puntos (4) que el año pasado (3) en los cuatro enfrentamientos de toda la temporada (perdió los dos partidos contra el Atleti y el de San Mamés).

Benítez lleva 10 goles a favor menos que el pasado año. Y también lleva 7 goles menos en contra. Así que si calculamos el saldo la cosa está bastante equilibrada, con una notable diferencia. Con muy pocos goles en contra, las posibilidades de rascar puntos en todos los partidos disputados son altísimas, como de hecho así ha ocurrido. Con muchos goles a favor y muchos goles en contra, nadie te garantiza que vayas a rascar en todos los partidos. De hecho, el año pasado a estas alturas, el Madrid, con todas sus figuras sanas, ya había perdido dos partidos. Y la Real Sociedad le había cascado cuatro goles como cuatro soles. Meterle 8 goles al Depor significa ganar los mismos tres puntos que por marcarle un solo gol al Granada.

El hecho de que Benítez sea nuevo y, por lo tanto, con sus propias ideas tampoco parece importar a la hora de enjuiciar su labor. Ni 100 días ni 50 ni leches. Ni hablar ya de una temporada entera.  En la séptima jornada de liga el sanedrín de analfabetos funcionales de las ondas y de los periódicos ha dictaminado que Benítez es amarrategui a pesar de ser el equipo máximo goleador de la primera división. Con dos cojones y la bailaora.

Y al fondo del asunto, está lo que todos ustedes y yo sabemos, Florentino Pérez. Benítez es un eslabón más en la cadena. Si Benítez empata, hay que dar leña a Benítez y subsidiariamente a quien lo contrató. Supongo que si por un casual de la vida, Benítez gana algo importante, subsidiariamente también habría que reconocerle el triunfo a quien lo contrató. Pero eso sabemos que no va a suceder para el manolismo. El manolismo es así. Los títulos del portero del Oporto cuando estaba en el Madrid, son muchos. Curiosamente, dicho período coincide básicamente con el mandato de Florentino en el Madrid. Y entonces los títulos son pocos, malos y escasos.

No diré que Florentino no haya acumulado motivos para ser criticado. Yo tengo unos cuantos. Pero así, conmigo que no cuenten. Así, no. Tergiversando, manipulando y falseando la realidad, no. Cuanto peor le vaya al Madrid, peor para Florentino. Así pues, un empate en casa del Choloquinqui, el preferido de todos ellos, ya no es un resultado aceptable, es una derrota. Y eso, se quiera  pintar como se quiera pintar, es tergiversar la realidad. Ciertamente, recién acabado el partido, a todos nos molestó la forma de perder dos puntos. Pero hay que echarle un poco de perspectiva a la cosa y no dejarse manipular. El año pasado el Madrid del excelso Carletto jugó contra el Atleti ocho veces. ¿Saben ustedes cuántas veces fue capaz de ganarle?…una sola vez. Muy importante, ciertamente. Pero fue una sola vez y allá por el minuto casi 90 y gracias al gol de un tipo al que Carletto ninguneó toda la temporada. Y jugó con el Atleti ocho veces recibiendo goleadas, derrotas, con y sin lesionados, y revolcones tácticos cada tres por cuatro.

No me tengo por un florentinista irreductible, ni mucho menos. Veo lo que hay alrededor con posibles de llegar a ser presidentes y se me abren las carnes. Si viera alguien mejor que él, ni vendido ni manipulado por la Prisa o por el periogolfismo en pleno, es posible que también pidiera su dimisión. Nunca mintiendo. Pero las alternativas que vemos ponen los pelos como escarpias. Con mentiras y con un más que posible candidato a sueldo de la Prisa, ni de broma. Sería como cambiar al Pipita Higuaín por Dani Güiza. Todavía hay clases, señores/as.

Un poco de paciencia, amigos/as. Nada más. Y no perder nunca de vista a quién se le está haciendo el juego.