Confesiones de un antimadridista

Un articulo de: @Mrsambo92

Sostenemos los madridistas, con razón, que ser del Real Madrid, con todas sus exigencias y los ataques del resto en cuanto se baja un poco el nivel, es realmente difícil… Sí, es difícil y duro ser madridista, quizá más que de cualquier otro equipo porque sus expectativas son siempre menores, pero las satisfacciones no tienen parangón.

Pero dicho esto, hay un sector, el segundo más numeroso en España, que es el más sufrido del mundo futbolístico sin lugar a dudas, un sufrimiento que además no guardan en silencio, como harían con unas dignas hemorroides, aunque les ataca a la misma zona… entre otras… Es el antimadridismo.

De todos es sabido que desde el rencor y la envidia se sufre más, y cuando estos van dirigidos al mejor club de la historia, el sufrimiento se convierte en algo casi insoportable. Sufren, sufren muchísimo, y no es para menos, el Madrid lleva ganando desde que el fútbol es fútbol. Como prueba y testimonio de esto, os traigo una serie de escenas verídicas y contrastadísimas, acaecidas en hogares antimadridistas, así como exclusivos y fehacientes documentos del sentir íntimo antimadridisita.

Porque el antimadridismo es aún más exigente con la gloria madridista que el propio madridismo, y no perdona la más mínima zozobra…


Domicilio antimadridista medio elegido al azar el 24 de mayo de 2014. 22:30 de la noche. Un padre ve la final de Champions con su hijo, al que pretende inculcar sus valores futbolísticos.

-Hijo, lo que está ocurriendo hoy es historia. Años de sufrimiento saldados de la mejor forma posible, ganando la Champions a los (exabrupto genealógico y libertino) del Real Madrid. Poder cerrarles la boca para siempre, porque no hay nada como verles perder y más de esta forma, ¡contra nuestro equipo!

Su hijo asiente con obediencia y seriedad, mientras su padre le relata estos hechos henchido de orgullo y con los ojos emocionados.

Gol de Sergio Ramos.

-Papá… Papá, ¿Estás bien? Te tiembla el labio… ¡Papá!

Estos (exabrupto libertino) son como la mala hierba. Están en todas partes y no hay forma de deshacerse de ellos. Con ellos no vale eso de ponerles ajo o una cruz en la cara, cortarles la cabeza o hincarles una estaca en el corazón. Usan el ajo para mejorar su circulación y la cruz para su corona; si les cortas la cabeza le salen dos más, como a la Hidra, y si les clavas una estaca se la sacan y hacen un estante más para sus (exabrupto sexual) copas…


Un dormitorio cualquiera de un antimadridista al uso a las 3:30 de la mañana del 29 de mayo de 2016.

-¿No puedes dormir, cariño?

-Once. Es que van once, churri. Once. Así no hay quien duerma…

-Podemos hacer otra cosa… (léase con voz insinuante)

-Calla, ya han levantado demasiadas cosas los (exabrupto antimadridista) estos, como para que levante yo nada…

Los (exabrupto florido) de los madridistas me van a costar mi vida en pareja. Cada vez que ganan me baja la libido, no tengo ganas de nada. Ni de dormir, ni de comer, ni de… Siempre están ahí (exabrupto sexual doloroso). A mí me da igual quien les gane, pero no hay forma, siempre vuelven. Les entierras y se levantan, como los (exabrupto sexual intenso y calamitoso) zombies…


Vida cotidiana de un domicilio antimadridista en el que se inculcan valors.

-¡Papá, papá! ¡Yo quiero ser del Madrid!

-Y una (exabrupto escatológico), niño. Tú serás del Barcelona como toda la familia desde hace generaciones. Me (exabrupto escatológico) en la (exabrupto sexista). ¡Y ni se te ocurra volver a repetir algo parecido!

-Pero papá, son los mejores y los que más Champions y Ligas tienen…

-¡Qué te calles, niño! ¡Valiente (exabrupto florido)! No ganan nada, son una mentira, unos mafiosos. Las seis primeras copas de Europa son de Franco, la Séptima en fuera de juego, la Octava un chiste, la Novena vergonzante, la Décima de chorra y la Undécima por el árbitro. ¿De ese equipo quieres ser?

-Ves, papá, son muchas copas…

-¡Ni un euro vas a ver! ¡Te lo juro, no verás ni un euro de la herencia!

Este equipo de prepotentes, imperialistas, ladrones, carentes de humildat y valors que entre robo y robo desde que se fundó creen que pueden llevarse el verdadero sentimiento. Un hijo mío no puede ser de esta panda de (exabrupto antimadridista), antes le corto los (exabrupto anatómico).


Domicilio antimadridista cualquier día entre semana de competición europea.

-¡Mira cariño, el Madrid ha perdido en Alemania, en cuartos! ¡Menuda temporada de gloria!

-Genial, mi vida. ¿Y nuestro Atlético contra quién juega esta semana?

-Emm. Pues no lo sé…

La verdad es que me aburro más que con una carrera de ostras viendo jugar a mi equipo. La gracia de cada jornada está en ver si pierden los (exabrupto ambiguo e intenso) madridistas. Esto es así, por eso es lo primero que miro en el móvil… y antes en el teletexto.

En el fondo admiro a esos (exabrupto animal y genealógico) y si no existieran habría que inventarlos, porque si no esto sería un aburrimiento. Al fin y al cabo estoy más pendiente de ellos que de mi propio equipo y son de los que más hablo, para ponerlos a parir, por supuesto. Ya sé que todos queremos ser como ellos, pero me da asco tanta perfección.

En definitiva, hay dos tipos de personas en este mundo, los madridistas y nosotros, los antimadridistas, y nos unimos en el mismo punto.

Quizá sea eso, que desde el amor o desde el odio, en el fondo, todos somos madridistas.